El Clásico, como acostumbra, estuvo cargado de polémica. En una semana en la que se ha hablado mucho de los árbitros, especialmente por el 'caso Negreira', Gil Manzano tuvo trabajo especialmente en una acción en el tramo final del choque en la que el Real Madrid pidió penalti sobre Camavinga.
Corría el minuto 79 y el conjunto blanco, tras haber conseguido el empate por mediación de Bellingham, apretaba al Barça en busca de la victoria. Eduardo Camavinga, que había entrado por el lesionado Mendy, consiguió encontrar un gran espacio por la banda izquierda y llegó hasta el área culé en busca del segundo tanto.
El francés, en plena carrera, hizo un recorte para tratar de marcharse de la oposición de Araujo, y en el momento de superar al uruguayo cayó derribado dentro de área. El defensor del Barcelona se cruzó en su camino, le puso los brazos a la altura del pecho y además las piernas de ambos se entrelazaron, por lo que Camavinga no pudo seguir avanzando en su carrera.
El francés cayó al suelo e inmediatamente se giró pidiendo penalti a Gil Manzano, el árbitro de El Clásico. Varios futbolistas del Real Madrid también alzaron los brazos en señal de protesta, pero la acción ni siquiera fue revisada en el monitor por Gil Manzano, por lo que desde la sala VOR no consideraron tampoco que la acción fuera punible.
La jugada fue decisiva, ya que el partido llegó igualado a los instantes finales y podría haber supuesto un segundo tanto del Real Madrid para llevarse El Clásico en Montjuïc. Sin embargo, los colegiados consideraron que el contacto entre Araujo y Camavinga no fue suficiente como para señalar penalti en la acción más polémica de este encuentro entre el FC Barcelona y el Real Madrid.