En un debut histórico para el break dance en los Juegos Olímpicos de París 2024, la bailarina australiana Rachel 'Raygun' Gunn ha respondido con firmeza a sus críticos, destacando su orgullo por haber representado a su país y por haber traído su estilo único a la competición.
A pesar de no haber ganado ninguna de sus rondas en la fase de grupos, Gunn ha sido una de las figuras más comentadas del evento, tanto por su elección de vestuario como por su enfoque artístico en este deporte urbano que, por primera vez, se ha presentado en la élite deportiva mundial.
El break dance, también conocido como breaking, hizo su aparición inaugural en los Juegos Olímpicos este viernes en la icónica Plaza de la Concordia de París. Un total de 17 bailarinas, conocidas como B-Girls, compitieron en una serie de batallas que finalmente coronaron a la japonesa Ami Yuasa, conocida como B-Girl Ami, como la primera campeona olímpica en esta disciplina.
Sin embargo, a pesar del éxito y la visibilidad obtenida, el futuro del break dance en los Juegos Olímpicos es incierto, ya que no se ha incluido en el programa de Los Ángeles 2028.
Rachel Gunn, de 36 años y originaria de Australia, fue una de las participantes más originales del evento, tanto por su estilo de baile como por su elección de vestuario. Mientras que la mayoría de las competidoras optaron por ropa urbana, Gunn decidió lucir con orgullo el uniforme olímpico australiano, incluyendo una camiseta con un diseño indígena en las mangas. Esta decisión le valió críticas en las redes sociales, a las que respondió con determinación.
"Estoy muy emocionada de haber sido parte de llevar el breaking al mundo", declaró Gunn en una entrevista con Fox Sports Australia. "Es una experiencia increíble, y un privilegio tener esta oportunidad. Mis movimientos son originales, la creatividad es realmente importante para mí. Salgo ahí fuera y muestro mi arte. A veces conecta con los jueces, y a veces no. Yo hago lo mío, y eso es lo que representa el arte".
A pesar de las críticas, Gunn se mantuvo firme en su postura, defendiendo su estilo y su elección de vestuario. En una publicación en Instagram, expresó su frustración por la atención negativa que recibió su uniforme, señalando que esperaba ver el mismo nivel de escrutinio hacia los vestuarios de los B-Boys en la competición masculina.
"Supongo que tal vez, siendo un poco mayor, sé lo rara que es esta oportunidad y quería aprovechar la oportunidad de usar los colores verde y dorado. No sé por qué algunas de las otras chicas no querían usar su uniforme, pero para mí fue un momento de verdadero orgullo".
Gunn, quien tiene un doctorado en break dance y cultura de la danza y es profesora en la Universidad de Macquarie, reconoció que no tenía muchas posibilidades de ganar contra competidoras que sobresalen en movimientos dinámicos y potentes.
Sin embargo, ella tenía un objetivo claro: "Nunca iba a superar a estas chicas en lo que mejor hacen, los movimientos dinámicos y de poder, así que quería moverme de manera diferente, ser artística y creativa, porque ¿cuántas oportunidades tienes en la vida para hacer eso en un escenario internacional? Siempre fui la desvalida y quería dejar mi marca de una manera diferente".
La aparición de Gunn en los Juegos Olímpicos ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos críticos cuestionan su estilo y su lugar en la competencia, otros han elogiado su valentía y autenticidad. Medios como NBC New York y Rolling Stone publicaron artículos que destacan su participación, con títulos como "Un héroe del breaking emerge: Conoce a la Raygun de Australia" y "La bailarina olímpica australiana ‘Raygun’ pierde batallas de baile, pero gana nuestros corazones".
A pesar de no haber conseguido una victoria en el escenario olímpico, la participación de Gunn ha dejado una impresión duradera. Su compromiso con la creatividad y la expresión artística en el break dance refleja la esencia de esta disciplina, que surgió en las calles del Bronx en los años 70 como parte de la cultura hip hop.
El hecho de que el break dance haya alcanzado uno de los escenarios más prestigiosos del mundo, bajo la supervisión del Comité Olímpico Internacional, es un testimonio del poder y la evolución de esta forma de arte.
Mientras el futuro del break dance en los Juegos Olímpicos sigue siendo incierto, figuras como Rachel Gunn han demostrado que, más allá de las medallas, el verdadero impacto reside en la autenticidad y la pasión por lo que se hace.
"Breaking es claramente atlético, requiere un nivel de dedicación increíble en varios aspectos. Está trayendo un nuevo nivel de emoción", concluyó Gunn, reafirmando su satisfacción por haber participado y dejando una huella en la historia del deporte.