La debacle de Bélgica en el Mundial de Qatar ya ha tenido la primera consecuencia. Roberto Martínez deja de ser el seleccionador nacional después de que su equipo haya cerrado de la peor manera posible una etapa que estaba marcada para ser histórica. Sin embargo, el técnico español no ha sabido guiar a la mejor generación de futbolistas del país en mucho tiempo hacia un gran título y el fracaso recientemente vivido le ha hecho dar un paso al lado.
Solo unos minutos después de que los diablos rojos consumaran su eliminación de la Copa del Mundo tras empatar a cero con Croacia, la federación belga hacía oficial la decisión del entrenador. Una elección tajante, pero que estaba cantada, ya que el ciclo actual del combinado europeo, llamado a pelear por Mundiales y Eurocopas, se cerraba con unas semanas de auténtico terror, entre broncas en el vestuario y una pésima imagen sobre el terreno de juego.
Roberto Martínez anunciaba en la rueda de prensa posterior al partido contra Croacia que dimitía como técnico del equipo nacional que ha dirigido durante 79 partidos. Llegaba así el final de una era que estaba llamada a llegar a lo más alto, pero que ha terminado suponiendo una auténtica decepción y que deja como mejor resultado el tercer puesto conseguido en el Mundial de Rusia del año 2018.
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Cuatro años después, el combinado belga no solo no ha conseguido mejorar su posición o pelear por el título, sino que ni siquiera ha podido pasar de la fase de grupos consumando un fracaso que no se esperaba ni en las previsiones más pesimistas. Sin embargo, el batacazo ha sido tremendo.
Roberto Martínez no pudo evitar romper a llorar durante su última comparecencia como entrenador de Bélgica y es que ha sido mucho tiempo dedicado en cuerpo y alma a un vestuario al que ha tratado como si fuera su propia familia: "Este fue mi último partido como entrenador de la selección. Esto es emocionante. No puedo seguir. Me despedí de los jugadores y del personal. Iba a parar de todos modos... Incluso si nos hubiéramos convertido en campeones del mundo. Tomé esa decisión justo antes de la Copa del Mundo".
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De esta manera 'Bob' Martínez, reconocía que tenía decido abandonar el banquillo de los red devils fuera cual fuera el resultado, aunque es mucho peor el sabor de boca que se que se queda después de un fracaso de estas proporciones. Bélgica partía una vez como una de las favoritas al título y ha terminado siendo protagonista de un fiasco.
Sin embargo, el rumbo del combinado belga estaba marcado por la enorme división que ha vivido su vestuario. Con Kevin de Bruyne y Courtois enfrentados, con Hazard y Trossard sin hablarse y con Lukaku y Batshuayi teniendo algo más que palabras en la lucha por la delantera. Para colmo, a esa situación se ha añadido también el continuo cruce de mensajes entre Vertonghen y la línea atacante del equipo. Roberto Martínez terminaba haciendo autocrítica en su despedida: "Por supuesto, la eliminación en la fase de grupos no es suficiente para Bélgica".