La vida puede ser tan efímera que se marcha sin que nos demos cuenta. Pasar tus días al límite, a máxima velocidad, apurando en cada frenada y sintiendo el riesgo en cada curva a veces no es suficiente para saber que lo has superado todo.
Mirar al miedo a los ojos hasta ganarle la batalla es solo superar el primer paso de una guerra que no termina nunca, pues el gusto por la adrenalina te empuja siempre a querer más. Algo así ha debido pensar muchas veces Alex Zanardi, envuelto siempre en batallas que te llevan al límite y que ahora, por imposible que parezca conociendo su historial, libra la más dura de todas ellas.
Piloto de automovilismo, corredor de ‘handbike’, emprendedor, solidario, activo, deportista y amante de la velocidad, ha probado las mieles del éxito porque ha sido un luchador incansable.
Hoy libra su lucha más difícil, su carrera más complicada, una pugna con la muerte, rival de sobra conocida para Alex pero no por ello menos temida. El ‘handbike’ supuso el renacer de una persona que nunca se detuvo, que tras sufrir una tragedia terrible decidió reinventarse para seguir compitiendo, para seguir ganando.
Esta vez, y se podría afirmar que es la tercera, Zanardi tiene ante sí una nueva lucha, una nueva batalla, quizás la más difícil de toda su vida, esa vida que está más en juego que nunca, y eso, para una persona que sabe lo que es sentir el filo de la existencia a más de 300 kilómetros por hora, se trata de una afirmación tan peligrosa como poderosa.
Resulta increíble pensar como el destino guarda caminos casi inquebrantables, casi ineludibles, que se convierten en laberintos y callejones sin salida. Como, tras superar dos accidentes de un riesgo extremo, que te arrancan de raíz tu vida tal y como, vuelves a enfrentarte a ese miedo, a esa incertidumbre, a crear un camino anteriormente pisado cuyo primer paso es sobrevivir.
Doble campeón del mundo
Alex Zanardi siempre ha sido un apasionado del motor. Su vida ha sido la velocidad, la adrenalina y el intentar ganar una décima de segundo en cada giro para siempre ser mejor, ser más rápido, pasar primero cuando se agita la bandera a cuadros.
El que un día se convirtió en ejemplo de lucha y superación tras sufrir un accidente que le cambiaría la vida, también tuvo una etapa en la que fue un piloto como todos los demás, solo preocupado por ganar, por sumar triunfos.
Su efímero paso por la Fórmula 1 no rompió sus sueños, ya que el destino le tenía guardado su lugar en la historia del automovilismo, y ese sitio lo encontró en el Champ Car World Series, donde se convirtió en uno de los mejores.
En sus inicios, Alex ya demostró tener un talento especial para la conducción. Fue campeón de Italia y campeón de Europa de Karting cuando tan solo era un joven con muchas ganas de aprender y demostrar su valía.
Fruto de este gran éxito, se le abrieron las puertas de otras disciplinas del motor en las que ir labrando su exitosa carrera. Pasó por la Fórmula 3 italiana, por la Copa de Europa de Fórmula 3 donde venció a Michael Schumacher y por la Fórmula 3000 internacional, donde compitió contra los mejores pilotos de los años 80 y 90, obteniendo victorias de mucho prestigio que dejaron patente un talento especial.
Estos éxitos le llevaron a la Fórmula 1 y, más tarde, al Champ Car World Series donde encontraría su sitio definitivo para brillar. En el año 1996, se proclamó campeón de los novatos, quedando tercero en la clasificación absoluta y habiendo sumado varias victorias y bastantes podios.
Su carrera de éxito comenzaba, ya que, tan solo un año después, conseguiría convertirse en campeón del mundo, sumando su primer título en una temporada en la que sumó cinco victorias, mostrándose como el dominador absoluto de la disciplina.
Su crecimiento ese año fue exponencial, lo que le permitió ser considerado con amplio margen como el mejor piloto del mundial. Tanto es así, que en 1998 consiguió superar su propio registro con siete victorias, sumando su segundo título mundial con una diferencia abismal sobre todos sus competidores.
Su liderato era absoluto, mostrándose con una superioridad total sobre sus rivales y sabiéndose dominador de una prueba en la que apenas encontró alicientes. Estos éxitos le empujaron a probar suerte, una vez más, en la Fórmula 1.
Breve paso por la Fórmula 1
La estancia de Alex Zanardi en la Fórmula 1 le permitió obtener una fama y un reconocimiento que no consiguió en otras disciplinas del motor, sin embargo, no fue fructífera en cuanto a resultados.
Nunca consiguió adaptarse lo suficiente como para destacar, y su estancia en el ‘Gran Circo’ le sirvió para darse cuenta de que con el Champ Car World Series había encontrado su lugar en la historia del automovilismo. Aun así, participar del campeonato más prestigioso del mundo es algo que muy pocos consiguen y quedará para siempre en un historial admirable.
