La nula actividad deportiva profesional que ofrece el Estadio Olímpico de Montjuic (Lluís Companys) es un hecho, y está en boca de todos ahora que se cumplen 25 años de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Su actualidad pasa por un parque temático y por vestirse de sala de conciertos. Lo que es casi imposible es presenciar una competición deportiva a su altura.

El estadio se mantuvo radiante y lleno de vida en toda la etapa post olímpica y también en la etapa en la que el R.C.D. Espanyol jugó allí como local, entre 1997 y 2009. Los Barcelona Dragons, además, disputaron allí entre 1991 y 2001 sus partidos de la World League of American Football y la NFL Europa. Tras la discutida salida del Espanyol –llegó con el gobierno socialista de Maragall y salió de allí con el de Clos, también socialista– y los Dragons –también llegaron con Maragall y lo abandonaron con Clos–, el Ayuntamiento se vio obligado a buscar alternativas.

Se luchó para que el tartán fuera tenido en cuenta en el circuito atlético y se persiguió repopularizar el estadio entre los equipos de rugby –asiduos desde su primitiva inauguración– o entre federaciones deportivas. Pero nada. Las gradas mantienen a duras penas el eco de las antiguas hazañas. Ahora que la ciudad se prepara para una agenda de eventos conmemorativos del 25º aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona, EL ESPAÑOL ha hablado con políticos catalanes de diverso signo sobre el vacío de deporte de élite en Montjuic.

David Escudé i Rodríguez, del PSC, es el Comisionado de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona; admite que “estaría bien tener algún equipo fijo que pudiera utilizar la infraestructura, lo que pasa es que estamos hablando de unas dimensiones muy importantes, lo cual es una dificultad para deportes que no sean fútbol o atletismo de primer nivel. Por el número de espectadores, por las dimensiones del campo, por la pista de atletismo alrededor”.

OPEN CAMP, UN PARQUE TEMÁTICO PARA SALIR DEL PASO

La nueva realidad del Estadio Olímpico consiste, entre concierto y concierto, en un parque temático privado, Open Camp, en el que los visitantes pueden aprovechar unas instalaciones idílicas que no fueron creadas para tal efecto. Su segunda temporada acaba de comenzar con sobresaltos –concurso voluntario de acreedores y ampliación de capital–. Escudé lo ve con la naturalidad de la resignación: “Claro que me gustaría tenerlo ocupado por temas deportivos cada día del año, pero vamos haciendo cosas. Lo importante es que tenga actividad, que es lo que se viene haciendo desde los Juegos Olímpicos”.

Maite Fandos es Concejala del Ayuntamiento de Barcelona por parte del Partido Demócrata (PDECAT, antigua Convergencia). En el mandato anterior, cuando surgió la idea del parque temático Open Camp, era Teniente Alcalde con Xavier Trias (CiU). “El estadio es muy grande y complicado de usar. Se puede utilizar pero muy pocos eventos pueden conseguir llenarlo para que merezca la pena utilizar todo el estadio. Se han organizado mítines de atletismo, Mundiales, Europeos, pero el día a día es muy difícil. La idea del Open Camp es justo para esto”.

Gracias a la experiencia de Fandos, regresamos exactamente al momento en el que apareció esta oportunidad. “Estábamos preocupados porque no se utilizaba una instalación como esta, tan importante, y surgió la idea del Open Camp. Y el Open Camp es deporte”. No será la única vez que Fandos haga hincapié en que el parque temático aporta el deporte que busca el estadio. “El contrato además no es para los 365 días del año, sino solo para una parte. El resto de días el estadio se puede utilizar para lo que queramos. Para usarlo los 365 días en temas estrictamente deportivos habría que encontrar algún equipo de rugby de primera división. Open Camp tiene todas las ventajas, es deporte popular”.

