Los Juegos Olímpicos son en muchas ocasiones epicentro de las historias más particulares. Algunas de ellas están marcadas por la superación y por el esfuerzo. Y otras por las dificultades. De estas últimas es la que ha protagonizado una deportista cubana que se ha convertido en noticia por una situación de lo más polémica y delicada.
Esta historia gira en torno al presente y al futuro deportivo de Dayle Ojeda, una judoca de origen cubano que se encontraba en París formando parte de la delegación de su país. A pesar de ser deportista en activo, la misión de Dayle en estos Juegos Olímpicos era ser ayudante de la multimedallista Idalis Ortiz, una leyenda del deporte cubano.
Sin embargo, Dayle ha aprovechado su viaje a París para tomar la decisión que tantos compatriotas han tomado en las últimas décadas: huir sin mirar atrás. Dayle tenía programado su viaje de regreso a Cuba, pero unas horas antes, desapareció sin dejar rastro y en estos momentos nadie sabe nada de su paradero.
La huida de Dayle Ojeda
La judoca cubana Dayle Ojeda se ha convertido en una de las grandes protagonistas de estos Juegos Olímpicos de París. Y eso que ni siquiera ha participado en ellos. De hecho, su misión era ser ayudante de Idalis Ortiz, leyenda del judo cubano, y abandonar después la concentración nacional.
Según ha informado el medio cubano Cubalite, la atleta de 30 años había pasado las últimas semanas en la capital francesa preparando la gran cita junto al resto del equipo, dando apoyo técnico al personal de la división de -78 kilos. Su regreso estaba programado para el pasado viernes 26 de julio, solo unas horas antes de la Ceremonia Inaugural.
Sin embargo, cuando se la esperaba ya para tomar el avión de regreso a casa, nadie pudo localizarla, encendiendo así todas las alarmas. Desde ese momento, las autoridades comenzaron a buscar a Dayle de la cual todavía se desconoce su paradero.
La noticia ha generado una gran consternación en el país ya que Dayle Ojeda es una deportista muy reputada, doble medallista de plata en competiciones tan importantes como el Abierto Panamericano en las ediciones de este año y del pasado. Ahora, su decisión de ausentarse de la concentración de Cuba para huir ha provocado un gran revuelo en torno al equipo olímpico donde se aumentará la vigilancia para que no se produzcan casos similares.
Y es que el éxodo de deportistas vuelve a ser noticia, convertido ya en una práctica muy habitual. Precisamente, el equipo de judo es uno de los que más bajas sufre cuando disputa competiciones internacionales. Sin ir más lejos, hace unos meses, otra estrella como Magdiel Estrada también desertó durante la disputa del Campeonato Panamericano y de Oceanía en Río de Janeiro. A su vez, Mairelys Inojosa Polanco siguió sus pasos y se fugó en condiciones similares.
Durante la disputa de los últimos Juegos Panamericanos el Gobierno de Boric contabilizó hasta ocho los deportistas cubanos que desertaron de su delegación tras la competición. Esta práctica se ha repetido de manera sucesiva en competiciones tan importantes como los Juegos Olímpicos, convertidos en la puerta abierta al mundo para muchos deportistas que buscan huir de un país en situación de conflicto constante.
Sin embargo, no solo Cuba sufre este problema. Un caso muy sonado en la historia fue el de la gimnasta checoslovaca Marie Provazníková, quien desertó en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 y pidió asilo en Estados Unidos intentando huir de la importante opresión comunista que sufría en su país.
Aquellos Juegos Olímpicos serán siempre recordados por la huida de muchos deportistas de su país de origen, especialmente de Hungría, como fue el caso del futbolista Árpád Weisz. Aquella delegación quedó marcada y solo unos años más tarde, durante los JJOO de Melbourne, más de la mitad del equipo huyeron convirtiéndose en un escándalo nacional e internacional y obligando a las delegaciones de países con sistema dictatoriales a reforzar el control de sus delegaciones.