Entre su etapa en la parrilla como piloto oficial y otros momentos donde fue piloto probador, Zanardi estuvo durante cinco años en el Mundial de Fórmula 1, desde 1991 hasta 1994, y durante el año 1999 después de haberse convertido en dominador absoluto del CART.
Zanardi formó parte de equipos tan reconocibles como Jordan, Minardi, Lotus o Williams, y se pudo medir frente a los pilotos más competitivos del mundo de la velocidad en una época donde el sistema de puntuación no era tan gratificante como lo es hoy día.
A pesar de solo haber sumado un punto durante su periplo por la gran parrilla del motor, Zanardi consiguió terminar diez carreras dentro del Top10, lo que hoy le hubieran supuesto una gran cantidad de puntos. Tras el Mundial del año 1999, Zanardi decidió tomarse un año de descanso para reflexionar y volver a la que siempre había sido su casa, el Champ Car World Series.
Dos momentos al borde la muerte
La vida de Alex Zanardi ha estado marcada siempre por el motor y la velocidad. El automovilismo, sea en la disciplina que sea, es uno de los deportes más peligrosos y extremos del mundo.
Pilotar sobre máquinas que pueden tener errores mecánicos o electrónicos, al límite de las capacidades físicas de una persona y a velocidades de vértigo, puede tener en ocasiones un desenlace fatal. Esto bien lo sabe el piloto italiano, que ya estuvo a punto de morir en dos ocasiones tras sufrir dos trágicos accidentes.
El primero de ellos tuvo lugar en el año en el año 1993 en el Gran Premio de Bélgica, en el circuito de Spa-Francorchamps. Zanardi se encontraba inmenso en la aventura de la Fórmula 1 como piloto de Lotus cuando salvó, por primera vez, su vida de manera milagrosa.
Su monoplaza circulaba por la mítica ‘Eau Rouge’ cuando realizó una trayectoria errática y, al intentar corregir la marcha, perdió el control del coche saliendo despedido a más de 270 kilómetros por hora. El golpe contra la barrera del ‘Raidillon’ fue brutal. Tanto es así que el propio Zanardi afirmó que, durante el accidente, pensó que se le iba a separar la cabeza del cuerpo.
Sin embargo, unos cortes, una conmoción cerebral y un diente roto fueron las consecuencias de un choque que corta el aliento solo con oír como su monoplaza se destrozaba contra el muro mientras se envolvía en una bola de fuego. El italiano estuvo varios meses sin poder competir, pero consiguió volver para vivir sus años más dorados sobre un coche.
El segundo de sus accidentes, ocurrido en el año 2001, tuvo consecuencias mucho más graves. A pesar de salvar por segunda vez su vida, Zanardi quedó marcado para siempre al perder sus dos piernas.
Ya nada volvería a ser como antes para él. Este segundo accidente se produjo mientras disputaba una prueba del CART europeo en el circuito de EuroSpeedway Lausitz de Alemania. El drama fue total cuando el coche de Alex Tagliani embistió al de Zanardi a 320 kilómetros por hora cuando este lideraba la carrera, pero una parada en boxes que no estaba prevista lo cambió todo.
La parte delantera del monoplaza de Zanardi quedó completamente desintegrada, lo que hacía presagiar lo peor. El piloto italiano, esta vez sí, estuvo muy cerca de morir. Y no solo una vez, si no siete. El corazón del combativo corredor se paró hasta en siete ocasiones debido a la enorme cantidad de sangre perdida, pero Zanardi se aferró al hilo de vida más fino que jamás haya existido.
Al contrario que en Bélgica, las consecuencias fueron mucho más importantes, ya que el estado del cuerpo de Alex obligó a los médicos a amputar sus piernas por encima de las rodillas. Esta enorme desgracia provocó un cambio enorme en la vida de Zanardi, que ya nunca más pudo conducir como siempre lo ha había hecho.
Caerse para volver a levantarse
La tragedia sufrida por Alex Zanardi supuso un punto y aparte en su vida. Lejos de rendirse y hundirse, decidió seguir peleando, levantarse y seguir luchando para crear una de las historias de superación más increíbles y bonitas del deporte. La recuperación se prolongó durante más de años, pero la combatividad mostrada por el piloto tocó límites casi desconocidos.
Más de 24 meses después, Alex Zanardi se volvía a subir a un monoplaza para volver a hacer lo que más le gustaba, pilotar. Atrás quedaba una colisión terrible y unos momentos críticos en los que perdió el 75% de la sangre que circulaba por su cuerpo.
