La Real Sociedad consiguió este martes un hito histórico para el club. Por primera vez, los donostiarras cerraron una fase de grupos en competiciones europeas sin perder ningún solo partido. En total tres empates y tres victorias para pasar a los octavos de final de la Champions como primera de grupo.
Un éxito rotundo propiciado, en gran parte, por Imanol Alguacil. El técnico donostiarra ha logrado crear un equipo de autor, siempre bajo los mismos pilares: dedicación, humildad y sacrificio. Pero también le ha sumado buen fútbol a un proyecto que dura ya seis años y que está en su mejor momento.
Lo que está claro es que nadie le ha regalado nada a Imanol Alguacil. Ni como jugador, cuando tuvo que abandonar el club de su vida, la Real Sociedad, para intentar triunfar en el fútbol, ni en su etapa como entrenador donde ha ido escalando desde las categorías inferiores hasta llegar al primer equipo.
El club de su vida
Alguacil vive por y para la Real Sociedad. Siempre lo ha hecho. Desde su etapa como futbolista donde superó el centenar de partidos hasta su trayectoria como técnico, siempre ligado a Zubieta.
Tras retirarse como jugador montó una empresa de mensajería y comenzó a trabajar como comercial. Mientras tanto dirigía al Orioko en categoría cadete. Se sacó el carnet de entrenador y pasó a dirigir el Zarautz. Lo hizo bien en el cuadro donostiarra y la Real Sociedad se fijó en él. Ahí comenzó a forjarse un entrenador que años después se ha convertido en una de las sensaciones de Europa.
Comenzó como segundo entrenador en el Juvenil, pero a mitad de temporada se hizo cargo del equipo. En 2014 Imanol empezó la temporada como segundo entrenador del Sanse, filial de la Real Sociedad, con Asier Santana al frente. Para el mes de noviembre marchaban cómodamente en mitad de la clasificación, pero la mala trayectoria del primer equipo llevó a la destitución de Jagoba Arrasate. Moyes llegaba como nuevo entrenador, Santana pasaba a ser su ayudante e Imanol tomaba las riendas del filial.
Terminó la temporada en mitad de tabla y poco a poco fue mejorando sus registros y logrando que sus jugadores se hicieran un hueco en Primera División. Primero Aritz Elustondo, luego Mikel Oyarzabal y en su tercera temporada Odriozola, Zubeldia o Guridi. Al año siguiente metió al equipo en playoff de ascenso a Segunda, pero no pudo dirigir al equipo en los partidos más importantes de la temporada.
Sueño cumplido
Alguacil no estuvo presente en los playoff, pero la razón fue algo mucho mejor. Eusebio fue destituido como entrenador del primer equipo y Alguacil fue el encargado de tomar las riendas durante los últimos meses de la temporada. Su balance: cinco victorias, un empata y tres derrotas. Sorprendió a todos.
Sin embargo, la campaña siguiente volvió a su puesto en el filial, un equipo en el que ya despuntaban futbolistas como Le Normand, Roberto López, Guevara, Zubimendi o Aihen. Tan solo duró seis meses en el cargo. De nuevo fue solicitado para dirigir al primer equipo. Y de ahí no se movió.
Aquello ocurrió en la temporada 18-19 y, a partir de ahí, su rendimiento ha sido impecable. Ha clasificado a la Real Sociedad a competiciones europeas en todas sus temporadas y logró el título de Copa del Rey en 2021. Fue el mayor éxito de su carrera.
Todavía quedaba la guinda del pastel. La temporada pasada consiguió meter al equipo donostiarra en la Champions League por primera vez en diez años y este año está firmando un torneo brillante. En un grupo con equipos de la talla del Inter de Milan, Salzburgo y Benfica no ha perdido ningún partido y ha pasado a los octavos de final como primera de grupo.
Ahora solo queda soñar. El próximo lunes es el sorteo y los donostiarras tendrán la ventaja de jugar el partido de vuelta en Anoeta. Nadie quiere a la Real, o no deberían. Este equipo quiere hacer historia y con Imanol Alguacil al frente y un plantel de nivel todo es posible.