Hay goles y golazos. Y, claro, hay paradas y paradones. Aunque Gianluigi Buffon y Hugo Lloris van incluso un paso más allá para adentrarse en el terreno de lo imposible, de lo increíble y, quizás, no dentro de mucho en el caso del italiano, de lo irrepetible. Al menos esa es la única conclusión después de una jornada de Champions que quedará en el recuerdo.
Con 38 años, lo de Gigi, que así le llaman va para caso de estudio. No porque hace nada, en el encuentro de clasificación para el Mundial 2018 frente a España, cantase y su afición no sólo le disculpara sino que incluso le quiera más aún. Lo de Buffon no es de este mundo, y lo pueden demostrar los jugadores del Olympique de Lyón.
Lacazzete, Fekir, Morel o el español Sergi Darder le sufrieron en sus propias carnes. Desde el punto de penalti, rematando a bocajarro en el área pequeña o con potentes disparos desde la frontal. El italiano, como casi siempre, fue un muro insuperable y le dio la oportunidad a la Vecchia Signora de llevarse los tres puntos del estadio francés gracias al golazo del colombiano Cuadrado en los minutos finales. Eso sí, el espectáculo lo puso el portero. Vean, vean:
¿LA PARADA DEL AÑO?
La exhibición del italiano, en cambio, encontró su replica en el BayArena. En el estadio del Leverkusen no hubo goles y la culpa la tuvo Hugo Lloris. El portero del Tottenham hizo el más difícil todavía, lo que hoy día se puede hacer gracias a la tecnología de la línea de gol, al detener un balón sobre la misma línea de cal con su cuerpo sobre él. Probablemente imposible de repetir.