La invasión de Rusia sobre Ucrania ha pillado a muchos deportistas del segundo país en lugares inhóspitos, inmersos en competiciones o preparándose para hacerlo. Ese es el caso de Mykola Nyzhnyk, que dejó a su mujer embarazada, Olga, durante un par de meses en su Brovary natal mientras él se preparaba en Kenia para la Maratón de Hannover. Pero una llamada lo cambió todo. El ucraniano dormía el 24 de febrero cuando su esposa le explicó lo que sucedía.
A 20 kilómetros de la capital de Ucrania, Olga escuchaba explosiones que hacían que las ventanas temblasen. Ante la descripción, Nyzhnyk le dijo a su esposa que reuniera sus documentos y todo lo esencial que pudiera meter en una mochila para irse a casa de unos amigos en común en Kiev. Allí espera la llegada de Mykola, que se ha recorrido en los últimos días 8.254 kilómetros para reunirse con su familia y también luchar por su país.
La conversación cambiaría las prioridades de Nyzhnyk. Había llegado a Iten el 27 de enero para entrenar a gran altura en preparación para la próxima temporada de carreras. Cuando comenzó la invasión terrestre de Rusia a Ucrania el 24 de febrero, dijo que estaba demasiado distraído para entrenar. Su compañero de entrenamiento, Roman Fosti, dos veces atleta olímpico de Estonia, trató de alentarlo a correr, con la esperanza de que eso lo ayudara a sobrellevar la situación.
"Estaba tan destrozado..." describe el atleta estonio al New York Times. Su vida en Iten, a 7.800 pies sobre el nivel del mar, había sido tranquila y pacífica, pero no podía seguir allí viendo lo que estaba sucediendo en su país y, sobre todo, temiendo por la vida de su mujer y su futura hija. Espera que el conflicto haya cesado para cuando su esposa dé a luz a mediados de abril. "Me gustaría darle el nombre de Myroslava. Significa paz", dijo Nyzhnyk al periódico estadounidense al que relató su trayecto.
Una odisea
No fue sencillo el viaje que tenía que hacer para reunirse con los suyos y unirse a la defensa del país. Para llegar de Kenia a Ucrania, Nyzhnyk voló de Nairobi a Budapest, donde voluntarios en Hungría lo ayudaron a cruzar la frontera. Un amigo conoció a Nyzhnyk en Khmelnytskyi y lo llevó a un tren con destino a Kiev. Allí pudo recuperar documentos importantes y su automóvil en su apartamento en las afueras de la ciudad, antes de encontrarse con Olga.
Estaba acostumbrado a correr largas distancias, pero no se puede comparar. En Kenia, se despertaba todos los días con el amanecer del Gran Valle del Rift y corría kilómetros por caminos de tierra color caoba que atravesaban vastas tierras de cultivo. Las siestas de la tarde fueron seguidas por una segunda sesión de entrenamiento, una rutina que equivalía a 200 kilómetros a la semana. Sus piernas llegaban cargadas ante la llamada de su país.
Cuando comenzó la guerra, Nyzhnyk recibió el mensaje de la Guardia Nacional y se le ordenó regresar a Ucrania. Mykola se unió voluntariamente al ejército en 2016 y representa a su club deportivo en competencias de carreras nacionales. El club cuenta con 150 de los mejores atletas del país, 32 de los cuales compitieron en los Juegos Olímpicos de Tokio. El maratoniano estuvo en la cita del pasado verano, donde no completó la prueba.
En tiempos de paz, Nyzhnyk no sirve activamente, "pero en condiciones de guerra, debemos defender nuestro país como todos los militares". El espacio aéreo del país está cerrado a los vuelos civiles, por lo que Mykola tardó más de una semana en navegar por un laberinto de logística de viajes y restricciones fronterizas.
A servir
Nada más llegar a Kiev, se dirigió a Brovary con el objetivo de recoger todo lo que no se había llevado su esposa y coger el coche. Cuando partió hacia Lviv, llevó a dos mujeres y un niño de 2 años que escapaban de la capital ucraniana hacia una región más segura. La ruta, que debería tomar seis horas, se convirtió en un viaje de 26 horas por culpa de los atascos. El lunes, tal y como relata el New York Times, había dormido "entre tres y cuatro horas en los últimos cuatro días".
La reunión con su familia se produjo en Lviv. Olga, que también es corredora profesional y compitió en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en los 10.000 metros, optó por no salir de Ucrania para estar cerca de la familia. "Esta es mi patria. No quiero huir", relata. Desde este martes, Nyzhnyk se ha incorporado a su unidad militar. "Si tengo que tomar las armas, lo haré. Los ucranianos se las arreglarán con todo. No perderemos la esperanza y lucharemos hasta el final", sentencia.
[Más información: La tragedia de Laletina: compite en los JJOO con Ucrania mientras tropas rusas capturan a su padre]
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