El Estadio de Montjuic ha pasado a ser un parque temático deportivo. Víctor David López

Alberto Fernández-Díaz es el Presidente del grupo del Partido Popular en Barcelona. Parece que desconfía, no del proyecto de parque temático, sino de la relación público-privada. “Curiosamente, el Open Camp podría estar amenazado de fracaso en el 25º aniversario de los Juegos Olímpicos. A mí la idea me gusta, pero tiene que perfilarse. Me apena la poca respuesta que hay. Me gustaría si garantizara el lleno, así que hay que analizar la poca afluencia y el poco compromiso del Ayuntamiento hacia un proyecto que es privado pero que ha permitido un ahorro de recursos públicos, y que ha traído la poca actividad social que ha habido últimamente en el Estadio de Montjuic”.

Fernández-Díaz ve positivo el proyecto, pero como punto de apoyo: “El Estadio Olímpico debería intentar llenarse de actividad deportiva ciudadana, y que el Open Camp fuera el complemento, debidamente potenciado, y no el único recurso para que la instalación no sea un solar”. Por su parte, Maite Fandos saca a la luz alguna de las ventajas indirectas que ha conllevado el Open Camp, además de la potencial revitalización del lugar: “El estadio se había quedado un poco anticuado en nuevas tecnologías, y con el Open Camp lo estamos poniendo al día”.

En cuanto al tema presupuestario y a la relación público-privada, Fandos comenta: “Todo es dinero privado. En el Open Camp no hay dinero público. Para que les funcione les tienen que salir los números. Para nosotros nos viene bien porque esto es un gasto económico cada año, porque hay que tenerlo en buena forma, no dejarlo morir”. David Escudé pone en relieve los datos económicos: “No había ninguna deuda. En ningún caso se hizo por un tema de equilibrio de arcas municipales porque por suerte estamos bastante saneados. Lo que se ha hecho es ceder la gestión para hacer el primer parque temático deportivo del mundo”.

“EL TRATO QUE RECIBIÓ EL ESPANYOL FUE CASI VEJATORIO”

A nadie se le escapa que la mejor de todas las opciones era el fútbol de primera división. En Montjuic lo hubo, pero lo echaron a perder. Fandos, en aquella época en la que todo empezó a ir mal, pidió insistentemente explicaciones en el pleno municipal.

“Que estuviera el Espanyol era fantástico, pero no podemos seguir mirando hacia atrás. En aquel momento lo mejor hubiera sido que hubieran continuado en Montjuic, y yo fui muy crítica porque creo que el Ayuntamiento no puso todas las bases para que se quedaran”.

Fandos mantiene la postura que tenía por aquel entonces: el club se hubiera podido quedar algún año más si los socialistas les hubieran facilitado la vida. “Eso fue un momento que se perdió. En Milán, por ejemplo, y en otros muchos lugares, hacen buen uso de los estadios municipales”, continúa Fandos. “El club no tenía las condiciones de hacerlo como si fuera suyo porque el Ayuntamiento del momento no se las daba. La pista de atletismo de Montjuic hace que para el fútbol estés muy separado. Si el Espanyol hubiera podido hacérselo suyo, podría haber mejorado cosas. Estaban de alquiler y al final pensaron que preferían tener un estadio propio”.

Así lucen las gradas de Montjuic 25 años después de Barcelona '92. Víctor David López

Sin embargo, David Escudé, como miembro del Partido Socialista, grupo que estaba al mando de las operaciones cuando el estadio quedó desangelado, sugiere que los blanquiazules no querían continuar en régimen de alquiler y ansiaban volver a tener casa propia. “Entiendo que un club tan importante como el Espanyol quisiera tener su propio campo. A mí me gustaría tener al Espanyol en la ciudad, porque es su ciudad. Ojalá estuvieran aquí”.

Desde el Partido Popular tienen muy claro este aspecto. Alberto Fernández-Díaz resume a la perfección el sentir de su grupo, y la gran oportunidad perdida de mantener al estadio con vida, sin acrobacias ni experimentos. “El trato que recibió el Espanyol fue casi vejatorio. El Ayuntamiento perdió una gran oportunidad de tener, como ocurre en otros estadios olímpicos, un equipo de primera división jugando allí y llenando la instalación cada quince días”.

Fernández-Díaz, insiste en que la gran culpable fue la administración municipal. “El Ayuntamiento no se portó como debía. Los pericos nunca consideraron el Estadio Olímpico como su casa porque el Ayuntamiento no les trató como de la familia. Se les dejó escapar, por el tema cánones, por el tema de la imposibilidad de reformas”.

