El Santos apartó de forma provisional de su plantilla al defensa Eduardo Bauermann, uno de los jugadores acusados de haber recibido sobornos por parte de una mafia que manipulaba los resultados en el fútbol brasileño para favorecer a los apostadores. El club decidió tomar esta drástica medida después del escándalo destapado en las últimas fechas, ya que no tolera este tipo de actitudes.
La prensa brasileña publicó algunos fragmentos de una conversación telefónica en la que un apostador realiza amenazas al jugador por no haber realizado su promesa de forzar una cartulina amarilla en un partido. El Santos comunicó su decisión a través de un comunicado en el que argumentó que el defensa "está separado de forma preventiva de los entrenamientos con el equipo profesional a partir de este martes debido a las nuevas revelaciones divulgadas por la Operación Penalidad Máxima 2".
La Fiscalía realizó una investigación que permitió desarticular una organización acusada de haber manipulado los resultados de al menos seis partidos de la liga el año pasado, así como de otros cinco de campeonatos regionales. En estas investigaciones se apunta que Eduardo Bauermann, el jugador del Santos, recibió 50.000 reales (en torno a 10.000 dólares) por forzar una cartulina amarilla en el encuentro del Campeonato Brasileño contra el Avaí, un choque que terminó en empate.
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El Santos se reserva el derecho de tomar todavía medidas más drásticas si las investigaciones se confirman. Por el momento, esperará a que la Justicia decida si acepta o si rechaza las acusaciones contra el jugador, ya que "el Santos no tolera los desvíos de conducta y de ética", tal y como dice en su comunicado.
Más equipos
El Santos no es el único equipo que se ha visto salpicado por este escándalo de amaño de partidos, ya que otros clubes como el Brangantino y el Atlético Goianiense también han tomado medidas similares. En estos equipos también hay jugadores apartados acusados de realizar amaños en otros partidos.
La Fiscalía mientras tanto sigue con sus pesquisas e investiga al menos a cinco futbolistas y cinco equipos de primera y de segunda división por estas mismas prácticas ilícitas.
Las investigaciones dicen que los futbolistas implicados en este tipo de adulteraciones de los partidos recibían entre 10.000 y 20.000 dólares. Para ello, provocaban cartulinas amarillas o expulsiones, cometían penaltis, forzaban un número determinado de saques de esquina o incluso permitían la derrota de su equipo para tratar de favorecer a los apostadores.