Cualquier cosa que tenga que ver con el 'caso Rubiales' puede estallar por los aires en cuestión de horas. Desde que el ya expresidente de la Real Federación Española de Fútbol le propinó el polémico beso en la boca a Jenni Hermoso hace ya más de una semana en la celebración del Mundial, los acontecimientos se han ido sucediendo a una velocidad de vértigo y han ido afectando a diferentes partes implicadas.
Inhabilitaciones, renuncias a diferentes cargos, nuevos nombramientos y cambios radicales de discurso han afectado en las últimas horas a diferentes personalidades relacionadas con la Federación y con la Selección, y una de ellas es Jorge Vilda. El seleccionador, siempre discutido desde que saltó el motín de las jugadoras varios meses antes incluso de la disputa del Mundial, afronta ahora un escenario de mucha incertidumbre.
Se puede decir que se ha quedado absolutamente solo y que ahora mismo no sabría muy bien cómo desempeñar su cargo, entre otras cosas porque le resultaría complicado hacerlo por la simple falta de efectivos. El comunicado conjunto de todas las campeonas del mundo (y muchas más jugadoras) en el que renunciaban a ir a la Selección mientras no se regenerara la RFEF es algo alarmante, pero a eso hay sumar otros factores añadidos.
Hasta once integrantes del cuerpo técnico de Jorge Vilda presentaron su dimisión, completamente indignados por lo sucedido durante los últimos días, por lo que ahora mismo el seleccionador se encuentra sin apenas staff con el que poder trabajar.
El gran apoyo del seleccionador durante los últimos meses, el propio Luis Rubiales, se encuentra además suspendido por la FIFA y está provisionalmente, al menos durante 90 días, apartado de cualquier función. También es cierto que una posible vuelta al cargo no ayudaría a reconducir la situación en la que se encuentran Vilda y el fútbol español.
La escenificación de una ruptura
Desde que estalló el motín de las jugadoras, el seleccionador Jorge Vilda siempre había estado en entredicho. Más allá de las cuestiones puramente deportivas, donde supo reconducir al equipo y sacarse de la manga una convocatoria de futbolistas a las que convirtió en campeonas del mundo, varias futbolistas renunciaron a ir convocadas con él mientras otras pidieron disculpas y fueron readmitidas.
La discusión sobre si realmente tenía el apoyo de las futbolistas citadas para el Mundial siempre estuvo encima de la mesa, pero después de que estallara todo por los aires con el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso la ruptura se escenificó de una manera muy evidente.
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Mientras que las jugadoras sacaron el pasado viernes un comunicado conjunto a través de la plataforma FutPro en el que renunciaban a volver a la Selección mientras no se dieran cambios sustanciales en la estructura, Jorge Vilda apareció el día después en primera fila durante el discurso de Luis Rubiales.
En aquella Asamblea General Extraordinaria de la RFEF, el ya expresidente se negó a dimitir y contradijo las palabras de Jenni Hermoso, mientras la foto de Jorge Vilda aplaudiendo su discurso en primera plana cogía fuerza. Este aplauso del seleccionador ante las palabras de Rubiales escenificó que las partes, entrenador y jugadoras, iban cada una por caminos muy distintos.
Cambio de versión y dimisiones
Horas después del discurso de Luis Rubiales en el salón de actos de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, la FIFA decidió tomar la decisión de suspender sus capacidades para ostentar cualquier cargo en el fútbol nacional e internacional durante al menos 90 días. Esta decisión del máximo organismo del balompié provocó una gran cascada de reacciones, las más llamativas las de Luis de la Fuente y el propio Jorge Vilda, quienes habían estado aplaudiendo las palabras de Rubiales el día anterior.
Jorge Vilda emitió un comunicado en el que hablaba de un "comportamiento impropio" por parte de Luis Rubiales, algo "que él mismo ha reconocido". "Los hechos protagonizados por Luis Rubiales no respetaron el mínimo protocolo que debe seguirse en estos actos de celebración, y no son edificantes ni apropiados para una persona que estaba representando a todo el fútbol español", aseveró Vilda.
El cambio de posición por parte del seleccionador fue absolutamente radical, y pasó de estar del lado de Rubiales a criticar su conducta abiertamente. No en vano, durante la asamblea el expresidente le había prometido un aumento del sueldo al entrenador hasta el medio millón de euros tras el gran éxito conseguido en el Mundial de Australia.
Con la inhabilitación de Rubiales, Vilda perdió al que ha sido su gran apoyo en la Federación durante los últimos meses. Desde que el motín de las jugadoras estalló, Rubiales siempre reforzó su figura y le apoyó públicamente, así que con la salida del expresidente su posición se ve debilitada.
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No sólo eso, sino que hasta 11 miembros del cuerpo técnico que comandaba Jorge Vilda presentaron su renuncia en bloque a sus respectivos puestos mientras que no se dieran cambios notables en la Federación. Algunos de ellos estuvieron en la Asamblea de la RFEF, pero llegaron a decir en el escrito que tuvieron que "asistir obligatoriamente" a este acto.
Así las cosas, ahora mismo la selección de fútbol femenina es un auténtico desierto en el que tan sólo queda en pie y sin renunciar a su puesto el seleccionador Jorge Vilda. Sin jugadoras seleccionables, sin cuerpo técnico y sin su presidente de confianza, es la soledad de un entrenador que afronta un futuro muy incierto.