Alemania arribó en Frankfurt con la clasificación bajo el brazo y pocas prisas y urgencias. Todo lo contrario que Suiza, cuyo billete a octavos todavía no estaba sellado y soñaba con hacerlo como primera de grupo. No se alcanzó la media hora de juego cuando ambos protagonistas se intercambiaron el guion. O mejor dicho, lo intercambió Ndoye al rematar un centro tenso de un inconmensurable Freuler. [Así hemos vivido el empate entre Suiza y Alemania].
No obstante, tal y como apostilló Lineke, en el fútbol se enfrentan once contra once y siempre gana Alemania. Incluso cuando empata, porque únicamente necesitaba un punto para amarrar el primer puesto y se lo dio Füllkrug con un testarazo sobre la bocina. Los de Nagelsmann se quedan como estaban, que no es poco, después de haber bajado a la tierra tras dos jornadas excelsas. O mejor dicho, les bajó Suiza.
El planteamiento valiente y ordenado de los de Yakin sorprendió a una Alemania que no encontraba la fluidez en su circulación de balón. Y eso que Nagelsmann alineó a su once de gala, el mismo que había ganado con holgura y superioridad las dos primeras jornadas. Kroos en la sala de máquinas, Andrich de copiloto, Gündogan por delante y, arriba, Wirtz y Musiala por bandas y Havertz como falso nueve.
El plan lo tenía tan claro como el propio Yakin, que juntó las líneas para evitar la circulación por dentro y mandó a los suyos a crear contragolpes veloces con los que hacer daño. El primer tangible lo humanizaban Akanji y Aesbischer; el segundo Freuler y Ndoye. El centro del primero lo remató el segundo para batir a Neuer y dar la sorpresa en Frankfurt.
Crecía el cuadro helvético a lomos de Xhaka y Ndoye, que pudo hacer el segundo instantes después. Rüdiger y Tah se vieron superados cada vez Suiza cruzaba el medio del campo, para colmo, el central del Leverkusen vio una tarjeta amarilla que le priva de los octavos de final.
Füllkrug apaga el fuego
Los centrales alemana siempre tenían un ojo pendiente a su espalda por si Widmer o el propio Ndoye percutían por ahí. Suiza golpeaba y Alemania era el saco. Aunque claro, bien les podría estar hablando de otro partido si Musiala no hubiera cometido falta en el tanto de Andrich al cuarto de hora. Suiza en general y Sommer en particular se habían salvado.
Tras el paso por la caseta Alemania reaccionó, poco, pero ya ofrecía más que en el primer tiempo. Sin embargo, no creaba peligro. El muro helvético estaba bien armado con Akanji y Schar como principales pilares. Por lo que Nagelsmann cambió de librillo y cogió el clásico del fútbol, que dicta balones al área cuando el reloj agoniza. El ingreso de Füllkrug y la salida de Musiala y Wirtz, eran una declaración de intenciones que se acabó consumando.
Raum centró, Füllkrug remató y Alemania festejó porque precintaba el liderato de grupo tras verse encuadrada en la otra parte del cuadro durante gran parte del partido. Su rival saldrá de Inglaterra, Dinamarca, Eslovenia o Serbua y, presumiblemente, se cita con España en la final.