Mañana gloriosa para la marcha española en los Juegos Olímpicos. La jornada arrancó con el bronce de Álvaro Martín y su compañera María Pérez recogió el testigo, y subió la apuesta, para colgarse la plata en los 20km femeninos. La marchadora andaluza cuajó una carrera perfecta para dar a España la segunda medalla en el atletismo y la tercera en los JJOO de París 2024.
No hubo nada que hacer con la china Jiayu Yang, que lanzó el ataque pronto y se fue distanciando logrando una ventaja que acabó siendo inalcanzable. María se mantuvo mucho tiempo en segunda línea hasta que apretó a casi cinco kilómetros del final, llevándose una paleta roja. La española, que no se conformaba con la plata, intentó ir a por más en las últimas vueltas y, a su vez, aguantó el envite final de la australiana Montag para amarrar el segundo puesto.
María cruzó la meta emocionadísima, con la bandera española en la mano, y exausta por el esfuerzo realizada. Primero se abrazó con la australia, tras su duelo final, y luego con la reina Leitizia que siguió en primera persona una jornada para la historia de la marcha española.
La atleta granadina, doble campeona mundial de 20 y 35 kilómetros en los pasados Mundiales de Budapest, se quitó la espina de los Juegos de Tokio, en los que sufrió el sinsabor de quedarse a las puertas del podio con el cuarto puesto. La actuación española la completó con un magnífico diploma olímpico Laura García Caro, séptima tras formar parte del grupo cabecero hasta que pudo, y Cristina Montesinos fue décima.
Es la séptima medalla para España en esta modalidad en los Juegos Olímpicos. El último en lograrlo hasta este jueves había sido Paquillo Fernández, hace 20 años en Atenas. María y Álvaro siguen el legado de grandes marchadores españoles que arrancó con la plata de Jordi Llopart en Moscú 1980 y tuvo también los éxitos pasados de Daniel Plaza (oro en Barcelona 1992, en 20 km), Valentí Massana (bronce en Atlanta 1996, en 50 km) y María Vasco (bronce en Sídney 2000, en 20 km).
Bajo un intenso calor y una gran humedad, la prueba femenina se disputó al poco de acabar la masculina. La china Jiayu Yang, que no figuraba en la terna de grandes favoritas, fue la que mejor se adaptó. Fue la más valiente. Incluso parecía que temeraria, al irse pronto del grupo cabecero, en el que estaban todas las aspirantes.
Campeona mundial en Londres 2017 y duodécima en Tokio, la marchadora china fue ampliando su ventaja ante una disposición más conservadora y táctica del resto, que aguardaban a los momentos de la verdad para cambiar el ritmo y, a la espera de un bajón de la líder, luchar por la victoria.
Pero Yang no se descompuso. Pese a las tarjetas se mantuvo firme. Su ritmo fue el idóneo para aguantar con una ventaja confortable y mientras, por detrás, la que dio el golpe de gracia fue María Pérez, en tanto que, inesperadamente, la peruana Kimberly García, que era una de las víctimas, quedaba rezagada.
La española abrió por detrás un hueco sobre sus rivales y dio la impresión de tener la posibilidad de alcanzar a la china Se situó incluso a quince segundos a falta de dos kilómetros. Había rebajado en la mitad su desventaja. Por detrás la australiana Jemina Montag y la colombiana Lorena Arenas, plata en Tokio, no le permitían relajarse.
La china aguantó e incluso incrementó ligeramente su ventaja para coronarse campeona con un crono de 1h25:54, su mejor registro de la temporada como premio a su atrevimiento, y María Pérez aguantó para colgarse su primera medalla olímpica también con su mejor crono del curso (1h26:19).
La marchadora aussie' curzó la meta seis segundos después, en tanto que Arenas fue cuarta con récord nacional (1h27:03), la mexicana Alegna González quinta (1h27:14) y la ecuatoriana Glenda Morejón sexta (1h27:37).