Qatar y su Mundial siguen estando en el ojo del huracán. Desde que en el año 2010 se designara al país asiático como sede del mayor evento futbolístico del planeta, se supo que nada iba a transcurrir según los cauces normales. Y no solo en el plano puramente deportivo, donde se ha visto alterada por completo una temporada entera, algo que nunca antes había pasado, sino por todo lo que iba a envolver a la cita.
La lista de inconvenientes era infinitamente más larga que la de ventajas para llevar una cita de este calibre a un país de estas características. La lógica ante el simple hecho de que no se respeten los Derechos Humanos más básicos, parecía un argumento más que suficiente como para desestimar Qatar como sede, pero de por medio se metió el dinero y ahí es cuando el sentido común pasa a un segundo plano.
La propia FIFA, de mano de Joseph Blatter, el presidente en el momento en el que se produjo la designación, ha reconocido que aquello fue un error monumental y que, por supuesto, todo fue por dinero. Los petrodólares del país asiático eran muy apetecibles para muchos interesados y las influencias pudieron con cualquier obstáculo que se cruzó por delante.
[Joseph Blatter se confiesa y dispara a Platini por el Mundial: "La elección de Qatar fue un error"]
Ahora, la FIFA se ha dado cuenta de que ha perdido por completo el control de su joya de la corona, de un Mundial de fútbol que representa la cita más importante de la Historia del deporte rey y uno de los mayores eventos que se pueden presenciar en el planeta.
Qatar ha decidido asumir todas las responsabilidades y dejar de lado varias de las promesas que se han venido haciendo durante los últimos meses. Oídos sordos a cualquier indicación de la FIFA. Los Derechos Humanos siguen brillando por su ausencia, el colectivo LGTBI está indefenso, los medios de comunicación sufren ataques a su libertad de expresión, hay 'falsos aficionados' por las calles y se le ha declarado la guerra la consumo de cerveza.
Corrupción en la designación
El nombramiento de Qatar viene manchado desde el primer instante. El mundo se sorprendió de que un evento así pudiera marcharse a un país de las características que tiene el emirato, y con el tiempo han ido saliendo varias malas prácticas que han ayudado a entender todo un poco mejor.
El que ha hablado más claro recientemente ha sido Joseph Blatter, el presidente de la FIFA en el momento en el que se le concedió a Qatar esta gran responsabilidad. Reconoció el fallo y apuntó la trama de intereses que había detrás de todo: "La elección de Qatar fue un error, asumo mi responsabilidad", dijo.
No obstante, no se quedó ahí Blatter, que apuntó directamente a Platini, el expresidente de la UEFA: "Una semana antes del congreso de la FIFA de 2010, Michel me llamó para contarme que nuestro plan (darle el Mundial a Estados Unidos) no iba a funcionar. Acababa de ser invitado por el presidente francés Sarkozy, que a su vez había mantenido varios encuentros con el príncipe heredero de Qatar".
Blatter confesó la importancia de los votos de Platini: "Por supuesto que había dinero de por medio. Seis meses después de aquellas reuniones, Qatar compró aviones de combate a los franceses por un valor de 14.600 millones de dólares", comentó en una entrevista. Las influencias, los intereses particulares de unos pocos y el poder de los petrodólares, fueron por lo tanto fundamentales.
[El estallido contra el Mundial de Qatar a menos de diez días del inicio: cada vez más voces críticas]
6.500 muertes
La mancha de Qatar se ha acrecentado año tras año. En un pequeño país con escasa tradición futbolística, se antojaba necesario poner en marcha un ambicioso plan de construcción de estadios para albergar partidos de máximo nivel. El emirato activó su plan pero aquellas faraónicas obras siempre estuvieron envueltas en la sombra.
El diario británico The Guardian publicó una investigación profunda en la que arrojaba cifras escalofriantes. Hablaba de que en esta construcción de los estadios habían perdido la vida hasta 6.500 trabajadores debido a las inexistentes medidas de seguridad que se tomaban y la desprotección de los obreros. Un coste humano gigantesco que desde el país siempre trataron de ocultar.
