La probabilidad de que los Juegos Olímpicos de Tokio se celebren completamente a puerta cerrada ha aumentado en las últimas horas. El Gobierno japonés está dispuesto a instaurar un nuevo estado de emergencia en la ciudad que este mes celebrará la cita más importante en el mundo del deporte. Aunque estaban previstos 10.000 espectadores en los eventos, el repunte de casos de coronavirus pone en peligro que haya público en las gradas.
Tokio ha sido sometido a tres estados de emergencia anteriores. Pero el nuevo está programado para durar hasta el 22 de agosto, quince días después del final de los Juegos que se inauguran oficialmente el 23 de julio. Los líderes gubernamentales están listos para confirmar las nuevas regulaciones. Medidas como el cierre de hostelería temprano, toques de queda y la prohibición de venta de alcohol se podrían ver durante ese mes. Una situación muy extraña.
En este momento, tal y como se informa desde el país nipón, es muy probable que solo los VIP puedan asistir a la Ceremonia de Apertura en el Estadio Olímpico el 23 de julio. El Comité Olímpico Internacional está presionando mucho para que asistan algunos patrocinadores, invitados y diplomáticos. Otra opción que se maneja es reducir la cifra hasta 5.000 y celebrar a puerta cerrada las pruebas que empiecen después de las 21 horas, incluidas las ceremonias de apertura y clausura, según filtraciones a la agencia de noticias local Kyodo.
Tokio contabilizó este miércoles 920 nuevos casos de covid-19, la mayor cifra diaria desde mediados de mayo y cuando restan 16 días para la inauguración de los Juegos Olímpicos. Se trata de la cifra más elevada desde el 13 de mayo, cuando la ciudad anotó 1.010 contagios, en pleno estado de emergencia. El promedio de casos diarios durante la última semana en la capital japonesa ha superado el peor nivel en la escala de cuatro grados establecida por el Gobierno.
Se espera que el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, formalice una decisión al respecto mañana, jueves. La propagación de la enfermedad, que los expertos atribuyen a la expansión de variantes más contagiosas como la alfa o la delta, ha alimentado el escepticismo sobre la celebración de los Juegos de Tokio 2020 con la presencia de público, por el temor a que se conviertan en un foco de infección u origen de nuevas cepas.
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