La vida de Dani Alves ha cambiado de manera radical en cuestión de días. El brasileño ha pasado de disfrutar en el Pumas mexicano de sus últimos momentos como futbolista profesional, a convertirse en un recluso más de la cárcel de Brians 2, en Barcelona. Sobre el exjugador del Fútbol Club Barcelona pesa una acusación de violación a una joven en los baños de una discoteca, y desde el pasado 20 de enero se encuentra en prisión tras la decisión de la jueza instructora.
En primer lugar, el sudamericano ingresó en el centro de Brians 1, pero poco después fue trasladado a la cárcel de Brians 2 donde ahora se encuentra en el módulo 13, un ala de esta penitenciaría que ocupan los agresores sexuales de menores. Dani Alves sigue, por lo tanto, adaptándose a su nueva vida entre rejas y el diario La Vanguardia ha sacado a la luz nuevos detalles de cómo están siendo estos primeros días del jugador en su nueva estancia.
De hecho, este periódico informó de que, en este proceso de aclimatación, el lateral derecho ya ha tenido incluso la oportunidad de jugar su primer partido de fútbol en la cárcel junto al resto de sus compañeros de módulo. Fue el pasado jueves al mediodía, y esta pachanga le sirvió al brasileño para desconectar del mal trago que está pasando en los últimos días aunque fuera tan solo durante algunos minutos.
Máxima expectación
El ingreso de Dani Alves en la prisión de Brians 2 ha levantado una gran expectación al tratarse de una figura pública y muy reconocida en Barcelona. Desde su llegada, se formó cierto revuelo, aunque poco a poco todo el mundo dentro de la cárcel comienza a habituarse a tener a un personaje así entre rejas.
Sin embargo, el momento de ver a Dani Alves jugando un partido de fútbol dentro de la prisión levantó una increíble expectación entre todas las personas que se encuentran en Brians 2. El brasileño tocó el balón por primera vez desde que está preso y disputó una pachanga con el resto de sus compañeros de módulo bajo la atenta mirada de muchos curiosos que, según las informaciones de La Vanguardia, no querían perderse un momento así.
La voz se corrió rápidamente y no solo los reclusos del módulo 13 de esta cárcel se agolparon en torno al campo de fútbol, sino que también los del módulo vecino, el 14, hicieron lo propio. Ambas estancias están separadas por un vidrio que, pese a que no permite la comunicación, sí deja ver de un lado al otro, así que todos ellos se agolparon en torno al cristal para ver a Dani Alves jugando al fútbol.
No solo ellos, sino que el personal de la cárcel tampoco dejó pasar la oportunidad de poder ver al brasileño en acción. Así, funcionarios, profesionales externos e incluso algunas de las personas que forman parte de la dirección de este centro penitenciario, quisieron ver de cerca al exjugador del Fútbol Club Barcelona disputando un partidillo de fútbol.
Ahora, no obstante, en la cárcel planean tapar el vidrio que separa a los módulos 13 y 14 para frenar así la constante expectación que pueden levantar los partidos de Dani Alves en el patio.