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La inscripción de Dani Olmo en el FC Barcelona ha desatado una tormenta jurídica y económica que amenaza con convertirse en uno de los episodios más críticos de la actual presidencia de Joan Laporta. A tan solo días de que finalice el plazo para registrar al jugador estrella, la situación refleja una vez más las dificultades del club para manejar una economía que sigue al borde del abismo.

El próximo 23 de diciembre, el Barça y LaLiga se enfrentarán en el Juzgado de lo Mercantil número 10 de Barcelona. El club azulgrana ha presentado una demanda para lograr la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor, alegando derechos laborales. Este movimiento recuerda la estrategia que emplearon en 2023 para asegurar la continuidad de Gavi como jugador del primer equipo. Si el juez no decide de manera favorable, el veredicto definitivo se conocerá el 27 de diciembre, apenas cuatro días antes de que Olmo pueda quedar libre debido a una cláusula liberatoria en su contrato.

Mientras el club confía en que la justicia les dé la razón, no deja de buscar alternativas. Una de las opciones en estudio es dar de baja a Marc-André ter Stegen, lesionado de gravedad, para liberar masa salarial. Laporta explicó que esta medida permitiría inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor, aunque implicaría que el alemán, en su condición de capitán, acepte sacrificar su ficha por el bien colectivo.

Otra de las vías en consideración es la activación de acuerdos comerciales, como el contrato con Nike, cuya aprobación será votada el 21 de diciembre en la Asamblea de socios compromisarios. Este contrato es fundamental, según Laporta, para acercarse a los límites de gasto impuestos por LaLiga. Asimismo, el presidente dejó abierta, aunque con pocas esperanzas, la posibilidad de vender el 49% de Barça Vision.

Una economía insostenible

La situación no es nueva para el Barça, que en los últimos años ha enfrentado problemas similares. La inscripción de jugadores como Koundé, Iñigo Martínez y otros ha sido un proceso agónico, reflejo de una gestión financiera que Laporta heredó en crisis y que ha optado por resolver con medidas de alto riesgo.

Joan Laporta, presidente del Barça, en la reunión con los senadores del club EFE

Desde que asumió la presidencia en 2021, Laporta ha seguido una estrategia que combina la venta de activos futuros y costosos fichajes, en un intento por mantener la competitividad del equipo. Sin embargo, esta política de "vivir al día" no ha aliviado las tensiones económicas del club, que sigue acumulando deudas. En este contexto, decisiones como el fichaje de Vitor Roque o las comisiones pagadas por patrocinadores como Spotify contrastan con la narrativa de austeridad que se intenta proyectar.

La incertidumbre sobre si Hansi Flick podrá contar con Dani Olmo a partir de enero añade presión a una directiva que parece moverse de crisis en crisis. Además, las críticas de otros clubes de LaLiga, que acusan a Javier Tebas de trato de favor hacia el Barça, han intensificado el escrutinio sobre las acciones del equipo culé.

La historia reciente del Barça sugiere que este tipo de situaciones tienden a resolverse en el último minuto, aunque no siempre sin consecuencias. En enero de 2023, el mismo Juzgado de lo Mercantil obligó a LaLiga a inscribir a Gavi, tras un enfrentamiento similar. Sin embargo, en esta ocasión, las circunstancias parecen más complicadas. La Audiencia de Madrid ya sentó un precedente al anular cautelares en otro caso, validando los límites económicos impuestos por LaLiga.

El club también enfrenta restricciones por parte de la RFEF y LaLiga, que ya rechazaron la posibilidad de usar la baja de Ter Stegen como mecanismo para inscribir a Olmo y Pau Víctor. Ambas instituciones argumentan que esta medida ya fue aplicada previamente con Szczesny, limitando su uso en futuras operaciones.

Una bomba en manos de Laporta

Laporta, durante el tradicional almuerzo navideño con los medios, reconoció las dificultades del caso. "Estamos trabajando en todas las vías posibles para inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor", aseguró. Sin embargo, las soluciones que propone la directiva parecen llegar tarde y depender de factores externos que escapan a su control. La situación se asemeja a un juego de cartas en el que cada movimiento tiene el potencial de desmoronar la partida.

La presión aumenta a medida que se acerca la fecha límite. Si bien el Barça aún tiene margen para negociar, la realidad es que cualquier paso en falso podría desencadenar una crisis aún mayor. La inscripción de Dani Olmo se ha convertido en un símbolo de los desafíos que enfrenta un club que, pese a su historia y grandeza, parece estar atrapado en una espiral de decisiones precipitadas y problemas financieros.

La gestión económica del Barça bajo Laporta sigue generando debate. Por un lado, está la necesidad de mantener al equipo competitivo, con fichajes de alto perfil como Dani Olmo que refuercen la plantilla. Por otro, está la pregunta de si el club puede seguir adelante con una estrategia que prioriza el gasto inmediato sobre la estabilidad a largo plazo.

El próximo 27 de diciembre será una fecha clave no solo para el futuro de Dani Olmo, sino también para la credibilidad de la directiva de Laporta. En este caso, como en tantos otros, el tiempo será el juez definitivo de si las decisiones tomadas fueron las correctas o si el club sigue caminando hacia un abismo económico del que será difícil salir.