La LPGA Tour, organizadora del circuito femenino de golf estadounidense, ha impuesto un nuevo código de vestimenta a las mujeres, que entrará en vigor este mismo lunes. A través de un correo electrónico marcado como "importante", la directora Vicki Goetze-Ackerman, envió un listado de las prendas que ya no serán permitidas en el circuito.
En él, se prohíben los escotes y los leggins, a menos que se encuentren bajo un pantalón corto o una falda. El reglamento también atañe a la longitud de las faldas y los pantalones cortos, que deberán ser lo suficientemente largos como para ocultar su zona inferior. Además, están permitidos los vaqueros elegantes, pero no se permiten jeans con cortes o agujeros.
Las multas por violar el código de vestimenta ascenderán a 1.000 dólares y se duplicarán con cada ofensa. Por medio de estas medidas, la LPGA busca que las jugadoras se presenten de "forma profesional para reflejar una imagen positiva para el juego", según Heather Daly-Donofrio, directora de comunicación.
El golf es uno de los deportes más marcados por su tradición, por su historia, la que dictamina desde las normas básicas del juego -ya sea a nivel profesional o amateur- hasta unas reglas de etiqueta que afectan desde el comportamiento del jugador en el campo para reglar la educación y el respeto al rival de forma primordial hasta la forma de vestir. Si bien en el caso de los hombres esa norma afecta apenas al hecho de prohibir los pantalones vaqueros u obligar al jugador a llevar ropa con cuello -polos o camisas y no camisetas-, en el caso de las mujeres el conflicto es evidente.
Además, el golf ha sido históricamente un deporte vetado a las mujeres. No en vano no ha sido hasta estos últimos años cuando los reductos más rancios de la cuna del golf, como son los campos de Saint Andrews o Turnberry, ambos en Escocia, han realizado sendos referéndums entre sus socios para permitir a las mujeres formar parte de tales clubes. Además, este mismo sábado has fallecido William Hootie Johnson, más conocido como el máximo responsable del Augusta National, el campo que acoge cada año el primer grande del circuito profesional masculino, que enfureció al movimiento feminista estadounidense al mantener la norma de prohibir, en pleno siglo XXI, el acceso a las mujeres al campo más famoso del mundo.
Hoy día, tanto la CEO de IBM como la exsecretaria de Estado estadounidense Condolezza Rice forman parte del reducido número de socios del Augusta National y tanto en Saint Andrews como en Turnberry y otros campos plagados de tradición se puede ver mujeres. Sin embargo, esta medida de la LPGA encaminada, según su directora, a profesionalizar su circuito, no hace sino devolver la polémica del machismo en el golf a la palestra. ¿Lo es?