El Real Madrid ya es campeón de Liga. El conjunto dirigido por Carlo Ancelotti se alzó con su trigesimosexto título después de vencer con contundencia al Cádiz y la posterior derrota del Barça en Montilivi al Girona.
Una temporada sobresaliente para el club blanco que ha dominado la competición de principio a fin. Desde su victoria en el debut en San Mamés hasta hoy, a falta de cuatro jornadas para la finalización de la temporada.
Y es que la temporada del Real Madrid ha sido inmejorable. Los de Ancelotti han tenido que sobreponerse a multitud de lesiones a lo largo de todo el curso, varias de ellas de un calibre muy grande, pero se han repuesto a todo y, a base de gran fútbol y la aparición de sus estrellas, ha firmado una Liga para enmarcar.
La guinda del pastel la pusieron este sábado frente al Cádiz. Con un equipo repleto de suplentes, con la mente puesta en el partido de Champions frente al Bayern, el cuadro madridista afrontó su choque contra el Cádiz con el oficio que ha mostrado a lo largo de todo el curso. Ganó con claridad, gracias a los goles de Brahim, Bellingham y Joselu.
Con el trabajo hecho, a los merengues les tocaba esperar y poner un ojo en el partido entre el Girona y el Barça. Los de Xavi necesitaban ganar para retrasar, pero no lo lograron. Sucumbieron ante los de Míchel y le dieron el título a su máximo rival, además de perder la primera plaza.
Un día negro para el Barça
Se esperaba un partidazo en Montilivi y no defraudó en absoluto. Tanto el Girona como el Barça salieron con el cuchillo entre los dientes, en tromba y dispuestos a vivir un duelo de golpes constantes. Dejaron una primera parte excepcional con un inicio no apto para cardíacos.
No habían pasado ni tres minutos cuando el conjunto dirigido por Xavi dio el primer zarpazo del partido. Christensen, descolgado como delantero dentro, recibió un balón largo, controló con el pecho de espaldas a portería y se giró con el cuero todavía en el aire para dejarlo caer y sacarse un derechazo raso cruzado sobre la línea del área para batir a Gazzaniga. Un auténtico golazo.
Lo celebraron con rabia los jugadores del Barça, pero la alegría apenas les duró unos segundos. La euforia siguió en Montilivi, pero pasó a ser de los aficionados del Girona al ver a su pichichi mandar el balón al fondo de la red.
Los de Míchel se centraron tras el gol culé y armaron una jugada por el sector izquierdo. Iván Martín entró en el área, sentó a Araujo y puso un centro medido al segundo palo directo a la cabeza de Artem Dovbyk. El ucraniano, pichichi de la Liga, no falló y cabeceó con violencia para batir a Ter Stegen.
Ni cinco minutos habían pasado y el marcador era ya de 1-1. Y cerca estuvo de llegar otro gol más antes del primer cuarto de hora. Gündogan puso un centro medido al segundo palo y Christensen remató con la testa en dirección a gol. Sin embargo, Gazzaniga salvó el tanto sobre la línea.
El choque entró al fin en un periodo de sosiego y de control. Fue el Barça quien llevó la iniciativa y lo acabaron aprovechando al filo del descanso. En el 43' Lamine Yamal encaró a Miguel Guitérrez y éste le derribó en el interior del área. Hernández Hernández, que no lo vio en directo, acudió al VAR para pitar penalti a favor del Barça. No perdonó Lewandowski que engañó muy bien a Gazzaniga. Los azulgrana se marchaban con ventaja al término de la primera mitad.
Tres zarpazos
El Girona intentó mandar desde el inicio de la segunda parte, pero se topó con un Barça muy bien plantado sobre el verde de Montilivi y generando muchos problemas en la salida de balón de los locales. Las ocasiones se sucedieron, pero a los de Xavi les faltó puntería. Cancelo primero y después Gündogan dispararon muy centrado deteniendo sin problemas ambos remates Gazzaniga.
Míchel movió el banquillo y su equipo cambió por completo. En apenas dos minutos le dio la vuelta al partido con dos zarpazos. En el 65', un error de Sergi Roberto provocó que Dovbyk se marchara solo ante Ter Stegen. El ucraniano no definió y se la dejó a Portu para que su compañero rematara a placer.
Fue un golpe muy duro para el Barça, pero lo que ocurrió justo después fue mucho peor. Miguel Gutiérrez se internó en el área y disparó para colar, con la colaboración de Koundé, el balón en el fondo de la red.
El Barça colapsó y el Girona olió la sangre. Los de Míchel no dejaron de atacar y a falta de un cuarto de hora pusieron la guinda al partido con un auténtico golazo de Portu, el hombre del día. El extremo remató de volea de primeras un gran centro de Savinho que provocó el delirio en Montilivi.
El Barça sucumbió en el derbi catalán, perdió la segunda plaza en el campeonato y permitió que el Real Madrid ganara el título de Liga. No cabe duda que fue un día negro para el club culé. Y puede ser peor si el Madrid gana la Champions dentro de un mes.