Desde el punto de vista histórico, el Estadio Olímpico de Montjuic es todo un emblema. Lo recuerda Maite Fandos: “Es un lugar muy simbólico. El Ayuntamiento ha hecho un gran esfuerzo para mantenerlo durante todos estos años. El estadio antiguo se restauró, porque la estructura estaba construida para las Olimpiadas Populares de 1936”.

Ricard Vinyes, Comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento de Barcelona, nos ayuda a viajar atrás en el tiempo, subrayando que la problemática actual no es nueva ni mucho menos. “Siempre ha tenido problemas, desde la inauguración, o desde el comienzo del proyecto, que si no me equivoco fue en torno a 1911. Acaba siendo aprobado en 1920 e inaugurado en 1929. Durante los años treinta”, continúa Vinyes, “aunque es su mejor periodo, tampoco tuvo una gran utilidad. En aquel momento había cierto movimiento en temas de boxeo, pero siempre ha sido un equipamiento infrautilizado”.

Montjuic apenas se usa desde que el Espanyol lo dejó. Víctor David López

A pesar de esta irregularidad de actividades a lo largo de su vida, el estadio sigue siendo referente, y eso suma un punto más de dificultad. Lo reconoce el Comisionado de Deportes, David Escudé: “Es un estadio tan simbólico que en los acontecimientos que allí tengan lugar, siendo uno de los emblemas de la ciudad, me gustaría que no se viera el estadio vacío”.

No en vano, el Estadio de Montjuic ha sufrido mucho y se merece ovaciones y profundo respeto. No todo fueron focos, himnos y pebeteros. “Después de la guerra, tras alguna final de Copa, entró en un deterioro total”, rememora Ricard Vinyes. “Además, la montaña de Montjuic había sido masacrada en los años sesenta con todo tipo de descuido de la administración franquista. Estaba todo muy abandonado. La llegada de la Fundación Miró marcó un antes y un después al final de la dictadura”.

EL RUGBY Y EL WEMBLEY ESPAÑOL

“Es evidente que hay una parte sentimental por lo que ha representado y representa para los barceloneses y para el deporte”, asume Fernández-Díaz, desde el PP. “Y no deja de ser un perjuicio la no optimización de unos importantes recursos económicos que en su momento se destinaron a su rehabilitación. Hay un Plan Director del Estadio Olímpico, de 2010, en donde se enumeraban unos objetivos mínimos que tenía que perseguir el Ayuntamiento para darle rentabilidad social, económica, y yo añadiría que sentimental. Estaba todo definido pero se ha ido deshinchando. Los objetivos no se han cumplido. No se ha hecho una apuesta para llenarlo de contenido, con deportes como el rugby”.

Precisamente, al hilo de la propuesta de Fernández-Díaz, y como curiosidad, si en los años treinta el estadio se llenaba hasta la bandera con combates de boxeo, de un tiempo a esta parte lo ha conseguido en fechas que seguramente pocos aficionados de fuera de Cataluña tengan marcadas en su calendario: “El estadio se llena cuando viene el equipo de rugby de Perpignan, la USAP (Union Sportive Arlequine Perpignan)”, comenta Maite Fandos. “La última vez que se llenó fue esa. Porque eran de primera división de liga francesa y Perpignan está aquí al lado. Tienen mucho peso. Pero es una vez al año”.

A Escudé, el Comisionado de Deportes, dentro de una década le gustaría ver el estadio “lleno de actividad deportiva.” Y especifica: “Por las características del estadio tienen cabida el rugby, el fútbol y el fútbol americano –como ya estuvieron los Dragons–. Y grandes citas de atletismo, aunque eso son pocos días al año.” Escudé tampoco descarta convertir Montjuic en el Wembley español, siendo, por ejemplo, sede fija de la Copa del Rey de fútbol. “A mí me parecería bien, no tengo ningún problema, pero creo que se nos quejarían muchas ciudades”.

Panorámica de Montjuic, un emblema olvidado. Víctor David López

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