Más difícil de tapar es, sin embargo, la escasez de Derechos Humanos que existen en el país asiático. Las mujeres apenas cuentan en la sociedad y colectivos como el LGTBI se encuentran absolutamente desprotegidos, ya que la homosexualidad está duramente penada. Durante los últimos meses, varias voces procedentes de Qatar han tratado de mostrar un cierto aperturismo que, sin embargo, desde fuera nunca se ha llegado a creer.
De hecho, un embajador del Mundial declaró recientemente que la homosexualidad está prohibida en Qatar "porque daña la mente". Las muestras de afecto en público, de independientemente de la orientación sexual, también están prohibidas y son muchos los ataques frontales a los Derechos Humanos. La FIFA ha tratado de aliviar la situación lo máximo posible, pero también ha perdido la guerra en este aspecto.
Aficionados y streamers comprados
Los medios de comunicación también están estrechamente vigilados en Qatar para que no se salgan de unos límites marcados. Hace apenas unos días se vivió de hecho un desagradable incidente con TV2, una televisión danesa. Un reportero se encontraba realizando una conexión en directo cuando fue asaltado por miembros de seguridad del Mundial y le instaron a dejar de hacer su trabajo.
Estos vigilantes amenazaron con destrozar la cámara de esta televisión, pese a que el periodista se dirigió a ellos en inglés para mostrarle su acreditación y hacerles ver que estaba todo en orden. Posteriormente, el Mundial terminó por mandar una disculpa a la televisión por los hechos sucedidos.
El mundo ha desembarcado en Qatar en las últimas horas y son muchos los ojos que miran hacia el país asiático. Desde el Comité Organizador y el propio emirato están empeñados en hacer un gran lavado de cara del país y luchan desesperadamente por todos los medios para mostrar las supuestas bondades de su nación.
Ante la falta de aficionados que vivan el fútbol con intensidad como sí que sucede en otros países, a través de las redes sociales comenzaron a circular vídeos promovidos desde cuentas oficiales que han sido ridiculizados por los usuarios. En ellos, se puede ver a ciudadanos natales de Qatar ataviados con camisetas y banderas de diferentes países como Argentina, Brasil o España, haciéndose pasar por hinchas desplazados desde cada país.
Además, el Comité Organizador ha contratado a diferentes streamers y generadores de contenido para que les ayuden en el lavado del país. Hasta 50 streamers por cada nación participante han sido subvencionados para cubrir desde el terreno el Mundial y ofrecer contenido dictado por Qatar.
La guerra cervecera
Otro reciente episodio que envuelve al Mundial tiene que ver con la cerveza. En Qatar el consumo de alcohol está muy controlado y a sus dirigentes no les hace ninguna gracia que en un evento multitudinario como este se puedan beber grandes cantidades de esta sustancia.
Sin embargo, la FIFA ya había insistido para que se permitiera el consumo de cerveza en el entorno de los estadios en unas carpas habilitadas para ello. El compromiso del organismo internacional con Budweiser, uno de sus grandes patrocinadores, es importante y hay mucho dinero en juego, pero eso no parece importarle a la Familia Real qatarí.
[Qatar declara la guerra a la cerveza antes del Mundial: así ha sido su último cambio de planes]
Recientemente y sin previo aviso, decidieron declararle la guerra al consumo de cerveza y echar por tierra todo lo que se había pactado en los meses previos. La FIFA trata de luchar por ello, pero a la Familia Real no parece importarle demasiado los intereses que tenga esta federación.
Son cada vez más los factores que enturbian un Mundial que ha estado bajo lupa desde el primer minuto. Un evento sin libertades, señalado con miles de muertes entre manos y con la corrupción como nido, que a la FIFA se le ha ido completamente de las manos ante el poder del estado de Qatar.