Adiaratou Iglesias nació en Bamako (Mali, 1999), pero es gallega de adopción. Cuando era pequeña su madre le cronometraba todo cuanto hiciera. Sin darse cuenta nació ahí una pasión, el atletismo, que ahora se ha convertido en su profesión y en el que no cesa de lograr éxitos.
'Adi' tiene pasaporte español, estudia magisterio infantil y tiene una una discapacidad visual debido a su albinismo que le permite ver un 10% que se incrementa en un 20% gracias a sus gafas.
Su vida hubiera sido distinta de no haberse marchado de Mali con 11 años. Y es que, en el país africano los albinos son perseguidos y pueden ser asesinados. Adiaratou tuvo que estar protegida por sus padres, pero ahora brilla a caballo entre Lugo y Madrid.
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En el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Madrid, lugar donde entrena ahora a diario, atiende a EL ESPAÑOL a escasos tres meses de que dispute sus segundos Juegos Paralímpicos. Una cita, la de París, donde intentará lograr por lo menos las dos medallas que se colgó en Tokio 2020.
Pregunta: ¿Cómo surgió su afición por el atletismo?
Respuesta: El atletismo fue quien me eligió a mí. Al final, a todo niño cuando nace nos gusta correr y en mi caso fue muy claro. Le pedía a mi madre que calculara el tiempo en todo lo que hacía. Era algo más que solo correr. Competía contra el reloj constantemente. Creo que fue ahí cuando empecé con el mundo del atletismo. Lo tenía dentro del cuerpo.
P: ¿Cómo encuentra la motivación?
R: La motivación no siempre se mantiene, lo único que sigue ahí es la constancia y la fuerza de voluntad que es lo que nos mueve a seguir entrenando todos los días.
P: ¿Le han ayudado sus éxitos deportivos a conseguirlo?
R: En mi caso ha sido imprescindible ver que he ido mejorando y encontrando los resultados me ha servido para subir mi motivación. También es importante que te encuentres a gusto y que el deporte que practiques te despeje la mente, te ayude a mejorar, te haga ponerte nuevas metas... Siempre hay que encontrar algo que te haga seguir.
P: ¿Le ha sido fácil mantenerse firme con lo que tuvo que pasar en su infancia?
R: Mi infancia en Mali fue bonita, no la recuerdo de mala manera. Sí que es verdad que he sido una niña muy protegida porque en África el tema de los albinos es muy peligroso. Hay mucha superstición con nosotros, la gente nos persigue y sería asesinada. Somos considerados personas que traen mala suerte.
P: ¿Y podía hacer vida normal?
R: Mis padres siempre me tuvieron que decir que no saliera y que me mantuviera cerca de ellos porque me podría pasar algo. Siempre he sido consciente de eso, pero no tenía problemas porque jugaba con mis primos, mis hermanos etc. Al final, con esa edad (10 años) no necesitaba salir más allá. Ahora que tengo 25 sería diferente porque querría independencia, salir de fiesta y otras cosas.
P: ¿Cómo le acogió España?
R: Llegué con 10 años y aprendí rápidamente el idioma. España, en este caso Galicia, es mi hogar. Mi madre adoptiva me ha hecho sentir como una más aquí.
P: Imagino que le estará muy agradecida
R: Sí, mucho. Es la que me dio todas las oportunidades que tengo ahora mismo. Si no fuera por mi madre, a saber que hubiera pasado con mi vida. Igual no tendría la nacionalidad española, quien sabe si seguiría compitiendo, no hubiera ido a los Juegos de Tokio. El hecho de la adopción me abrió las puertas y me permitió realizarme como persona y deportista y poder competir. Sin la nacionalidad hubiese estado muy limitada y no hubiera podido correr a nivel profesional fuera de aquí.
P: Se acercan sus segundos Juegos, ¿Qué ha cambiado en la Adiaratou que se colgó el oro en Tokio?
R: He evolucionado mucho. Pasar de Lugo a Madrid es un cambio muy grande y me ha servido para crecer como persona. Los cambios más normales del mundo como tener que moverte por la ciudad, utilizar el transporte etc me han hecho cambiar. Mi vida después de los Juegos ha sido algo más agobiante, pero lo bueno es que todo ha salido bien.
P: ¿Y a nivel deportivo?
R: Sin duda, estar en el Centro Deportivo de Alto Rendimiento me ha ayudado mucho a seguir mejorando como atleta. Estar con los mejores deportistas a nivel mundial enriquece mucho ya que está dentro de un grupo en el que puedes aprender infinidad de cosas.
P: ¿Cuáles son sus expectativas para los Juegos Paralímpicos de París 2024?
R: Esa palabra me da un poco de miedo. Quiero volver a conseguir los resultados que obtuve en Tokio e intentar, si es posible, mejorarlos. Al final, la ambición es lo que me lleva a seguir mejorando día a día.
P: ¿Se ve capaz de repetir medalla?
R: Quiero luchar por las dos medallas y me veo capaz de ello. Ahora bien, que ocurra o no, hasta que llegue el momento de la verdad no lo sabremos. Lo importante es que me siento cómoda, con fuerzas y con muchas ganas de acudir a París. Creo que mis cambios de los últimos tiempos se van a notar.