"No estoy tocado, estoy decepcionado. Nunca estaré tocado, pase lo que pase". Zidane, siempre sonriente en rueda de prensa, salió más cansado de lo normal a su cita con los periodistas. Se le veía tocado, aunque él lo negó una y otra vez. Su cara era otra, bastante diferente a las de otras ruedas de prensa, incluso aquellas en las que también perdió.
La situación final del derbi ante el Atlético bien podía haber dejado en el francés un poso de decepción que se convirtiera en cansancio a medida que pasaron los minutos. No era para menos. Una Liga que parecía que se tocaba está más igualada que nunca y deja al Madrid herido para los exigentes compromisos de las dos próximas semanas.
Al ser preguntado por su futuro, y más tras las palabras de la previa en la que dudó sobre su continuidad, contestó: "Eso tienes que preguntárselo a alguien más". Y siguió: "Yo me dedico a entrenar todos los días fuerte, con la ilusión que tiene esta camiseta y este club. Pero no voy a especular".
El golpe fue duro por como transcurrió el partido, con un Madrid dominador pero desconectado los últimos quince minutos, tiempo suficiente para que el Atlético le robara dos puntos que pueden ser decisivos al final. Era el propio Zidane el que reconocía, dejando los tópicos atrás, que lo que había pasado en el derbi era "perder dos puntos", no ganar uno.
Y lo que hizo Zidane fue achacarlo a la falta de concentración, una palabra que repitió dos veces en rueda de prensa y otras tantas en esta temporada. La "falta de concentración" se está convirtiendo en el gran rival del Real Madrid, por encima incluso de los equipos contrarios. "No interpretamos bien los últimos cinco minutos, no supimos defender todos juntos. Nos faltó energía", añadió el técnico francés. Incluso comentó que "físicamente estamos bien", dejando sin validez la opción del cansancio físico.
Con estas palabras se podría explicar que Zidane soltó su primera 'Zidina', que sería la evolución de las famosas 'Santiaguinas', esas broncas que a menudo soltaba a la plantilla en el vesutario el presidente Santiago Bernabéu. El entrenador francés lanzó un aviso claro: o nos concentramos todo el partido o perdemos la Liga. Y lo hizo público, para que no hubiera dudas. El que avisa no es traidor, pensaría.
"Merecimos más, pero esto es fútbol y no lo podemos cambiar, es así. Dominamos 75 minutos pero nos faltó concentración en los últimos", siguió comentando un Zidane que regateaba al abatimiento. Reconoció Zinedine los errores, no se excusó en causas externas y no esquivó los calificativos. "Salimos decepcionados", dijo. El golpe es duro. Tarea suya es recomponer al equipo.
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