El fútbol español tiene un problema de racismo, reconocido por Luis Rubiales e identificado por multitud de agentes del sector de este deporte por todo el mundo. Los insultos racistas que recibió Vinicius en Mestalla son el último episodio de estos vergonzosos incidentes.
"¡Has sido tú!". Vinicius hizo lo que hasta ahora no había pasado nunca: señalar a una de las personas que se le habían dirigido con insultos o gestos racistas. Fueron decenas, quizás centenares o miles, pero el brasileño vio a uno y quiso que se le castigara. El partido, mientras tanto, se paró.
Lo que los aficionados se preguntan ahora es por qué luego se reanudó el encuentro, por qué Vinicius siguió jugando aunque por un momento quiso salir de allí, si en otros países se ha visto lo contrario cuando se han producido hechos tan bochornosos como el de este domingo. La respuesta está en el "Protocolo de actuaciones contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el fútbol", firmado en Madrid el 18 de marzo de 2005.
Es a día de hoy, 18 años después, la normativa vigente en el fútbol español para estos casos. Lo estaba cuando se llamó "mono" a Samuel Eto'o, cuando le tiraron desde la grada un plátano a Dani Alves y ahora cuando Vinicius se ha enfrentado a ataques racistas hasta en siete estadios de Primera División.
RFEF, LaLiga (entonces LFP) y la AFE, junto a los clubes, firmaron un documento que luego fue completado con el "Protocolo de actuación para el restablecimiento de la normalidad en competiciones, pruebas o espectáculos deportivos a que se refiere el artículo 15.2 de la Ley 19/2007", el cual tipificó delitos de odio por primera vez en los estadios.
La orden es del árbitro
A fin de cuentas, es el árbitro del partido el que debe asegurarse de cumplimiento del protocolo, que así viene reflejado: El Comité Técnico de Árbitros, como representante de todo el colectivo de árbitros de fútbol, respalda las líneas inspiradoras del presente documento y se adhiere a los postulados que lo sustentan. La Real Federación Española de Fútbol desea que los árbitros sigan contribuyendo activamente a la prevención de este fenómeno y puedan actuar con determinación ante estas deplorables conductas. A tal fin, la Real Federación Española de Fútbol impartirá las siguientes directrices o instrucciones en materia de arbitraje:
a) Se instruirá a los árbitros para que las actas arbitrales reflejen, de forma específica, todo tipo de ofensas o incidentes racistas en que tomen parte tanto los participantes como el público. Asimismo, y de forma progresiva, se adoptarán los formularios y modelos de actas para consignar este tipo de incidencias.
b) La paralización o interrupción momentánea de los partidos donde se produzcan conductas racistas, xenófobas o intolerantes -tanto de obra como de palabra- será una facultad reservada a los árbitros.
c) Cuando los árbitros hagan uso de la facultad prevista en el apartado anterior instarán al organizador para que transmita -a través de la megafonía y de los sistemas audiovisuales del estadio- mensajes que condenen ese tipo de conductas y que insten a los asistentes a observar un comportamiento respetuoso con todos los participantes.
d) Cuando los árbitros consideren que las ofensas o conductas racistas, xenófobas o intolerantes revistan suma gravedad, y antes de adoptar la decisión de suspender el partido, agotarán las vías dirigidas a lograr que prosiga su celebración. En este sentido, consultarán sobre la conveniencia de adoptar semejante decisión a los capitanes de ambos equipos y a los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad desplegadas, y ordenarán al organizador que difunda -a través de la megafonía y de los sistemas audiovisuales del estadio- la posibilidad de acordar la suspensión en caso de que prosiguieran los incidentes en cuestión.
Mensaje por megafonía
En el protocolo, también viene reflejado lo que se debe difundir por megafonía y los sistemas audiovisuales del estadio:
a) se condene y repruebe todo tipo de acto o conducta racista, xenófoba o intolerante;
b) se dignifique, apoye y respalde a las víctimas de actos racistas xenófobos o intolerantes, así como a sus familiares;
c) se informe adecuadamente de las medidas disciplinarias que se adoptarán frente a quienes sean identificados como autores de conductas racistas, xenófobas o intolerantes;
d) se recuerde la posibilidad de eludir la imposición de medidasdisciplinarias contra el club organizador o atenuar su responsabilidad, cuando la participación de los aficionados o asistentes a los encuentros permita localizar e identificar a los autores de actos racistas, xenófobos o intolerantes.
Plan de acción
Además, el protocolo también recoge un 'Plan de acción contra el racismo' que contiene:
a) medidas disciplinarias internas, que los clubes aplicarán a su personal, asociados, abonados y/o clientes causantes de incidentes de índole racista, xenófobo o intolerante en el ámbito del deporte;
b) medidas de concienciación y sensibilización del personal (deportivo o no) y de sus aficionados y simpatizantes, sobre la grave amenaza que supone el racismo, la xenofobia y la intolerancia tanto para el fútbol, como para los valores que encarna;
c) acciones dirigidas a prohibir, erradicar y/o prevenir la difusión -por cualquier vía o medio- de mensajes, símbolos y/o consignas de contenido racista, xenófobo o intolerante;
Las medidas previstas en el citado plan serán debidamente publicitadas y serán parte integrante de los vínculos jurídicos asumidos por los clubes u organizadores con sus asociados.
¿Qué pasó con Vinicius?
Visto esto, se puede comprobar que Ricardo de Burgos Bengoetxea, el árbitro del Valencia-Real Madrid, cumplió con el protocolo y entendió que no tenía que recurrir a la medida más contundente de todas: suspender el partido. Ni Ancelotti ni los jugadores del Real Madrid se podían plantar por su cuenta, ya que se exponían a una sanción por incomparecencia.
Algo similar ocurrió en 2021, cuando Mouctar Diakhaby denunció que Juan Cala, futbolista del Cádiz, le llamó "negro de mierda" durante un partido de Liga. El defensor decidió no salir al campo tras haberlo abandonado previamente, pero sí dio su visto bueno a sus compañeros a que ellos lo hicieran para así no perder los tres puntos. En el caso de este domingo, Ancelotti y Vinicius hablaron y determinaron que el brasileño siguiera jugando si el árbitro no suspendía el partido.
De hecho, solo hay un precedente en el fútbol español de un partido que se haya suspendido por insultos desde la grada: el Rayo Vallecano-Albacete, en 2019, donde el jugador Zozulya fue increpado al grito de "nazi" por su cercanía a organizaciones ultraderechistas en Ucrania.
La FIFA pide más medidas
A todo esto, la FIFA pidió a través de su presidente, Gianni Infantino, endurecer los protocolos contra el racismo mediante un proceso de tres pasos que recomienda "que se use en todos los niveles del fútbol".
"En primer lugar, se detiene el partido y se anuncia. En segundo lugar, los jugadores abandonan el terreno de juego y el anunciador dice que, si continúan las agresiones, se suspenderá el partido. El partido se reanuda, y en tercer lugar, si continúan las agresiones, el partido se detendrá y los tres puntos serán para el adversario. Estas son las normas que deberían aplicarse en todos los países y en todas las Ligas", escribió Infantino como respuesta a los ataques a Vinicius.