“¿Qué le ha parecido la final de la Europa League? Muy aburrida”. Peter Bosz acababa de perder contra el Manchester United. Su Ajax había caído (0-2), pero él destacaba el sopor del partido. “Ya que me tengo que sentar en el banco, por lo menos que me divierta”, reconoció en otra rueda de prensa. Eso no hay quien se lo quite de la cabeza. Él se hizo futbolista porque le gustaba jugar con la pelota y, ahora que no puede, intenta que sus jugadores hagan lo propio. Ese es su empeño en el día a día, que sus pupilos no se alejen del cuero. Que lo toquen, que lo muevan y que lo manoseen. Pero, sobre todo, que presionen y ataquen. No entiende el fútbol de otra manera. Y, de momento, le va bien. Su Dortmund marcha como líder imbatido de la Bundesliga con cinco victorias y un empate (19 goles a favor y uno en contra), el mejor arranque de la historia del club, y llega en mejor forma que el Real Madrid al partido de este martes (20:45 horas).
Peter Bosz, en realidad, ha cuajado un inicio de temporada mejor del que prometía. Al llegar, pidió paciencia: “Necesito tiempo para que juguemos como yo quiero”. Sin embargo, pasados unos meses –y aunque seguramente su equipo todavía tenga margen de mejora–, el Dortmund ejecuta su libro de estilo a la perfección. Los nuevos (Philipp y Yarmolenko, entre otros) se sienten cómodos en el campo, Aubameyang (ocho goles este curso) está en su mejor momento y los más veteranos, que ya habían incidido en esa forma de jugar con Thomas Tuchel, han asumido el cambio con naturalidad. Con el 4-3-3 por bandera y el fútbol total como utopía, el Borussia sólo cuenta con una mancha en este principio de temporada: la derrota contra el Tottenham en la Champions (1-3).
¿Y Dembélé? Nadie lo echa de menos. Todo lo contrario. Tendría que ser él quien se arrepintiera por haberse marchado. ¿La razón? Conocer a Peter Bosz, un tipo particular, no sólo como entrenador, sino también como persona. Sólo así se puede definir a este holandés que idolatra a Guardiola (su libro favorito es ‘Herr Pep’, sobre el primer año del español en el Bayern de Múnich) y que veía el fútbol los domingos con su abuela, seguidora del Schalke, como cuenta la publicación alemana Revier Sport.
Curiosidades a las que se le unen su formación como futbolista en Holanda, donde ganó una Eredivisie y tres copas con el Feyenoord, además de sus experiencias exóticas en japón o en Alemania. Pero también como entrenador, abanderando el toque en el fútbol amateur y en el profesional, ya con el Maccabi. No obstante, su primera gran obra la llevó a cabo en el Ajax, al que condujo a la final de la Europa League contra el Manchester United. Y lo hizo con un juego vistoso y confiando ciegamente en la Biblia del fútbol de Cruyff, su única religión.
Eso, precisamente, fue lo que le llevó a fichar por el Borussia Dortmund, que se fijó en él como el sustituto perfecto de Thomas Tuchel. Al fin y al cabo, cumplía todos los requisitos. A sus dotes de psicólogo (estuvo 14 años trabajando con uno para aprender de él) se le unían las futbolísticas, muy acordes con el estilo del club. De hecho, durante una rueda de prensa anterior a su llegada a Dortmund, llegó a asegurar que si los jugadores del Barcelona tenían que pasar el balón a los tres segundos, los suyos lo harían cada dos. Ese es su ABC. Su éxito lo basa en el estilo y la importancia del grupo. Ambas cosas son básicas para Bosz, que el primer día, en el entrenamiento, se junto con sus jugadores uno a uno y les dio una charla individual. “Si no conoces a tu grupo, es difícil que te entienda”, suele reconocer.
Una filosofía que seguirá contra el Madrid. Cumpliendo sus manías, como poner una vela antes del partido (uno de sus vicios) y llamar a su madre, Tiny, después. Y, con suerte, incluso, se puede beber una copita de vino (español o italiano, a ser posible) si consigue la victoria. Ese es su objetivo, pero también su necesidad. Tras la derrota contra el Tottenham, el Dortmund tiene que sumar tres puntos. Y, si se tiene en cuenta que los blancos nunca han ganado en el Signal Iduna Park, su día puede ser perfecto. Y después que le quiten lo bailao.
Noticias relacionadas
- Las siete veces que Guardiola aparcó el fútbol para pedir la independencia
- El Barça agrupa las peñas de los ‘Països Catalans’ frente al resto de España
- El COE contradice al Gobierno: invita a Kosovo a los Juegos de Tarragona
- Dani Ceballos como síntoma del Real Madrid que quiere Zinedine Zidane
- El único español de la NFL 'se alía' con Trump en la guerra del 'football' contra el presidente
- Ceballos y la flor
- RTVE entra en la batalla por el Mundial de Rusia contra Mediaset y Atresmedia
- Gerard Moreno lidera a un Espanyol espoleado por los fallos de Arribas
- Beauvue y Eraso lideran al Leganés ante un soso Las Palmas
- Dani Ceballos, de su anticatalanismo en Twitter a héroe en Mendizorroza