Cuando Luis Rubiales destituyó a Julen Lopetegui a dos días del primer partido de España en el Mundial, el presidente de la Federación era consciente del lío en el que montaba a la selección española. Los jugadores se lo dijeron, que son al final los que entienden, pero Rubiales tiró con su decisión.
Y nombró técnico a Fernando Hierro, un entrenador sin apenas experiencia en los banquillos. Un único año en el Real Oviedo, al que ni siquiera clasificó para playoffs de ascenso, era su presentación. Era un parche obligado, hasta entonces director deportivo y no quedaba otra que ponerle a él. Y a Hierro, que se encontró con una papeleta, todo le vino muy grande.
Si en los duelos ante Portugal e Irán ya se vieron algunos problemas tácticos en la selección, el duelo ante Marruecos dejó la realidad de que a Fernando Hierro le falta aún mucho. Cometió numerosos fallos, leyó tarde y mal el encuentro y a él, como a toda España, le salvó el videoarbitraje e Irán. Al exjugador del Madrid, hoy un entrenador muy novato, le faltó experiencia y conocimiento.
Tampoco es que a Hierro le haya dado mucho tiempo a saber con lo que se enfrenta y que podría tocar. También hay que entenderle. Cogió a España en una situación muy difícil, dos días antes del Mundial y no tuvo la preparación que si tenía Lopetegui, que llevaba dos años trabajando con este grupo (es decir, se sabía cualquier salida y entrada de su grupo futbolístico) y seis meses, desde que se celebró el sorteo, para estudiar a sus rivales, algo que parece no haber hecho Hierro, que tuvo muchísimo menos tiempo (solo días).
Si bien todo eso está en su lógica defensa, también hay movimientos que se veían desde cualquier parte. Dos gritos hubo en (casi) todos los hogares de España en este triste empate ante Marruecos. El gol de Aspas en el último minuto.... y el ¡cambio!. Cuando España estaba noqueada y la selección africana se puso por delante (un gol de Youssef En-Nesyri), todos veían que España necesitaban cambios.
David Silva e Iniesta estaban ya sin fuerza. Los dos no tenían más ritmo, no aportaban nada, pedían a cambios el grito. Sin embargo, y ante el estupor de todos, Hierro quitó a Diego Costa, dejando sin referencia atacante al equipo, y a Thiago, que había salido de titular pero no aportó mucho. Sacó a Asensio e Iago Aspas. Más tarde, ya quitó a Silva y metió a Rodrigo. El gol final alivió, pero no esconde los problemas tácticos.
Además, Hierro tardó muchísimo en darse cuenta de la necesidad de cambios y eso pudo costar a España la vida. Al final, la suerte de la campeona y el videoarbitraje aquí y en el Irán-Portugal da a 'La Roja' una agónica primera plaza de grupo que no debe ocultar los problemas que se tuvieron, muy graves.