Quedan poco más de dos meses para que los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022, que se celebrarán en Pekín, comiencen. La fecha establecida es el 4 de febrero. Sin embargo, al igual de lo que sucedió este verano con los de Tokio, la situación que atraviesan es altamente complicada.
De nuevo la Covid-19 supone un riesgo mayúsculo para la celebración del gran evento, pero no es el único impedimento. Por medio también está una batalla por la supremacía de las políticas locales sobre los intereses deportivos y económicos, una guerra contra Greenpeace por diferentes asuntos medioambientales y la preocupación de saber si la preparación tecnológica que se necesita estará a la altura de una cita tan importante.
La guerra del futuro
China es un país que siempre ha presumido de ser uno de los estados más avanzados en el aspecto tecnológico. Por ello, han decidido combatir el coronavirus de una manera muy peculiar y diferente a la que se ha llevado a cabo en otros grandes eventos. El miedo avanza en una progresión directa a la investigación que se está realizando para intentar combatir de la forma más eficaz posible esta amenaza.
Una de las herramientas que se están poniendo en marcha para intentar combatir la pandemia de la forma más radical posible es la detección de zonas contaminadas por mediación del uso de una serie de sprays. Un grupo de expertos chinos ha conseguido desarrollar este sistema que funciona a través de aerosoles que se encuentran conectados a una serie de alarmas. Si estos detectan un mínimo rastro de Covid-19 en un área, activan rápidamente estas alarmas.
El Comité Organizador de los Juegos de Invierno ha explicado que estarán en funcionamiento para la cita olímpica. El objetivo del equipo directivo es utilizar los avances tecnológicos con el fin de garantizar una mayor seguridad. Además, esta no será la única medida revolucionaria que se llevará a cabo.
Otro de los puntos fuertes en la lucha contra la Covid-19 es el de la aplicación de diferentes técnicas de desinfección basadas en el nanofiltrado para los sistemas de tratamiento de aguas y de refrigeración de las sedes de los Juegos. Pero estos avances más allá y contemplan la utilización de diferentes sistemas robotizados.
El más peculiar es sin duda el que se empleará en el Centro de Wukesong, que acogerá las competiciones de hockey sobre hielo. No será extraño ver por allí a un ejército de robots que recorrerá cada rincón del recinto encargado únicamente de hacer labores de desinfección para poner todas las precauciones posibles.
El choque deporte-polítca
Este choque, que también implica un componente social, no es el primero que se produce, ya que también era muy habitual en la celebración de los Juegos Olímpicos de verano en la ciudad japonesa de Tokio. Esta vez, la cita olímpica se traslada a China y Pekín vive unos momentos de confrontación total.
El país y las zonas implicadas llevan muchos meses llevando a cabo políticas de tolerancia cero contra la Covid-19, por lo que la celebración de un macroevento deportivo no concuerda del todo con esa premisa de seguridad. El objetivo no es otro que evitar que se produzcan grandes rebrotes a partir de que los Juegos comiencen el próximo 4 de febrero. Para ello, todos aquellos que lleguen del extranjero permanecerán en 'burbujas' especiales que les mantendrán aislados del resto de China.
Ya hay competiciones que se están llevando a cabo en la ciudad de Pekín a modo de prueba para la celebración de los Juegos. Las medidas restrictivas son muy altas, pero eso no ha evitado que ya haya varios casos positivos reconocidos. Por ello, los protocolos sanitarios están en continúa remodelación y mejora. Desde el gobierno chino y desde la ciudad de Pekín esperan que la situación no empeore en las próximas semanas.
Unos juegos históricos
Pekín afronta el próximo invierno un reto muy importante. Se trata de convertirse en la primera ciudad de la historia en la que se celebran tanto unos Juegos Olímpicos de verano como unos de invierno. Es una circunstancia única y muy difícil de conseguir, pero la gran urbe china se lo ha propuesto.
Pekín fue protagonista de los Juegos Olímpicos en el año 2008 siendo la sede que albergó la cita más importante del deporte y ahora, 14 años después, vuelve a estar en el centro de las miradas. Sin embargo, el hecho de tener que adaptar una ciudad a las condiciones necesarias para celebrar un evento de este tipo también está dejando muchas críticas.
Aún así, en Pekín solo se van a celebrar las pruebas que se disputen sobre hielo, mientras que aquellas en las que se necesita la existencia de nieve se disputarán en los territorios de Yanqing y Zhangjiakou, al norte de la capital.
Además, Pekín y China están claramente señalados en el contexto del deporte mundial por escándalo acaecido en relación a la figura de la tenista Peng Shuai, desaparecida tras denunciar unos supuestos abusos sexuales de un ex alto cargo del gobierno del país. Son muchos los críticos que han pedido ya la suspensión de la cita olímpica si no se conoce el paradero de la deportista y su estado de salud antes de que arranque el evento.
Guerra con Greenpeace
Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 están inmersos en muchas batallas y no todas tienen que ver con asuntos políticos y con el temor a la pandemia de la Covid-19. Hay más problemas que han convertido la situación en una bomba a punto de estallar. La cita olímpica está claramente en alerta.
Uno de esos problemas se sitúa en torno a las condiciones climatológicas que necesitan algunas de las competiciones que se van a disputar. Pekín no tiene la exclusividad de los Juegos, ya que los territorios de Yanqing y Zhangjiakou acogerán las competiciones que se celebren sobre nieve. Sin embargo, hay un problema.
Las zonas de Yanqing y Zhangjiakou solo reciben una cantidad de nieve de unos 20 centímetros al año, por lo que sería imposible celebrar así cualquier competición que tuviera que llevarse a cabo en estas condiciones. El plan en estos momentos no es otro que producir esa nieve para solventar con materia artificial la carencia de lo natural.
Para ello se emplearán aproximadamente unos 186.000 metros cúbicos de agua, una cantidad desorbitada y que podría provocar graves trastornos a grandes ciudades como Pekín que podrían sufrir desabastecimientos. De hecho, Greenpeace ya ha puesto el grito en el cielo en los últimos tiempos por este gasto que considera un auténtico despilfarro y una medida que va en contra de la preservación del medioambiente. Aún así, las autoridades han llevado a cabo un trasvase que evitará que se reduzcan los niveles de las aguas subterráneas de la zona a pesar del tremendo gasto.
Completando este ambicioso proyecto estarán los cañones de nieve más eficientes del mundo para producir ese ansiado producto que necesitan para mantener con vida los Juegos Olímpicos de Invierno. El Comité Organizador ha garantizado que sólo se encenderán cuando los sistemas meteorológicos "de alta precisión" detecten una subida peligrosa de la temperatura.
El último de los problemas a los que se enfrentarán los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 será la sobreexplotación de las redes como internet, ya que por culpa de la pandemia muchos de los eventos publicitarios, actos promocionales y encuentros con los medios de comunicación tendrán que ser de forma telemática.
Las conexiones 5G se llevan utilizando durante las últimas tres ediciones olímpicas y en Pekín tendrán que garantizar la sostenibilidad y el mantenimiento de las comunicaciones. Una de las grandes innovaciones es la creación de una plataforma de entrevistas en la nube o un sistema de cámaras manejadas por control remoto para reducir las interacciones entre atletas y periodistas. Casi todo se hará en línea. Así es como Pekín se está preparando para llevar a cabo con éxito este reto que está muy cerca de ser una bomba a punto de estallar por todas las dificultades que conlleva.
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