El FC Barcelona tomó ventaja en la semifinal de la Supercopa de España ante Osasuna con un polémico gol. Los culés se adelantaron en el minuto 59 gracias a un gol de Lewandowski con un tiro raso que vino precedido de una posible falta de Christensen en el momento en el que robó el balón a los rojillos.
El foco de la polémica se centró en la acción en la que José Arnaiz recibió de espaldas a la portería en campo propio. Christensen vio la oportunidad de apretar a su rival y salió de su posición para ir a encimar. Lo hizo de tal forma, que el jugador de Osasuna cayó al suelo en la disputa con ostensibles gestos de dolor.
Arnaiz se quedó tendido en el césped visiblemente dolorido, quejándose de un golpe en la parte baja de su espalda, como si el central del Barcelona le hubiera metido la rodilla en el momento del robo. La jugada, sin embargo, siguió y se convirtió en el primer gol del Barcelona en la semifinal de la Supercopa.
Christensen le entregó el esférico a Güngogan para que montara la acción de ataque del Barça. El alemán levantó la vista y, con su calidad habitual, filtró un buen pase para Robert Lewandowski, que ya se movía con un desmarque entre los defensores de Osasuna.
El polaco recibió, se marchó de los zagueros y con un disparo raso batió con comodidad a Sergio Herrera. Nada pudo hacer el portero de Osasuna ante una acción de tiro tan clara.
Muñiz Ruiz, el árbitro de campo, dio validez al gol, aunque hubo que esperar al veredicto del VAR. La jugada fue revisada desde la sala, pero ni siquiera llamaron al árbitro para que acudiera a la pantalla, así que los colegiados certificaron que el gol de Lewandowski era válido.