Su vida quedó en un suspiro hasta el punto de que su corazón solo bombeaba aire y plasma, pero Zanardi se aferró a la vida para volver a resurgir. Diseño sus propias prótesis para volver a conducir un coche de carreras y volvió a mostrar al mundo su talento con un volante entre las manos.
El resto de la historia fue soñar tras muchas horas de sufrimiento y trabajo. El piloto italiano pasó por el Mundial de Turismos, Gran Turismo, 24 Horas de Daytona, el DTM e incluso volvió a pilotar en el circuito en el que sufrió uno de los accidentes más terribles que los aficionados del motor recuerdan, pero nada pudo parar a Zanardi.
Nuevo deporte, misma ambición
Tras pararse cara a cara con la muerte, Zanardi atravesó un proceso que duró más de dos años hasta que pudo pilotar. No solo consiguió volver a sentir la adrenalina de devorar las curvas de un circuito, si no que también disfruto la alegría y la satisfacción de volver subirse a lo más alto del podio.
Cualquiera hubiera pensado que esta historia ya era un ejemplo de inspiración impagable, pero Alex Zanardi no es cualquiera. Por eso, decidió embarcarse en una nueva aventura, de nuevo relacionada con las ruedas y con la velocidad.
El piloto italiano, que había salvado la vida dos veces y que había perdido sus dos piernas tras una vida entregada al automovilismo, decidió comenzar a practicar ‘handbike’. Un nuevo deporte, un tipo de ciclismo adaptado que se practica sobre un triciclo manual propulsado y dirigido por la fuerza de los brazos. Y como Zanardi no sabe practicar algo por gusto porque lleva la semilla de la competición en las venas, decidió reinar también en su nueva modalidad.
Tras muchas horas de entreno y preparación, Zanardi se convirtió en un deportista profesional de lo que ya era su nueva vida. Con cuatro semanas de entreno, en 2009 consiguió quedar cuarto en el Maratón de Nueva York.
Unos meses más tarde se consagró venciendo en la prueba de larga distancia celebrada en Venecia, y, en 2010, cruzó la meta en primer lugar del Maratón de Roma. La ciudad eterna le vio recorrer sus calles a una media superior de 34 kilómetros por hora. Con el nivel alcanzado, Zanardi consiguió algo que parecía increíble, disputar unos juegos paralímpicos. Lo haría en Londres, en el año 2012.
Su paso por los juegos de Londres superó las expectativas de los más optimistas. Era imposible idear una actuación mejor para una historia tan bonita y de tanto sacrificio y superación. Zanardi se plantó en la capital londinense para llevarse dos medallas de oro, una en la prueba contrarreloj y otra en la prueba de ruta.
Su rendimiento, desde el prisma más profesional posible, había sido increíble, pero solo hacía faltar parar y echar la vista atrás para ver desde donde había arrancado su camino hasta la cima. Los objetivos y los logros de Zanardi no se quedaron ahí, ya que fue capaz de realizar el Ironman de Kuna y consagrarse en los juegos paralímpicos de Río de Janeiro de 2016 con dos nuevas medallas, otro oro y una plata.
Un ejemplo de superación para el mundo
De esta forma, levantándose una y otra vez frente a las adversidades más duras de la vida, es como Alex Zanardi ha intentado cambiar el mundo. Sufrir dos accidentes gravísimos, ser un triunfador en el mundo del motor, cambiarse a una disciplina paralímpica y ganar cuatro metales son los resultados de una personalidad y un trabajo imparables.
Estos hechos han provocado que el italiano sea reconocido como un ídolo de masas, como un ejemplo de superación y esfuerzo y como una gran personalidad para la sociedad.
Hoy es una de las figuras más reconocidas en el mundo del deporte adaptado y por eso, la trágica noticia de su grave atropello ha conmocionado a todos aquellos que han conocido un solo capítulo de su majestuosa historia.
Zanardi se encuentra hoy librando la batalla más dura de su vida, en coma tras un accidente con su ‘handbike’ en el que chocó frente a un camión cuando se encontraba inmerso en una prueba solidaria organizada por él mismo.
Con el espíritu más noble del deporte, el corredor transalpino quería mandar un mensaje de aliento y esperanza a todos aquellos que lo habían pasado mal durante el confinamiento y durante esta crisis sanitaria que golpea el mundo como a él le vuelve a golpear la vida.
Zanardi se encuentra, una vez más, contra las cuerdas en una lucha por subsistir. Su fortaleza y su capacidad por superar todas las adversidades que tenido son sus mejores armas para sobreponerse una vez más y volver a la vida que nadie ha sabido aprovechar y disfrutar como él, haciendo de sus desgracias un ejemplo para el mundo entero.
[Más información: Zanardi iba grabando un vídeo con el móvil cuando sufrió su grave atropello]