A finales de 2014, Fernando Alonso anunció que volvía a McLaren atraído por el apasionante proyecto que desde 2013 habían empezado a construir los de Woking y Honda. La alianza entre británicos y japoneses trasladaba a todos los fans de la Fórmula 1 a tiempos protagonizados por leyendas como Ayrton Senna o Alain Prost.
El sueño de Alonso no tardó en convertirse en pesadilla. El motor del fabricante japonés no cumplió, ni de lejos, con lo necesario para que McLaren fuera medianamente competitivo. Problemas, problemas y más problemas protagonizaron los tres años de relación de McLaren y Honda. Los británicos culpaban a los japoneses de que el motor no era fiable ni competitivo; al contrario, el motorista siempre puso en duda el trabajo aerodinámico en Woking, ese mismo que esta temporada la propia escudería ha reconocido que no está bien hecho.
Durante los tres años de relación, Alonso fue una de las voces más críticas con Honda. Fiel a la línea de los jefes de McLaren, culpaba de todos sus males al motor de la empresa japonesa. La ruptura en 2017 no ha solucionado los problemas del MCL33 y Alonso ha optado por la opción más radical: dejar la Fórmula 1 en busca de nuevas aventuras que quizá le puedan recuperar fantasmas del pasado.
Otra vez la IndyCar, otra vez Honda
Zak Brown, director ejecutivo de McLaren en la Fórmula 1, confirmó esta semana que Alonso haría este miércoles un test con un coche de la IndyCar, el cuál será clave para "tomar su decisión sobre qué hacer en 2019". Alonso repetirá la estrategia que llevó a cabo antes de disputar las 500 millas de Indianapolis en 2017: probar antes de dar el sí definitivo.
La prensa estadounidense explica que la prueba no es un test como el que hizo en 2017 para familiarizarse con el monoplaza y con la conducción en óvalos, sino que sería la primera prueba de la Indy para darle el visto bueno. Varios medios especializados lo denominan "driver evaluation", algo más parecido a un formalismo técnico que a un test de adaptación de Alonso a su nuevo coche y que permite a su nueva escudería no descontarse días de test para sus pilotos.
El circuito de Barber Motorsports, uno no ovalado que alberga el Gran Premio de Alabama en el campeonato IndyCar, será la locación en donde se lleve a cabo la prueba. Alonso repetirá equipo y volverá a confiar en la estructura de Mario Andretti. El asturiano pilotará el coche de Ryan Hunter-Reay, campeón de la IndyCar, aunque no lucirá ningún patrocinio nada más que los suministradores oficiales del equipo: Firestone, en los neumáticos; y Honda, como motorista.
Alonso volverá a subirse a un monoplaza impulsado por un motor Honda, casi diez meses después. En la IndyCar existen dos fabricantes de motores entre los que cada escudería elige: Honda y Chevrolet. La escudería de Mario Andretti trabaja con la firma japonesa, al igual que el año pasado cuando el dos veces campeón del mundo compitió en las 500 millas de Indianapolis, carrera en la que precisamente una ruptura del motor Honda dio al traste con las opciones de victoria del español.
El modelo americano ayuda a Alonso
La mala o inexistente relación entre Honda y Alonso no será un problema para que el asturiano aterrice en la IndyCar. El modelo de gestión de los equipos en Estados Unidos dista mucho del concepto de escuderías que existe en las competiciones del Viejo Continente.
Andretti Auto Sport está presente en cinco competiciones distintas: IndyCar Series, Indy Lights, Americas Rallycross, Formula E y Supercars Championship. En todas ellas la marca de Andretti está presente aunque en cada coche lo hace acompañado de unos colores y unos patrocinadores diferentes, sólo los suministradores técnicos de cada competición aparecen en todos ellos.
Aún es pronto para saber si Alonso repetirá la fórmula de las 500 millas de Indianapolis cuando su apoyó en el patrocinio de McLaren para montar su pequeño equipo dentro de la escudería de Andretti. McLaren ya sabe lo que es competir en Estados Unidos, su fundador, el neozelandés, Bruce McLaren estaba acostumbrado a cruzar el charco casi de continúo para competir en Europa y América con diferentes coches, siempre de su propia escudería. Que los de Woking acompañen a Alonso en su aventura americana sería la fórmula perfecta de no alegarse de él y así poder lograr que regresara a la Fórmula 1 cuando en Woking logren diseñar un coche competitivo.
La IndyCar, compatible con el WEC
Este martes, los organizadores de las IndyCar Series le dieron a Fernando Alonso otra buena noticia. El campeonato estadounidense presentó su calendario para 2019, en el que se estrena el Circuito de Las Américas (Austin, Texas) y que consta de 17 pruebas y ninguna de ellas coincide con compromisos de Alonso con Toyota y el Mundial de Resistencia (WEC). El piloto asturiano podría disputar todas las carreras del campeonato IndyCar y las que le restan del WEC.
Alonso tiene el objetivo de lograr la Triple Corona y, tras haber ganado el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 (2006 y 2007) y las 24 Horas de Le Mans (2018), solo le falta vencer en las 500 millas de Indianápolis, por lo que competir en el resto de pruebas del certamen supondría una gran preparación para esta cita.
Además de la convencional Triple Corona, Fernando Alonso corriendo los dos certámenes al completo aspira a lograr otra formada por el Mundial de Fórmula 1, el Mundial de Resistencia y el título de las IndyCar, algo que ningún piloto en la historia ha logrado.
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