Jornada 24. Real Madrid líder, Girona segundo. Dos puntos de separación entre ambos. Lo que sobre el papel son tan sólo frías estadísticas y números, para uno de los dos equipos significa estar viviendo el momento más importante de sus 94 años de historia.
El Girona se encuentra en un instante mágico que ni siquiera en sus mejores sueños contemplaba. Bien entrada la temporada, se encuentra disputando el campeonato de La Liga de tú contra todo un Real Madrid y esta es una circunstancia que se ha ganado a pulso gracias a una actuación memorable hasta el momento.
Los catalanes ya hace tiempo que dejaron de ser una sorpresa para convertirse en un firme candidato a firmar una gesta mayúscula que sería recordada para siempre y guardada como oro en paño en los libros de historia. 'Levantarle' una Liga a los grandes trasatlánticos de nuestro fútbol no es algo que se vea todos los días.
Si ya de por sí todo esto es algo que catapulta al Girona a otra dimensión, lo que tiene por delante este sábado puede suponer un paso más en su cuento de hadas. Los de Míchel rinden visita al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en un partido que, pase lo que pase, marcará sin duda lo que resta de temporada.
Gran parte de las aspiraciones reales de los catalanes para seguir luchando por La Liga hasta el final pasan por este fin de semana. Una derrota supondría ampliar la renta a cinco puntos y complicarse mucho el camino, pero un triunfo en la casa blanca provocaría un gran terremoto en la competición.
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El Girona no llegará al Bernabéu con el papel de víctima, lo hará con el pecho hinchado de orgullo y reclamando su sitio en el trono del fútbol nacional. Tiene motivos suficientes el conjunto catalán como para creer que puede plantarle cara al Real Madrid y darle un golpe a La Liga, motivos para seguir soñando despierto de aquí hasta el final de la temporada.
Un modelo de juego claro
Este Girona sabe a lo que juega. Si tiene opciones reales de sacar algo positivo del Santiago Bernabéu es porque el equipo practica un fútbol maravilloso de memoria, un engranaje perfectamente engrasado en el que más de uno podría dar un pase con los ojos cerrados.
El concepto de 'jugar bien' es algo muy abstracto, pero lo que es seguro es que este Girona borda el fútbol y juega bonito. Un equipo alegre, atrevido, que muerde sin balón y que con él en los pies tiene futbolistas capaces de desequilibrar un partido en cualquier momento.
Un gran estado de confianza
Si hay algo que ahora mismo caracterice a este Girona aparte de su juego maravilloso es el estado de confianza en el que se encuentra. Las victorias han ido aumentando poco a poco la fe de este equipo en lo que hace y ha llegado al punto de que su convicción le ha llevado a ganar partidos que quizás no merecía.
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La plantilla está rindiendo seguramente por encima de sus posibilidades y eso lo propicia el estado mental tan favorable que atraviesan los futbolistas. Cada uno sabe su papel, dónde aporta y en qué momento puede ayudar al equipo, así que todos reman a favor de obra.
Míchel, el capitán
Esta obra de arte tiene sello de autor. El increíble juego y rendimiento del Girona no es algo que haya surgido por generación espontánea ni porque de repente un grupo de futbolistas se hayan entendido como por arte de magia.
Míchel tiene mucha culpa en todo esto. El entrenador está sin duda ante el mejor trabajo de toda su carrera deportiva y está consiguiendo llevar a los futbolistas a un nivel excelso gracias a su manera de entender el fútbol. Tan importante es su trabajo, que ha sonado ya para el FC Barcelona después del anuncio de la marcha de Xavi Hernández al final de la temporada.
Nombres propios
El secreto de este Girona es el juego en equipo, el bloque que ha conseguido formar Míchel, pero en el fútbol también cuentan las individualidades y todo este cóctel ha llevado a brillar a futbolistas desconocidos hasta el momento.
Gazzaniga se ha convertido en el jefe de la portería, Miguel Gutiérrez ha demostrado unas cualidades impresionantes para la práctica del fútbol, Blind ha encontrado su sitio, Aleix García dirige desde en centro del campo, y Savinho, Dovbyk y Tsygankov maravillan en la zona de ataque. A eso hay que sumarle que Stuani es incombustible. Nombres propios que encajan perfectamente en el puzle.
Un sueño sin presión
El Girona se puede permitir no sólo la licencia de soñar en grande, sino de vivir el momento sin presión. En este mano a mano ante el Real Madrid, toda la obligación es para el conjunto blanco, que por presupuesto y entidad debería mandar, pero el fútbol a veces deja cosas imprevistas.
La gesta de jugar la próxima edición de la Champions League está al alcance y parece que tan sólo una debacle podría evitar esto. El Girona pisará Europa, algo maravilloso para el club, pero todavía quieren un poquito más.