Saúl Craviotto (Lérida, 1984) tiene un sueño que es "la medalla más importante, que va a ser la de París". A sus 39 años está a menos de un mes de participar en sus quintos JJOO y aspira a colgarse su sexto metal olímpico, superando así el récord que comparte con el también piragüista David Cal en el deporte español.
Competirá en el K4-500 junto a Rodrigo Germade, Carlos Arévalo y Marcus Cooper, quien recoge el testigo y será el abanderado masculino en París después de que Craviotto lo fuera en Tokio. Es el mismo equipo que hace tres años se colgó el bronce y busca un nuevo metal que redondee la carrera de leyenda de Saúl.
Craviotto dio el pistoletazo de salida hacia los JJOO en un acto en la sede del Comité Olímpico Español (COE), como uno de los embajadores olímpicos de Bridgestone: "La puesta a punto la estamos llevando muy bien. Sé lo que es ganar pero también perder. En la última Copa del Mundo fuimos terceros, nos quedamos a un palmo de la plata y a dos del oro... Pero también un palmo por delante del cuarto", dijo.
Debutó en unos Juegos en Pekín, en 2008. El paso del tiempo le ha ayudado a afinar la perspectiva con la que afronta esos pocos segundos en los que se juega todo el trabajo de cuatro años: "Lo bueno de tener mis años es la experiencia. Yo después de los Juegos de Río pensé que lo sabía todo, pero de Río a Tokio aprendí cosas y de Tokio hasta aquí también. Ahora he aprendido a bajar las expectativas, pero no la ambición. Cuando uno da el cien por cien no se puede reprochar nada. La gente se presiona en exceso. Tú das el máximo y si consigues medalla bien y si no, cabeza bien alta", señaló.
Craviotto ve también estos JJOO con la ilusión de tener cerca a los suyos, además de que pueden ser los últimos: "Para mí van a ser unos Juegos mágicos, van a ser especiales, en familia, que a Tokio no pudieron ir... Me tocó ser abanderado saludando a la grada, que no había nadie. Me visualizo yendo a la grada, abrazándolos... Ya me lo estoy imaginando", apuntó. Luego se detuvo unos minutos a hablar con EL ESPAÑOL.
-Saúl, ¿es más difícil ser padre de tres niñas (Valentina, Alejandra y Olivia) que deportista de élite? "Es duro", dice a la vez que resopla el piragüista. "La verdad que ser padre de tres niñas es durete, pero lo compensa todo. Sobre todo, es complicado compaginarlo con ser deportista de élite. Soy 24 horas deportista, siete días a la semana", añade.
Craviotto es una leyenda del deporte español, sí, pero de carne y hueso. Y eso implica 'sufrir' problemas cotidianos como los del resto de seres humanos: "Cuando llego a casa a las siete de la tarde, después de entrenar seis horas, estoy echo polvo, tengo agujetas, me dan calambres, me apetece tumbarme en el sofá, poner la tele y desconectar y pues tengo niñas que quieren hacer puzles, colorear, etc. Es una locura, pero me compensa todo. Al final, son mi combustible, mi ilusión, y compensa".
Preguntado sobre qué diría a su yo de hace 16 años, cuando participó por primera vez en unos JJOO, esto contesta: "¡Madre mía! ¿Qué le diría? Pues yo creo que no le diría nada. Como creo que la carrera, viéndola con perspectiva, ha sido exitosa y mi vida a nivel familiar es maravillosa, tengo tres niñas maravillosas, y va todo más o menos bien, no le diría nada. Le dejaría hacer, que cometiera errores, que se cayese mil y una vez... Al final, para que el camino sea el que es, soy así gracias a los errores. Osea que no le daría ningún consejo".
En París, en la ceremonia que se realizará en el río Sena, Cooper será el abanderado de España junto a la regatista Támara Echegoyen. Hace tres años lo fue Craviotto, acompañado de Mireia Belmonte, y lo recuerda así: "Para mí fue algo mágico. En el deporte hay tres cosas a las que se puede aspirar: ir a unos Juegos Olímpicos, sacar una medalla olímpica y ser abanderado de tu país. Es como cerrar un círculo, que no hay nada más", explica.
"Yo lo que le aconsejo a Cooper es que disfrute de ese momento, que va a pasar muy rápido, que mire para atrás de vez en cuando y que vea a la expedición española, esos ojos y esa ilusión de la gente. Eso no se le va a olvidar nunca. Y me alegro que sea otro piragüista, igual que de chica debería ser Maialen [Chourraut], piragüista de aguas bravas, pero ha tenido que renunciar porque compite al día siguiente. ¡Y ya lo fue David Cal! Eso es que en el piragüismo lo estamos haciendo muy bien y es también de valorar. Me alegro que sea mi compañero en este caso", añade.
La preparación mental de Craviotto
"Para el rendimiento físico es básico tener una salud mental saneada, para gestionar la situación y los nervios. Pero no sólo para el rendimiento, sino para la vida en general, para ser felices, que es nuestro objetivo personal".
"Simular una final olímpica jamás lo voy a poder simular. Allí están las cámaras, te juegas la medalla, becas... Hay que saber competirla, pero nadie te prepara, aunque sí hay herramientas. Cuando estoy relajado es cuando peor me ha ido y si estoy acorralado y presionado es cuando mejor me ha ido. Los segundos antes de que baje el cepo, es más cabeza que físico. Salir con determinación, creer en ti, y cuando llegas a meta mirar para un lado y para otro, y a ver en qué puesto he quedado. No se puede pensar mucho".
*Declaraciones durante el acto de Bridgestone en el COE