Cuando José Luis Mendilibar (Zaldívar, 1961) fichó por el Sevilla, el equipo estaba a solo dos puntos del descenso y ni se planteaba ponerse a pensar en ganar la Europa League. Menos de dos meses después, los hispalenses están a un punto del puesto en Liga que da acceso a la Conference y, sobre todo, ya está en su séptima gran final europea.
El Sevilla ganó este jueves a la Juventus en la prórroga y se medirá a otro equipo italiano, la Roma de Jose Mourinho, el próximo 31 de mayo en la final que se jugará en el Puskás Aréna de Budapest. "Nadie la quiere como nosotros", decía el tifo del Sánchez Pizjuán este jueves sobre la copa de la Europa League y por eso tratará de levantarla por séptima vez dentro de 12 días.
Para Mendilibar es la primera oportunidad de ganar un título en su carrera, sea nacional o internacional. La ocasión le llega a los 61 años y tras toda una trayectoria en los banquillos habiendo dirigido cerca de 1.000 partidos (961) y, de esos, más de 400 (456) en Primera División. Lo suyo eran los equipos de la parte media-baja de la tabla (Valladolid, Osasuna, Eibar...) y tanto sacrificio ha tenido su recompensa.
"Es un premio a un entrenador que siempre ha entrenado a equipos que peleaban por otros premios,. Esto demuestra que hay más técnicos de este tipo, que con buenas plantillas pueden hacer grandes cosas y es un premio para técnicos que en teoría estamos currando en equipos pequeños", reivindicaba el técnico vizcaíno tras ganar a la Juventus.
Mendilibar cogió el Sevilla sin haber dirigido una sola eliminatoria europea en su carrera. Y tras superar dos en cuestión de semanas ante gigantes del continente (Manchester United y Juventus), se ha ganado el derecho de afrontar su primera gran final.
La transformación del equipo de Nervión es una realidad. De casi desahuciado a, prácticamente, casi cumplir los objetivos que se podían poner a comienzo de temporada. Cualquier sevillista hubiera soñado con alcanzar otra final de Europa League y, de quedar alguna más jornada por delante, con la dinámica actual, es imposible no creer que los de Mendilibar, como mínimo, habrían luchado en Liga por los puestos de acceso a la segunda de las competiciones que rige la UEFA.
El premio llegará en Budapest. Con el sevillismo otra vez unido bajo la directriz de un entrenador que llegó al equipo sin mirar en el horizonte más allá de los dos meses y pico de temporada que restaban en ese entonces. Ahora nadie duda de que 'Mendi' se ha ganado a pulso dirigir al equipo desde el inicio de la próxima temporada. La revolución de los humildes, de los técnicos de "equipos pequeños", se da en el Sánchez Pizjuán.