El duelo por el bronce comenzó de manera intensa, con los dos equipos buscando defensas muy correosas. Los árbitros no tardaron en avisar de que no iban a permitir más contactos de los necesarios y lo demostraron desde el primer segundo. Sin embargo, los dos primeros ataques concluyeron en gol, demostrando que ninguno estaba dispuesto a hacer concesiones. El partido se planteaba con marcas muy estrechas. De hecho, en los tres primeros minutos, España gozó de dos superioridades de las cuales solo rentabilizó una. [Así hemos vivido la jornada del 8 de agosto en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020].
Esa fue la tónica habitual del partido. Quien comenzó muy metido en el choque era Dani López Pinedo, el meta, clave en las aspiraciones nacionales para detener los latigazos exteriores de Hungría. El conjunto húngaro consiguió darle la vuelta al marcador gracias a su calidad, pero Felipe Perrone ponía el empate rápidamente. Una doble superioridad dentro del último minuto del primer cuarto le permitió a Munárriz volver a dar la ventaja, pero Hungría puso la igualada a la conclusión del cuarto (3-3).
No empezó bien el segundo parcial para España, que comenzó encajando el cuarto tanto en un importante fallo defensivo. Con mucho esfuerzo, Miguel de Toro anota de rebote el empate en unos minutos terribles de la selección española. Aún así, Hungría siguió llevando la batuta del partido e imponiendo su ritmo con claridad. Las sensaciones en la primera parte no fueron nada positivas. España no estaba sacando partido de las superioridades, mientras que los húngaros llevaban una efectividad del 100%. Alberto Munárriz volvía a hacer el empate dentro del último para dar un soplo de aire fresco. Al descanso, 5-5.
España salió con otra actitud en defensa, aunque siendo necesaria la aparición salvadora de Dani López Pinedo. Mientras Hungría volvía a sacar partido de su lanzamiento frontal, España seguía regalando superioridades. Solo llevaban 5 aprovechadas de las 10 tenidas. El ritmo del partido fue muy lento, algo buscado por el conjunto húngaro, que no quiso dejar a España jugar en ningún momento. Además, el tercer parcial estuvo marcado, sobre todo, por el poco bagaje de ambos equipos en ataque.
Restando dos minutos para la conclusión del tercer acto, se revisó un posible gol de Hungría que hubiera supuesto una losa demasiado pesada para los de David Martín, pero los colegiados indicaron que el balón no había entrado y se esfumaba la ventaja de dos tantos. Después de un torneo olímpico impecable, la sensación del choque para ganar el bronce era terrible, pero había esperanzas (6-5).
Se acabó la gasolina
Los de David Martín tenían un último cuarto para sacar todo lo que llevaban dentro y culminar su participación en los Juegos Olímpicos con un metal. El cuarto y último sprint fue para España y arrancaba el cuarto definitivo. Los minutos pasaban y la tensión en la piscina crecía, ya que un gol de Hungría podía dejar el partido casi imposible. Y terminó llegando. En la sexta superioridad que tuvieron Marton Vamos puso ese +2 a favor del equipo de húngaro. Para colmo, Viktor Nagy aparecía con una genial parada y condenaba a España.
Cuando restaban menos de tres minutos, Dani López Pinedo apareció con una genial parada y un grito de guerra para dar aliento a los suyos e intentar forzar, al menos, los penaltis. Pero el gol no llegaba. Lo que sí apareció fue el octavo de Hungría y después el noveno para terminar condenando las aspiraciones de un conjunto que aspiraba al oro y que se terminó desinflando en los dos últimos choques. Los minutos finales del meta Viktor Nagy con un recital de paradas puso el punto y final en la batalla por el bronce para una España que concluye en cuarta posición tras caer 9-5.
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