Aunque era una de las opciones de medalla con las que se contaba, el éxito de Maialen Chourraut en forma de plata en Tokio 2020 tiene muchísimo mérito. También tuvo una pizca de suerte, ya que no hizo la bajada más rápida, pero sí la más limpia junto a la que significó la medalla de oro para la alemana Ricarda Funk. Sus rivales cometieron algunos errores impropios, ella sacó su experiencia a relucir y esta mezcla se convirtió en el tercer metal para España en estos Juegos Olímpicos y también en las tres participaciones de la palista nacional.
En 2020 tomó una decisión difícil, pero necesaria para recuperar algo que había perdido: la sensación de estar en casa. Se marchó junto a Xabi Etxaniz de La Seu d'Urgell, el lugar donde llevaban viviendo los últimos 15 años. Regresaron a Donostia, a su Atlético San Sebastián de siempre, en una decisión familiar. El confinamiento fue definitivo para esta cuestión, ya que las 'amonas' y los 'aitonas' estaban lejos, además de otros amigos.
Por si fuera poco, la pandemia también le ha impedido contar con su hija Ane en Tokio. Lleva muchos días separada de ella. Es de la primera persona que se ha acordado. En Rio, tras ese oro que encumbró su carrera, dejaron esa imagen con ambas enfundadas en un abrazo. "Eres la número 1", le decía entonces. Ahora han intercambiado palabras en euskera en la COPE. Esto ha sido una importante traba, pero también es la principal motivación para seguir compitiendo.
Es una auténtica madre coraje y en Tokio 2020 lo ha vuelto a demostrar. Para los anteriores Juegos, a los dos meses, ya se había subido al kayak. Tuvo dolores y algunos problemas derivados de la cesárea a la que se sometió por volver a los entrenamientos de un nivel tan alto tan pronto. 'Mamá Maialen' fue a Tokio con Ane y sus tres años, ahora con ocho no ha podido repetir, pero ya es más consciente de lo que está haciendo su madre.
No ha sido fácil tampoco la preparación para esta competición. Maialen ha superado unos vértigos que en 2018 la impidieron prácticamente competir. La palista también tuvo problemas en una de sus costillas, una fractura que no le diagnosticaron y que ella reconoció que fue por toser muy fuerte. Varias infecciones en forma de virus aparecieron también. Es por lo que el año extra de preparación, según ella misma reconoce, por el aplazamiento de los JJOO no le ha venido del todo mal.
Madre coraje
No quería escuchar hablar de nada de ser abanderada en la ceremonia de clausura. Solo quiere volver a casa y abrazar a Ane. "Es una situación muy dura la de tener que separarte de tu familia para poder competir y cumplir tu sueño deportivo. Tienes que elegir entre una cosa u otra. Ya lo he comentado alguna vez: si ahora llega a ser Rio, con estas condiciones, no habría sido campeona, hubiera decidido quedarme en casa con mi hija. Yo creo que se vulneran muchos derechos, tanto de la mujer, de la familia como de los hijos", explicaba en la entrevista previa a su participación en Tokio en EL ESPAÑOL.
Este martes, tras la plata, lo volvió a dejar claro. "Estos Juegos han sido especiales y lejos de Ane. Estoy deseando darle un beso, coger el avión y llegar a casa mañana", concretaba en los micrófonos de RTVE y en rueda de prensa. En todo momento ha dado prioridad a su familia y no por ello su rendimiento deportivo ha caído. Si bien es cierto que tiene la suerte de tener a su entrenador en casa, la realidad es que es todo un ejemplo de conciliación de trabajo.
El selecto club
Con esta tercera medalla entra en un grupo de deportistas para la historia. Son pocos los que tienen este número de metales en su palmarés: Pau Gasol, Felipe Reyes, José Manuel Calderón Manuel Calderón, Juan Carlos Navarro y Rudy Fernández en baloncesto, Demetrio Lozano en balonmano, Herminio Menéndez en piragüismo, Conchita Martínez en tenis, Lydia Valentín en halterofilia y Gervasio Deferr en gimnasia. Además, solo hay otros tres que han conseguido oro, plata y bronce: la berciana, Mireia Belmonte y Saúl Craviotto, estos con un metal más que Maialen.
Sobre todo, este último metal le permite empezar a ser reconocida como una de las mujeres referentes del deporte olímpico. A los nombres de Mireia Belmonte, Andrea Fuentes, Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez y Lydia Valentín se suma Maialen con la tercera medalla. Son las mujeres que más preseas se han colgado en su cuello en los Juegos Olímpicos, unas auténticas referentes que han generado una escuela eterna con sus éxitos.
Es la primera mujer que consigue las tres medallas en la prueba de aguas bravas, ya que en hombres solo lo había hecho el eslovaco Michal Martikan. Porque lo más importante después de este éxito es que muchos jóvenes se interesarán por este deporte. En Donostia, con su querido Atlético San Sebastián, hay una importante cantera, así como en La Seu d'Urgell, donde están el resto de los principales palistas de eslalon.