"En el último kilómetro me he encontrado con un muro que no he sabido sortear bien, estaba totalmente al límite de mis fuerzas". Estas han sido las primeras palabras de Marc Tur nada más cruzar la meta de la prueba de los 50 kilómetros marcha en los Juegos Olímpicos donde ha perdido la mejor oportunidad de su carrera y a la vez ha roto todas sus barreras para descubrir que puede ser uno de los mejores de este deporte.
Roto de dolor y cansancio, con el rostro desencajado y sin saber donde estaba. En silla de ruedas y con una toalla en la cabeza. Sin saber cómo afrontar que en tan solo mil metros se le han ido dos medallas, una plata y un bronce, que se había ganado en los otros 49 que había disputado a un ritmo de vértigo.
Marc Tur es en esta recta final de los Juegos la cara de la derrota después de ver el terrible desenlace que ha tenido una carrera que se ha celebrado bajo un calor infernal y bajo una humedad agobiante por las calles de Sapporo. Pero también es la cara de la esperanza y del futuro, ya que con solo 26 años tendrá en breve su mejor revancha, la que pueden ofrecerle los Juegos Olímpicos de París 2024.
Allí llegará con la bendición de una leyenda de esta disciplina y del deporte en general, Jesús Ángel 'Chuso' García Bragado, que sus 51 años ha terminado en 35ª posición, a casi 20 minutos del ganador, pero después de 8 Juegos Olímpicos a sus espaldas, algo que no ha hecho nadie en toda la historia. Por ello, el deporte nacional puede estar orgulloso de que por diferentes motivos, sus atletas de marcha han sido protagonistas en el mayor evento posible.
El muro de Marc
Ha sido la forma más amarga de terminar. Otro palo para el atletismo español al que se la han ido varias medallas al limbo por escasos metros o centímetros. Después de que Álvaro Martín y Diego García quedaran cuarto y sexto en la prueba de 20 kilómetros, lo que ha vivido Marc es el colmo de mala suerte. A menos de un kilómetro para el final tenía la plata a tiro, la que se llevó el alemán Hilbert. Y a 150 metros para la meta, el bronce era suyo, el que se llevó el canadiense Evan Dunfee.
"Ni siquiera he sabido reaccionar cuando me ha pasado el canadiense en el último momento". Así de duras eran las palabras de este ibicenco nacido en la pequeña localidad de Santa Eulalia del Río en 1994 y que ha estado a punto de conseguir el gran éxito de su carrera, colgarse del cuello una medalla olímpica que ha tenido al alcance de la mano. Sin embargo, a pesar del resultado, su prueba ha sido titánica, consiguiendo que los espectadores se engancharan al televisor durante cuatro horas que parecían interminables por sus rostros de fatiga y sufrimiento.
Marc lo pasó mal en la primera mitad de la carrera. Se intentó enganchar a la cabeza durante varios kilómetros, pero hacía la goma una y otra vez como se suele decir en el argot ciclista. Llegaba hasta posiciones cercanas al décimo puesto, conseguía escalar algún lugar más y volvía a descender incluso más allá del vigésimo. Parecía no ir cómodo, no estar adaptado a la carrera, pero solo era una cuestión de distancia, estaba esperando su momento.
A partir del kilómetro 30 las buenas sensaciones empezaron a llegar a sus piernas que fueron capaces de imprimir un ritmo más alegre y a partir del 35 llegó la exhibición total. Consiguió enlazar con el grupo de cabeza y de ahí no se soltó hasta el final. Se metió en un pequeño pelotón que a medida que el español imponía ritmo, se iba haciendo cada vez más pequeño. Con el polaco Tomala por delante, Marc se propuso seleccionar la carrera y lo hizo a las mil maravillas. Donde habían empezado siete, fueron seis, después cinco y se quedaron en tan solo cuatro para jugarse dos medallas. La primera parte del trabajo estaba hecha.
Su cara era buena, no parecía mostrar síntomas de flaqueza y seguía tomando la responsabilidad en el grupo. Quizás tanto entusiasmo le terminó pasando factura, pero lo cierto es que murió matando, dándolo todo, jugando a ser valiente, seguramente en exceso. Cuando todo parecía que sería el juego de las sillas entre los cuatro "primeros", Tomala era un mundo aparte con tres minutos de ventaja, Tur consiguió irse en solitario con su compañero de fatigas Hilbert. Ya estaba hecho lo más difícil. Eran dos para dos metales, por muy mal que saliera, estaría en la foto del podio. Pero ahí apareció el muro y el cuento no tuvo final feliz.
