Un día eres tetracampeón del mundo de Fórmula 1, con el universo a tus pies y el récord de tu ídolo Michael Schumacher en disposición de ser derribado, y al otro has caído en el ostracismo, en la desgracia y hasta sufres un cambio en tu imagen, ajeno a tu voluntad, que amenaza con aniquilar el último gran de autoestima que te queda. Todo en el peor momento.
Algo así es lo que le ha sucedido a Sebastian Vettel, que ve cada vez más lejanos sus años de gloria en Red Bull. Este 2020 ha sido una absoluta pesadilla para él, una tortura interminable sin resultados y con muchas críticas que le han herido en lo deportivo y también en lo personal. Quizás, fruto de ese desgaste y de ese sufrimiento, estos problemas que ahora ven la luz se ven reflejados enormemente.
La imagen de Vettel
La nueva imagen de Sebastian Vettel sin duda ha sido una de las más sorprendentes de los últimos tiempos en la Fórmula 1. En tiempos en los que solo se habla de la renovación de Lewis Hamilton o de la primera toma de contacto de Carlos Sainz con Ferrari, la nueva imagen de Vettel ha sido como un semáforo en rojo que todos se han encontrado y ante el que han frenado de golpe.
El piloto alemán ha sido duramente criticado este pasado año, pero ha sido en su primera aparición del año 2021, en la fábrica de Silverstone de su nuevo equipo, Aston Martin, antiguo Racing Point, donde se ha podido comprobar los efectos reales de ese peaje pagado por tantos malos resultados y tanto tiempo de sufrimiento en un equipo con el que ya no había sintonía y en el que se había convertido en el blanco de todas las críticas.
La primera aparición de Vettel ha dejado ya una de las imágenes de la temporada y es que el piloto alemán acudió a la factoría de Silverstone para hacerse las primeras pruebas de su nuevo asiento y dejar diseñado el habitáculo en el que afrontará la temporada 2021. Sin embargo, sus primeras imágenes han dejado patente un importante problema capilar, una alopecia exagerada teniendo en cuenta que hace tan solo un mes y medio, la temporada de Fórmula 1 estaba terminando con un Vettel que presentaba un aspecto normal.
Este cambio tan drástico, que podría estar acentuado por un corte de pelo para someterse a un tratamiento capilar, ha impactado a todos y ha hecho a muchos pensar en si no se es demasiado cruel a veces con los deportistas, a los cuales se expone a todo tipo críticas y juicios que puede acentuar este tipo de problemas.
Un año de críticas
Evidentemente, es muy probable que el destino de Sebastian Vettel fuera perder pelo a una edad temprana como le sucede a muchas personas. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es la rapidez con la que se ha producido este proceso, ya que en unas semanas, en menos de dos meses, ha pasado de mostrar un aspecto normal, aunque no fuera frondoso, a mostrar una calva propia de una persona de avanzada edad.
Este nuevo, y forzado, cambio de look ha llevado a muchos a pensar en cuáles podrían ser los motivos de esta transformación tan repentina. Sin duda, si hay algo que facilita la caída del pelo es el estrés, la tensión, el sufrimiento y la intranquilidad. Y por todas y cada una de ellas ha pasado este año Sebastian Vettel, que ha tenido que aguantar como la prensa italiana especialmente, y la prensa mundial, cargaban las tintas sobre él debido a sus malos resultados.
Además, no solo han sido las críticas por no haber dado la talla, sino el sufrimiento y el agotamiento de ver a su compañero, Charles Leclerc, que le superaba con facilidad una y otra vez y que firmaba mejores resultados que él. Ni siquiera el podio conseguido a final de año ha podido endulzar una temporada en la que todo han sido malas noticias. Incluso, a principios del curso, hubo un mal rollo patente en la escudería italiana con declaraciones cruzadas entre Vettel y Mattia Binotto.
El alemán acusaba al equipo de ayudar al monegasco en la pista en su perjuicio y apuntaba hacia la prensa por cargar todas las culpas sobre sus hombros. Mientras tanto, desde la escudería del Cavallino Rampante se vendía que Vettel se sentía fuera del equipo, que había decidido hacer la guerra por su cuenta y que había perdido su magia de campeón.
El 2020 de 'Seb' ha sido un calvario absoluto, una huida hacia delante cuya única felicidad es que, cada día que pasaba, el final estaba más cercano. Finalmente, Vettel ha terminado el Mundial de Pilotos en decimotercer lugar de la clasificación con tan solo 33 puntos y un Ferrari, el SF1000, que ha sido una ruina. Sin embargo, su compañero le ha humillado profundamente terminando en 8ª posición y sumando un total de 98 puntos, superando a multitud de pilotos que han tenido un monoplaza mucho más rápido y fiable que el Ferrari en lo que ha supuesto el peor año de los italianos.
