Un mes, cinco partidos, dos competiciones y un exilio lejos del Santiago Bernabéu. Eso es, en cifras, lo que le resta al Real Madrid para despedir este 2024 que le está dejando dos caras opuestas, la exuberante del final del pasado curso y la más gris del inicio de este.
Los blancos tienen todavía muchos deberes por hacer en este sprint final antes de que lleguen las Navidades. Su irregularidad marca los últimos compases del año y hasta presenta ciertas apreturas en Europa. Parece mentira, pero los de Ancelotti no están tan lejos de firmar un descalabro en la nueva Champions League.
Encauzar el periplo continental es una de las grandes asignaturas pendientes para los últimos compases del 2024, pero no es la única porque el asalto al liderato de La Liga también exige. El hándicap que se encontrarán los merengues, eso sí, es que tendrán que hacerlo prácticamente todo a varios kilómetros de distancia del Santiago Bernabéu.
Sin pisar por casa
Hasta cinco encuentros en dos semanas y media van a poner a prueba físicamente al Real Madrid. Este fútbol moderno y saturado sigue echando la mano al cuello de los clubes para ahogarles, y en esta maratón de partidos los blancos además van a tener que jugarlo prácticamente todo fuera de casa.
El calendario llevará a los hombres de Ancelotti a enfrentarse de forma consecutiva y siempre fuera de casa a Athletic Club, Girona, Atalanta y Rayo Vallecano. Cuatro encuentros seguidos a domicilio que van a condicionar irremediablemente el resto de la temporada. Tan sólo el último partido del año contra el Sevilla tendrá como testigo al Santiago Bernabéu.
Es precisamente fuera de su hogar donde el Real Madrid más pinchazos ha experimentado en lo que va de temporada. En el inicio de La Liga empató contra el Mallorca y Las Palmas, y posteriormente lo hizo ante el Atlético de Madrid. Los otros dos batacazos se han dado en Champions con las derrotas ante el Lille primero y contra el Liverpool más recientemente.
Cinco traspiés, con tres empates y dos derrotas, que arrojan un porcentaje de victorias para los blancos a domicilio extrañamente bajo para un equipo que acostumbra a ganarlo casi todo.
La Champions, urgente
Este tramo final del año deja una serie de tareas pendientes para el Real Madrid en las que tendrá que aplicarse para salvar la crisis que acecha desde hace ya varias semanas.
La reciente victoria ante el Getafe, unida al batacazo del Barcelona ante Las Palmas, alivia la situación considerablemente. Ahora el equipo de Ancelotti se encuentra a un único punto de los culés y matemáticamente dependen de sí mismos para asaltar el liderato cuando hace un mes se veía todo muy oscuro.
Pero si en la competición regular las puertas se abren de par en par, en la Champions las aguas bajan mucho más revueltas. El pinchazo en Liverpool todavía duele y dejó una factura a nivel clasificatorio que va a obligar al Real Madrid a hacer un esfuerzo extra en el tramo final de la fase de grupos.
Antes de cerrar este 2024 los blancos van a tener que medirse al Atalanta en Bérgamo, un partido que ha tomado un cariz casi dramático a estas alturas de la temporada. El Real Madrid está con el agua al cuello en la posición 24 de la clasificación, la última que daría opción a entrar en el 'play-in' por los octavos de final, y un nuevo pinchazo en Italia resultaría fatal.
Encauzar la situación en Europa se presenta por lo tanto como objetivo número uno en este tramo final del año, y contribuiría mucho a entrar al 2025 con los ánimos más relajados y con la crisis todavía más lejos.
La imagen y Mbappé
Más allá de los resultados y las apreturas de las clasificaciones, el Real Madrid tiene como meta en este próximo mes recuperar las sensaciones que no ha vuelto a tener desde que se terminó la pasada campaña.
Ancelotti todavía no ha conseguido dar con la tecla ni encajar las piezas para que el engranaje funcione. La llegada de Mbappé o la salida de Toni Kroos han obligado a mover el dibujo, y cuatro meses después del arranque de la competición el equipo todavía sigue sin transmitir una idea de juego definida.
Más allá de lo colectivo también preocupan las individualidades. Las grandes estrellas blancas no están resultando ser definitivas, y tan sólo Vinicius parece estar al nivel de lo que se espera de él.
La temporada de Bellingham está a años luz de la que firmó hace un año, y sobre todo hay preocupación en torno a la figura de Kylian Mbappé. En el año de su sonado aterrizaje en el Bernabéu, el delantero no está colmando las altísimas expectativas que había sobre él.
Quitar esa presión que existe por verle rendir al nivel del París Saint-Germain, recuperar su chispa y destapar el frasco de los goles de manera definitiva, es otra de las grandes tareas pendientes antes de que lleguen las Navidades. Tiene deberes el Real Madrid, que vive al filo entre dejar atrás la amenaza de la crisis y disipar las dudas sobre Ancelotti o sumirse en una situación de lo más delicada.