Este domingo, a partir de las 17:00 hora española, llega el momento que todo un país lleva esperando desde 2010. Arranca el Mundial que organiza Qatar, el primer país árabe en hacerlo. Paralelamente a las polémicas surgidas a su alrededor, el estado soberano ha realizado una inversión jamás vista en el deporte. Como parte de ese proyecto nació la Aspire Academy, la 'fábrica' de la selección anfitriona.
El gobierno del emir Tamim bin Hamad Al Thani financió la creación en 2004 de esta academia. Se fundó más de un lustro antes de saber que el país albergaría el Mundial de 2022, elección que fue investigada por presunta corrupción y sobornos. El país se estaba preparando como si supiera lo que iba a venir y empezó a invertir con tiempo suficiente.
Hoy en día es el mayor centro de rendimiento deportivo del mundo. Sus instalaciones pueden albergar 13 eventos simultáneamente y allí se forjan cada año talentos de muchas disciplinas. En lo que solo al fútbol se refiere, el sello español ha estado muy presente desde el principio.
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Qatar quería llegar al Mundial con una selección competitiva. Hasta el momento de ser elegida como anfitriona del torneo, la selección borgoña -como se la conoce por su color vino- no había participado en una Copa del Mundo y su mejor resultado en la Copa Asiática era la única vez que había llegado a cuartos de final (Líbano 2000). Doce años después ha sido campeona continental (2019), participado en la Copa América como invitada (2019) y alcanzado las semis de la Copa Oro (2021).
Detrás de los resultados recientes hay un indudable mérito de la academia Aspire. La mayoría de los que han sido convocados para el Mundial -mismo bloque que fue campeón asiático- ha pasado por la escuela de última generación. Empezando por sus estrellas, Akram Afif y Almoez Ali, hasta su seleccionador, el español Félix Sánchez Bas.
Para cumplir los objetivos, los qataríes apostaron por la visión del fútbol que había en España, país que dominaría a nivel europeo y mundial en los años que siguieron. Es algo que se mantiene en la actualidad. Iván Bravo, ex del Real Madrid, es quien dirige desde 2010 la academia que se encuentra a 20 minutos de Doha. El complejo es de 250 hectáreas y cuenta con un estadio vanguardista (el Khalifa Stadium, una de las sedes del Mundial), seis campos de césped natural, otro cubierto sintético, gimnasio y otras instalaciones como pista de atletismo, piscina olímpica e incluso una pista de squash.
Varios españoles más han trabajado en Aspire. Roberto Olabe, actual director deportivo de la Real Sociedad, fue su director de fútbol hace diez años. Su puesto lo ocupa desde 2017 el vizcaíno Edorta Murua. Félix Sánchez, que llegó desde La Masía, entrenó allí antes de meterse en los banquillos de las inferiores de la selección qatarí hasta llegar a la absoluta, un puesto que en un inicio estaba reservado para Xavi Hernández.
Los tres programas Aspire
La Aspire Academy tiene un plan establecido, en el que a todos los chavales -seleccionados antes meticulosamente- le inculcan una filosofía de juego que se mantiene hasta la selección. El proceso se sostiene en tres programas diferentes:
El Programa de Identificación de Talentos (TID). Se trata de impulsar al talento qatarí desde edades de cinco o seis años. Para la búsqueda de potenciales estrellas del mañana se hace uso de tecnología puntera y se pone el foco en diferentes elementos (análisis de datos, modelos de predicción y feedback de los entrenadores).
El Aspire Football Dreams (ADF). Es el método de captación de jugadores extranjeros. La academia cuenta con una red de scouting afincada en casi dos decenas de países, principalmente africanos. Se selecciona a los mejores haciéndoles pasar por varios filtros y luego se les ofrece ir a la academia.
El Habituating Overseas Professional Experience (HOPE). A los futbolistas de la academia, llegados a edad juvenil, se les permite continuar con su desarrollo en clubes del mundo. Para facilitar el proceso, Aspire compró dos clubes europeos: el KAS Eupen belga y la Cultural Leonesa, club español que se salvó de la desaparición en 2015 y ha formado a cinco de los internacionales qataríes para el Mundial -Tarek Salman, Mohammed Waad, Assim Madibo, Almoez Ali y Khalid Muneer-.
Aspire paga 5.000 dólares al año a las familias de sus jóvenes talentos extranjeros
El programa más controvertido de los tres, sin duda, ha sido el de captación en el extranjero. La Aspire Academy realiza una labor destinada a sacar a jóvenes de la pobreza a jóvenes de países de bajos recursos económicos. A cambio, el fútbol qatarí fomenta la competitividad de sus jugadores y sube el nivel de su selección.
Los scouts supervisan a miles de niños, pero solo una cantidad muy reducida llegan a la academia. The Times reveló en 2016 que Aspire da una beca con alojamiento y educación completa, además de unos cientos de dólares al mes, a los jóvenes. También pueden viajar gratis a su país de residencia para ver a sus familias, que reciben 5.000 dólares al año. En países africanos se trata de una cantidad muy alta de dinero.
Pero ese proyecto humanitario ha sido criticado por aquellos que lo ven como una estrategia para captar a los futuros grandes talentos africanos. Qatar ya se vio envuelta en una polémica similar en balonmano, en los Juegos de Rio 2016, donde su selección solo contaba con tres qataríes de nacimiento de los 15 que formaban el equipo.
En el Mundial, Qatar contará con 10 de sus convocados que nacieron fuera de Qatar. Irak, Egipto, Baréin, Ghana, Argelia, Sudán, Portugal o Francia son los países de donde vienen. Aún así, no es la selección con más nacionalizados de las 32 participantes: Marruecos (14), Senegal y Túnez (12) tienen más jugadores nacidos fuera de sus fronteras.
Así es la Aspire Academy, que este mes abre del todo sus puertas al mundo. Durante dos meses se concentró allí la selección de Qatar y ahora lo harán también en el Mundial los equipos de Australia y Ghana. A su disposición tendrán el mayor centro deportivo del mundo.