Estas críticas, en muchas ocasiones malintencionadas, los malos resultados, la desigualdad con Leclerc, el hecho de verse superado y derrotado, perdido y sin encontrar el camino, hundido en la parte de atrás de la parrilla, impotente, dolido y solitario, sin duda han provocado que esos problemas se hayan acentuado y que la imagen ofrecida ahora a últimos de enero de 2021 sea, cuento menos, sorprendente.
Un campeón perdido
Este sufrimiento de Sebastian Vettel, que se ha acentuado sobremanera en este 2020, no es nuevo ni reciente. Vettel lleva sufriendo los sinsabores del 'Gran Circo' y de no tener un coche competitivo durante muchos, muchos años. Sin embargo, lo vivido en este curso ha sido ya la gota que ha colmado el vaso y que ha derramado la paciencia y la ilusión del alemán que ha terminado incluso al borde los problemas psicológicos por la enorme presión que ha sentido en estos últimos meses de su cuento con Ferrari.
El piloto nacido en Heppenheim llegó a Ferrari con cuatro mundiales bajo el brazo y con la clara intención de volver a encontrar el mejor coche de la parrilla como había hecho en Red Bull. El objetivo, que estaba al alcance de alguien por primera vez en la historia, era el de superar, o al menos igualar, a Michael Schumacher en lo más alto de las leyendas de la Fórmula 1. Con cuatro campeonatos en su bolsillo, ganar otros tres con tanta carrera por delante era un reto que no parecía descabellado.
Sin embargo, han pasado ya 7 años desde que 'Seb' consiguió su último título mundial. Los 7 han ido a parar a las vitrinas de Mercedes con 6 títulos para Hamilton, que ya ha dado caza a Schumacher, y otro más para Nico Rosberg. En todos estos años que deberían haber forjado su leyenda como el piloto más grande de todos los tiempos, Vettel ha ido acumulando decepción tras decepción, lo que ha terminado provocando su hundimiento más absoluto, su caída a los infiernos que se ha hecho realidad en esos problemas capilares al comienzo de su temporada más extraña en la Fórmula 1, por primera vez fuera de un equipo puntero desde que abandonó Toro Rosso.
Este 2020 ha sido la puntilla para la salud anímica y mental de un Vettel que acumula ya más de 2 años sin pelear por el Mundial de Fórmula 1, que solo ha ganado un Gran Premio en los últimos 2 años y medio, que solo se ha subido 6 veces al podio en todo ese tiempo y que en 2020 solo ha conseguido terminar entre los mejores en una sola carrera, cuando quedó tercero en el Gran Premio de Turquía.
Incertidumbre y futuro
Lo que ha sufrido en estos últimos meses Vettel no ha sido simplemente a causa de un bajón en su rendimiento, de haber perdido la batalla con un compañero de equipo que está dando sus primeros pasos en este mundo, de los malos resultados o de haber sido la diana de todas las críticas, especialmente las llegadas desde Italia. A todos estos dramas y sufrimientos se han unido la incertidumbre por saber qué pasaría con él y ahora las dudas sobre su rendimiento y el de su nuevo equipo.
Ferrari le comunicó a Vettel que lo daban por perdido y que no querían ampliar su vinculación con él más allá de esta temporada 2020 que acaba de finalizar. Los planes de la Scuderia apuntaban hacia Carlos Sainz y Vettel no tenía sitio en ese ecosistema de promeses y jóvenes talentos. Por ello, por primera vez en muchos años, tenía que buscarse un equipo que pudiese darle cabida.
En esos momentos de duda y de zozobra existencial, la posibilidad de la retirada o al menos de tomarse un año sabático rondaron su cabeza. Sin embargo, terminó apareciendo una luz al final del túnel, aunque no exenta de dudas. Su primera opción, la más lógica, fue la de regresar a Red Bull, la escudería más competitiva tras Mercedes y que le permitiría luchar por posiciones importantes a pesar de tener que mantener una lucha directa con una fiera joven como Verstappen.
Los austriacos se borraron como antes lo había hecho Ferrari y, tras muchas dudas, surgió la posibilidad de fichar por Racing Point, nuevo equipo Aston Martin. Allí, el damnificado ha sido 'Checo' Pérez que finalmente terminó dando el salto a Red Bull, ese para el que no confiaron en Vettel. Ahora, el alemán afronta un futuro incierto en un equipo que no está llamado a pelear por los podios, en el que cuenta con compañero impulsivo e irregular como Lance Stroll y con un jefe caprichoso y pretencioso como Lawrence Stroll, padre del piloto y dueño de la escudería.
Los nuevos objetivos de un Sebastian Vettel derrotado, desmejorado y masacrado serán, más que los números, las sensaciones. Y, sobre todo, recuperar esa ilusión, esas ganas y esa autoestima que se ha llevado hasta su pelo por delante en una clara muestra de la enorme exigencia que hay en el deporte de élite y en la cruel Fórmula 1 que no perdona a nadie. Será toda una incógnita ver cómo responde este nuevo Vettel con un coche que el año pasado alcanzó cotas de buen rendimiento tras su plagio al Mercedes y que este curso debería intentar volar en solitario para no perder el tren de Alpine, McLaren o Ferrari.
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