Teresa Portela nació un 5 de mayo de 1982 soñando con unos Juegos Olímpicos y con ser la mejor en lo suyo. Ahora se ha convertido en el nombre de moda del deporte español en las últimas horas. No es que se trate de una atleta de nuevo cuño, para nada, ya que esta gallega de 39 años lleva mucho tiempo dando guerra y siendo una auténtica referencia en el piragüismo mundial. De hecho, está considera como una institución, como una de las mejores de la historia en las pruebas de aguas tranquilas y sprint.
Sin embargo, Teresa y todo el piragüismo español están de enhorabuena por este éxito histórico que ha conseguido la de Cangas de Morrazo. Rozando los 40 y en sus sextos Juegos Olímpicos, contra rivales mucho más jóvenes repletos de ilusión y preparación, Portela se ha llevado su primera presea bajos los aros olímpicos cerrando un ciclo deportivo y casi vital.
Ninguna mujer en la historia del deporte español ha defendido los colores de nuestro país en más ocasiones en una cita tan importante. Ninguna deportista ha conseguido estar al pie del cañón durante 6 ciclos olímpicos, y Teresa, en la recta final de su carrera, se ha llevado la gran alegría que ya pocos esperaban, pero por la que ella ha peleado con uñas y dientes.
Portela llegó a unos Juegos Olímpicos siendo una niña, con 18 años, para probar cómo era eso de batirse contra los mejores del mundo en el escenario más importante. Fue en Sídney, en el año 2000, donde hizo un debut que ha culminado con lágrimas en sus ojos y con una satisfacción que guardará para siempre más de dos décadas después.
A pesar de que nunca había conseguid colgarse un metal olímpico, Teresa siempre ha estado entre las mejores del mundo. Cuatro años después de su debut estuvo en Atenas rozando las medallas. Se llevó sus dos primeros diplomas olímpicos al quedar en quinta posición en las pruebas de K2 500 y K4 500. Mucho trabajo y muchas horas de esfuerzo para quedarse tan cerca de la gloria.
Pero Teresa no se rindió y se emplazó cuatro años más tarde para volver a pelear por su gran reto. En Pekín volvió a la carga, pero el destino no estaba de su lado y le condenaba de nuevo a ese quinto puesto en la prueba de K4 500. El triunfo para Portela tenía que esperar y sus ansias de victorias se daban una nueva oportunidad en Londres, ya en 2012 y con 30 años, una edad considerable, de madurez absoluta.
En la capital británica se pasó a las pruebas sprint por excelencia, el K-1 200, intentando buscar en la explosividad su ansiada medalla. El destino, ese viejo amigo que le esperaba palada tras palada, fue todavía más cruel y le dejó a un solo paso del podio. Del Reino Unido se llevó un cuarto puesto que le dolió más que ninguna lesión. Era su mejor puesto, pero la peor noticia.
Ya en Río de Janeiro, con menos expectativas incluso que cuatro años antes, volvió a probar suerte en la prueba de K-1 200. 'Teri', como le gusta que la llamen, tenía la corazonada de que ahí podría estar el éxito que tanto ansiaba, pero las sensaciones en Brasil, comparado con lo vivido en Londres, no fueron tan positivas y se terminó quedando en sexta posición en lo que parecía su última opción de subirse al podio olímpico.
A la sexta, plata
Para una piragüista de su talla, cerrar una carrera tan brillante sin una medalla olímpica, era un golpe difícil de superar. A Tokio, con un año de retraso por culpa de la pandemia de la Covid-19, llegaba con la friolera de 32 medallas mundiales y europeas en sus vitrinas tras 20 años de carrera deportiva.
Teresa Portela, 2 veces campeona del mundo y 7 veces campeona de Europa, que ha llevado su talento por todos los confines de la tierra y que tiene como principal valedor a su 'paisano' David Cal, deportista con más medallas olímpicas en la historia de nuestro país, por fin podrá llevarse esa deseada medalla olímpica para Pontevedra después de un sprint imperial, agónico, en dura pugna con otras tres rivales con las que ha tenido que desempatar a través de la foto finish.
El oro estaba claro en posesión de la Australia Lisa Carrington, pero su dura lucha Emma Aastrand Jorgensen y con Marta Walczykiewicz le terminó sonriendo después de momentos en los que daban por fuera a la gallega. Al final, a la sexta, fue la vencida para esta campeona española que ya es medallista olímpica. Una plata a los 39 que sabe mejor que un oro a los 18 en unas aguas tranquilas que tendrán para siempre un pedacito de su historia.
[Más información: Teresa Portela, plata en el K1 200 de Tokio 2020: medalla en piragüismo a los 39 años y tras 6 JJOO]