Inglaterra jugó como casi nunca... pero perdió como prácticamente siempre en una gran competición. Los Three Lions tienen mucho nombre, son los inventores del fútbol, pero a palmarés desde luego que hay muchas otras selecciones que les superan. A cada cita a la que acuden parten como aspirantes o favoritos, aunque en muchas ocasiones esta etiqueta se les ha puesto más por tradición futbolera que por argumentos de peso.
No era el caso de esta Inglaterra que iba al Mundial de Qatar. Esta selección comandada por Gareth Southgate, muchas veces discutido en su puesto, venía de ser subcampeona en la pasada Eurocopa y llegaba con un bloque más que hecho. Lejos del fútbol arcaico que se suele asociar con el combinado británico de juego directo y balones al área, este equipo tenía conceptos mucho más ricos y jugadores de una calidad innata para llevarlos a cabo.
La guía de Bellingham en el centro del campo, el ancla de Declan Rice, las maravillas y el desparpajo de Saka en el ataque... Gente joven y atrevida que formaban una combinación perfecta con otra generación completamente diferente encabezada por Harry Kane. Este grupo más veterano, que ronda o supera la treintena de años, engloba a otros hombres importantes como Walker, Stones, Harry Maguire, Shaw, Henderson, Dier, Sterling o Trippier.
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Para ellos, Qatar representaba mucho más que un 'simple' Mundial más en sus carreras deportivas. Era seguramente el último en el que iban a poder competir en el mejor momento de su madurez y además rodeados de unos compañeros que formaban un bloque con muchas opciones de ganar. Lo demostraron, y de hecho Inglaterra firmó contra Francia el mejor partido de todo el Mundial, aunque como casi siempre se quedó sin premio.
Kane, el líder
Harry Kane es el hombre que enarbola la bandera de esta generación que se irá apagando en los próximos años y que muy probable no sobrevivirá deportivamente al próximo Mundial de 2026. El delantero del Tottenham suma cerca de 80 internacionalidades y más de 50 goles con la camiseta del combinado nacional, los dos últimos precisamente en este Mundial.
Él era el capitán en Qatar y él se encargó de asumir la responsabilidad en el partido de los cuartos de final ante Francia a la hora de lanzar los dos penaltis que señaló el colegiado. El primero de ellos lo transformó de manera magistral para volver a meter a Inglaterra en el partido, pero el segundo, en el momento decisivo a falta de solo 8 minutos para el final, lo mandó arriba. Una imagen icónica que representa mucho más que un tiro errado, puede significar el fin de una generación.
A sus 29 años de edad, el próximo verano cumplirá la treintena, por lo que al siguiente Mundial podría llegar rozando los 33. No muchos jugadores, salvo elegidos como Cristiano Ronaldo o Leo Messi, alargan su carrera tanto rindiendo a su mejor nivel.
Jordan Henderson es otro emblema del fútbol inglés que, salvo sorpresa, ha disputado su última Copa del Mundo. 32 años tiene ya el futbolista del Liverpool, mito del club de Anfield. Su participación en este Mundial fue de menos a más, porque arrancó desde el banquillo pero su jerarquía hizo que Southgate le cambiara el rol a titular.
El adiós de la defensa
El cambio de ciclo en la línea defensiva también es representativo. Los cuatro zagueros que jugaron el partido definitivo contra Francia llegarían al próximo Mundial por encima de los 30 años, pero de entre todos el que menos posibilidades tiene de volver a jugar un Mundial es Kyle Walker. El defensa del Manchester City, a sus 32 años, habrá jugado su última Copa del Mundo salvo sorpresa, otro que comenzó en el banquillo y que pasó a ser titular con el paso de los partidos.
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Otro emblema es Harry Maguire. Siempre discutido por la afición, para Southgate ha sido imprescindible y de hecho en Qatar ha firmado una actuación notable en el eje de la zaga inglesa. Ya tiene 29 años, y su compañero de batallas en ese centro de la defensa, John Stones, 28. Los dos le dan empaque y veteranía a Inglaterra, pero parecía que esta era su oportunidad real de hacer algo importante en esta competición. Luke Shaw el lateral zurdo, a sus 27 años podría llegar con 31 a la próxima edición, así que parece que tiene algo más de recorrido.
Pickford, el guardameta titular, cumplió 28 años por lo que en el caso del portero todavía llegar a un Mundial con 32 puede ser algo que entre dentro de los planes. Quien sí parece que ha vivido su último Mundial es Kieran Trippier, el ex del Atlético de Madrid, que a sus 32 años pudo jugar los primeros partidos de grupo como titular.
Otros jugadores de renombre que han sido y que todavía son importantes como Eric Dier o sobre todo Raheem Sterling, suman 28 años y llegarían también con la treintena sobrepasada a la próxima cita de la Copa del Mundo.
Sin títulos
Algunos, por lo tanto, llegarán al próximo Mundial mientras que una buena parte de ellos seguro que habrán disfrutado de sus últimos momentos en esta preciosa competición en la edición de Qatar. Lo cierto, es que esta eliminación hace que una generación maravillosa de futbolistas con tanto talento se vayan a quedar de vacío y sin títulos.
En Inglaterra llevan mucho tiempo esperando a poder celebrar algo con su selección. A lo largo de toda su Historia, tan solo han levantado un Mundial, el de 1966, y ni siquiera pueden presumir de tener una Eurocopa en sus vitrinas. Por unas u otras razones, jugando mejor como en este Mundial o firmando desastres como en otras competiciones, han ido cayendo sin llegar a colarse entre los elegidos.
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En la pasada Eurocopa, un equipo similar estuvo muy cerca de levantar el trofeo. Tan solo Italia se interpuso en la gran final, los transalpinos y la crueldad de la tanda de penaltis. Es la vez reciente que más cerca han estado los Three Lions de poder ganar un entorchado.
La combinación parecía perfecta en este Mundial. Los jóvenes y los veteranos, los valores que vienen rompiendo el fútbol y los ya consolidados en este arte, todos juntos remando en la misma dirección. Jugaron como los ángeles y se llevaron el halago del mundo entero, pero Francia fue más efectiva y letal. Se marcha una generación que volvió a ilusionar a un país loco por el fútbol, aunque la nueva desde luego que no pinta nada mal.