"Las 22 medallas de Barcelona 92 pueden caer en París". Es el mantra trasladado por el Comité Olímpico Español, con Alejandro Blanco a la cabeza, desde antes del encendido de la llama olímpica en los jardines de las Tullerías. 13 oros, 7 platas y 2 bronces, esa es la cifra a batir en la capital francesa por la delegación nacional.
El objetivo no cambia pasados los 32 años, ahí sigue el deporte olímpico español, algo estancado consigo mismo. El medallero, inaugurado por el judoca madrileño, Fran Garrigós, no termina de despegar de manera contudente, aunque el goteo de preseas permite a España igualar sus registros -17 medallas- de los últimos dos Juegos Olímpicos en Tokio 2020 y Río 2016.
Los sueños de Jordan Díaz se convirtieron en realidad en un Saint-Denis que contempló maravillado y exaltado uno de los grandes hitos del atletismo español. Cuya genética, estética y técnica provienen del otro lado del Atlántico. Jordan Alejandro Díaz Fortún saltó hasta los 17,86 y ascendió al cielo del triple salto español con un oro olímpico majestuoso.
Desde la canoa llegaron dos preseas más al medallero español. Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez escribieron a paladas su nombre en la medalla de bronce del C2-500 de piragüismo sprint. El balear y el madrileño arribaron en la final sobre la bocina, tras ser cuartos en semifinal. Resultado que les relegó a la complicada calle uno. Se repusieron a ello para, foto finish mediante, colgarse el bronce.
Menos apretado, aunque igual de emotivo fue el tercer puesto conquistado por el K4-500. El equipo formado por Carlos Arévalo, Marcus Cooper Walz, Rodrigo Germade y Saúl Craviotto, cuya medalla en su última clase magistral olímpica le permite superar a David Cal y convertirse en el español con más medallas de la historia. Dos oros, dos platas y dos bronces descansan en su vitrina.
Por el camino se quedó el oro al que opositaban Jordi Xammar y Nora Brugamn, que peleaban por la presea dorada y se quedaron sin metal en el 470 mixto. Arriesgaron en la salida, se vieron envueltos en una espiral con viento en contra, y finalizaron en cuarto puesto. Así se escapó una de las opciones más claras de oro para España.
No obstante, pese a la ausencia de medallas doradas, gotean exiguas platas y abundantes bronces que empatan con Río y Tokio y centran el objetivo en las 22 preseas de Barcelona 92. 15 descansan ya en la Casa España de París, pero otra dos tienen sellado el viaje hacia el búnker de la delegación nacional.
Ayoub Ghadfa salió a Rolan Garros contra todo y contra todos. Peleaba con el francés Aboudou y con un público hostil que logró una atmósfera inflamable y de cientos de decibelios para empujar al pugil local. Sin embargo, el paso adelante lo dio el español de manera unánime y accedió a la final. Con la plata garantizada, Ayoub peleará por el oro, que lo tiene a un par de golpes.
La unión hace la fuerza
Y del cuadrilátero a la piscina. Las chicas de Miki Oca son finalistas en waterpolo femenino. Lo tuvieron perdido por momentos, ganado por otros y finalmente superaron la tanda de penaltis para apear a Países Bajos y pelear por el oro olímpico.
El fútbol arribó de manera clandestina París, a lo bajini que dicen ahora en Bilbao. No el fútbol en general, sino el español en particular. La resaca de la Eurocopa y el impacto mediático de la selección femenina relegaron a los de Santi Denia a un segundo plano. Aunque, reencontrados con su mejor versión, han logrado un oro olímpico que se le resistía a España desde Barcelona 92.
Además, el fútbol puede coronar doblemente si las de Montse Tomé, superadas en semifinales por Brasil, logran batir a Alemania en la pelea por el bronce. La cuenta no para ahí, pues en piragüismo todavía se esperan más éxitos fruto de las paladas de Antía Jácome y María Corbera en C1 200, donde ya se encuentan en semifinales.