En mitad de la polémica por el 'caso Rubiales', el presidente del Atlético de Madrid Enrique Cerezo ha dado unas declaraciones que han dado que hablar. El dirigente rojiblanco se encontraba en la localidad madrileña de Majadahonda, donde este miércoles hizo de pregonero en honor al Santísimo Cristo de los Remedios.
Cerezo tomó la palabra desde el balcón del Ayuntamiento de Majadahonda, localidad en la que se emplaza la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid. El presidente colchonero dio un discurso y tras ello entregó a la alcaldesa Lola Moreno una camiseta del equipo madrileño con el número 10 a la espalda.
Después del acto, Cerezo se paró a hablar ante los micrófonos de la cadena COPE. El presidente del Atleti fue cuestionado sobre varios temas de actualidad en el fútbol español, siendo el 'caso Rubiales' el más polémico de todos. Cuestionado sobre si el ya expresidente de la RFEF tuvo que pedir perdón a Jenni Hermoso por el beso, dijo esto:
"No sé quién tiene que pedir perdón, no estoy ni en el cuerpo de Rubiales ni en el de Jenni Hermoso. No sé quién tiene que pedir perdón a quién, y si se lo tiene que pedir Rubiales a Jenni, se lo tendrá que pedir. Si no se lo ha pedido ya, se lo pedirá dentro de poco, creo que tiene que ser así. Pero vamos, a mí ni me preocupa ni me importa, personalmente no tengo nada que decir", expresó Cerezo tras la pregunta de la COPE.
En otro orden de cosas, Cerezo también fue preguntado por la salida de Yannick Carrasco del Atlético de Madrid al cierre del mercado de fichajes para poner rumbo a Arabia Saudí: "Ha hecho bien en marcharse. El contrato que le ofrecían era 10 veces mayor y yo hubiera hecho lo mismo", señaló sobre la baja de última hora del futbolista belga.
El pregón de Cerezo
Durante su discurso en el balcón del Ayuntamiento, Cerezo hizo hincapié en el fuerte vínculo existente entre el Atlético de Madrid y la localidad madrileña: "Como ya dije en aquella ocasión, el vínculo entre Majadahonda y mi familia es muy especial. Aquí vivió mi querida madre y residieron mis hermanos. Mi madre sintió el cariño y cercanía de todos sus vecinos y siempre nos decía lo bien que se vivía en Majadahonda. ¡Qué razón tenía!", reconoció en su pregón.