Tur, un símbolo LGTBI
Marc es un joven con grandes inquietudes. Lógicamente, en su lista de máximas prioridades están el deporte y el atletismo, y en particular la marcha. Y si puede ser de larga distancia, mejor que mejor. Sin embargo, el ibicenco no duda en mostrar a través de sus redes muchas de sus mayores preocupaciones. Algunas de ellas le han llevado a ser considerado incluso como un símbolo de luchas sociales.
Es el caso de las personas pertenecientes al colectivo LGTBI que se sienten identificadas con algunas de las publicaciones que Marc sube a sus redes. Seguramente sin proponérselo, este atleta español se ha convertido también en un referente de lucha por los derechos y libertades de las personas que pertenecen y se sienten parte de este colectivo.
Uno de sus ejemplos más representativos tuvo lugar durante la celebración de la última edición del Orgullo donde el propio Marc publicaba un mensaje muy potente: "Un día al año para recordarlo, 365 para aplicarlo". Al mismo tiempo, quiso conmemorar ese 28 de junio las famosas protestas llevadas a cabo en el Stonewall de Nueva York por un grupo de jóvenes en el año 1969 y que se han convertido en un símbolo muy importante de esta lucha.
Para concluir, Marc también denunciaba los numerosos casos de violencia e insultos que se producen por situaciones de odio y homofobia contra personas en su mayoría homosexuales, algo que afirmaba haber vivido él mismo en primera persona: "El simple hecho de que te insulten por la calle por besar o ir cogido de la mano de una persona del mismo sexo, como me ha ocurrido a mí, o como le ha ocurrido a gran parte del colectivo".
Apasionado de la medicina
A pesar de ser un atleta de élite que compite al máximo nivel, como se ha podido demostrar en estos Juegos Olímpicos de Tokio, Marc no descuida otros aspectos de su vida como son los estudios donde también demuestra ser muy bueno. Solo así se explica su éxito, el que ha alcanzado con solo 26 años e inmerso en una vida de exigencia máxima por sus entrenamientos, sus descansos y los cuidados que necesita un deportista de su nivel.
Hace ya dos años, en 2019, Marc consiguió graduarse en medicina por la Universidad Complutense de Madrid, otro logro que añadir a su currículum, que demuestra ser de gran nivel no solo en el ámbito deportivo, sino también en el personal y en el profesional. Ya se puede hablar de que la nueva esperanza de la marcha olímpica española es además médico después de años de estudio y esfuerzo.
Como suele ser habitual en este tipo de casos, el de Marc es el de otro deportista que practica una disciplina que no goza del calor mediático y de altas ganancias económicas, por lo que se ve obligado también a llevar un camino paralelo que le asegure un gran futuro junto al de su pasión por el deporte, la cual intentará llevar lo más lejos posible.
El futuro en marcha
Alguien que sabe bien lo que es llevar su pasión lo más lejos posible es otro gran atleta que ha compartido este viernes su carrera con Marc. Se trata del mítico Jesús Ángel 'Chuso' García Bragado, quien ha hecho historia al competir en sus octavos Juegos Olímpicos con 51 años, algo que no había conseguido ningún otro deportista en la historia de la competición más importante del mundo.
Para García Bragado, más allá del resultado y de las malas sensaciones físicas que ha tenido como él mismo ha confesado, ha sido un día histórico para poder cumplir ese reto ya mítico que será casi imposible de superar. Después de haber sido dos veces campeón del mundo y cinco veces campeón de Europa, lo deja para pasar el testigo a otros jóvenes talentos como Marc.
De hecho, al finalizar la prueba y conocer el resultado de su compañero, ha asegurado que el de Santa Eulalia del Río tendrá un gran futuro, previsiblemente en París, dentro de tres años. De momento, Tur ya ha conseguido igualar el mejor resultado de García Bragado en una cita olímpica, ya que el madrileño fue cuarto en Pekín 2008.
Ese reto de tomar el testigo de la gran leyenda de la marcha en España tendrá que hacerlo fuera de su territorio, ya que la categoría de los 50 kilómetros desparece de cara a los próximos Juegos Olímpicos. Marc se pasará a la distancia 'corta' de los 20 y ahí intentará tomarse la revancha para llevarse colarse en el podio que ahora se le ha escapado por falta de fuerzas a escasos 150 metros del éxito. De momento, ya ha conseguido derribar la barrera de moral de verse compitiendo de tú a tú con los mejores.
[Más información: Marc Tur roza las medallas en los 50 km marcha de los JJOO: otro palo para España en atletismo]