Madrugada para la historia en España. La selección de baloncesto se verá las caras contra una Estados Unidos que, aunque herida, siempre tiene actitud suficiente como para ser la favorita al oro olímpico. Los chicos de Scariolo buscarán las semifinales de Tokio 2020 (06:40 horas) en lo que sería toda una heroicidad. En el recuerdo de todos, especialmente de algunos jugadores, el partido en Los Ángeles 84.
España llegó a los Juegos como una de las claras favoritas a las medallas. La final soñada parecía emparejar a los de Scariolo con Estados Unidos. Sin embargo, tras dos victorias en la fase de grupos ante Japón y Argentina, España se desinfló y cayó en la trampa de la Eslovenia de Doncic. Golpe, derrota y segundo puesto. Y la mala suerte hizo el resto.
En el sorteo de emparejamientos, a la Selección le apareció el 'USA Team'. En caso de pasar, se las tendrá que ver con Australia o Argentina. Pero eso será otra historia, porque antes tendrán que superar una cita con mucha trascendencia y que ya se rememoró en otras condiciones en la gira de preparación, cuando España se enfrentó a los de Popovich en un amistoso que acabó con victoria estadounidense.
La madrugada del lunes al martes, como aquel 10 de agosto de 1984 a las cuatro de la noche, medio país estuvo atento a lo que sucedía en los Juegos Olímpicos. Por aquel entonces, Estados Unidos y España tenían múltiples diferencias respecto a sus equipos actuales, se jugaban la medalla de oro y apenas había opciones de ganar para los españoles. Ahora, hay representantes de la Selección que son ídolos en la NBA y amados por más de una franquicia.
Una EEUU universitaria
La principal diferencia entre un partido y otro es la selección que lleva Estados Unidos a la cita olímpica. Antiguamente eran jugadores universitarios los que representaban a su país en los Juegos. En Los Ángeles 84 así ocurrió, aunque en aquella plantilla había nombres que poco después se transformarían en leyendas. Comandados por un joven Michael Jordan, y con otras precoces perlas como Patrick Ewing, los americanos seguían siendo los claros candidatos al oro desde un primer momento. Ahora, los de Popovich han presentado una selección con bajas -como LeBron o Harden-, pero con estrellas NBA como Kevin Durant o Devin Booker.
Además, la situación de los estadounidenses es muy diferente al actual. En Los Ángeles no tenían quien les pusiera en duda. Y en Tokio, tras una mala gira de pretemporada con derrotas ante Nigeria y con un estreno catastrófico perdiendo contra Francia, más de uno ha llegado a dejar en el aire el futuro de Estados Unidos en estos Juegos Olímpicos. Es una de las claves de este partido. Frente a la fortaleza del 84, Estados Unidos tiene ante sí un examen para comprobar si siguen teniendo interés en las medallas olímpicas de baloncesto o si simplemente es necesaria una renovación de la estructura del equipo.
Pero si Estados Unidos ha cambiado, España no ha sido menos. Aquella selección de 1984 no tenía jugadores NBA, ni estrellas reconocidas en todo el mundo. Lo que pasaba en Europa se quedaba en Europa. Con Los Ángeles 84, y gracias a la explosión de jugadores como Fernando Martín, todo cambiaría. El baloncesto ganó adeptos y futuro. Martín saltaría a la NBA y el Madrid-Barça que componía la Selección haría historia.
En la España del 2021, toda esa necesidad de reconocimiento ha cambiado. Jugadores como Pau Gasol o Marc Gasol son leyendas de la mejor liga de mundo. Otros con menos impacto como Ricky Rubio están peleando por ser el MVP del campeonato a la vista de sus últimas estadísticas. Y otros como Willy están iniciando su carrera en la competición estadounidense. Esa puerta que se abrió en Los Ángeles la han aprovechado las nuevas generaciones.
Por último, es evidente que la gran diferencia entre un partido y otro es lo que está en juego. En el 84 se disputaba una medalla de oro. En Tokio, el que gane puede acabar cayendo en unas posteriores semifinales. Son unos cuartos sin metal de por medio, pero todo hace indicar que el vencedor se catapultará hacia el oro.
El futuro, en juego
Más allá de las diferencias, el duelo de Tokio también tiene muchas similitudes con lo que ocurrió en Los Ángeles 84. Y una de ellas es la relevancia del partido. En aquella ocasión, el baloncesto español cambió para siempre. Se tuvo en cuenta, se confirmó su potencial, se sabía que había talento sobre el que construir unos cimientos. Y en esta próxima cita, España también busca reafirmar que el proyecto de futuro sigue vigente.
La selección exitosa de los Gasol ya entra en su etapa final. Pau y Marc encaran los últimos meses o temporadas en la élite. Pau, de hecho, tiene serias opciones de dar un paso atrás una vez finalicen los Juegos Olímpicos. Ganar a Estados Unidos servirá para despejar dudas, para comprobar que Garuba o Willy pueden ser piezas fundamentales que aúnan la Selección. Para, al fin y al cabo, confirmar que España seguirá siendo una potencia en el baloncesto mundial.
Curiosamente, aquella Selección del 84 se basaba en el talento de sus hombres interiores. Con especial mención a Fernando Martín, el equipo de Díaz Miguel contaba con 'gigantes' como Romay, Itu o De La Cruz. Y ahora, pese a los cambios de liderazgo, es evidente que el papel de los hermanos Gasol sigue siendo uno de los pilares del conjunto de Scariolo. Algo similar ocurre con los exteriores, donde lucían José Luis Llorente o Juan Antonio Corbalán, frente a los Ricky o Llull de la actualidad.
España buscará dar la sorpresa. Con una Selección mucho más asentada que en el 84, con una plantilla repleta de talentos conocidos en la mejor liga del mundo y consciente de que hace unos días eran una de las favoritas para pelear por el oro. Sin embargo, también teniendo en cuenta que Estados Unidos, como en Los Ángeles, es quien parte con ventaja.
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