Kylian Mbappé volvió a jugar con el PSG solo diez días después de la final del Mundial que perdió con Francia contra Argentina. El delantero pasa página hasta el punto de no querer entrar en las polémicas que le han rodeado en las últimas fechas, pero por fin respondió a las celebraciones del 'Dibu' Martínez.
El portero de Argentina se convirtió en uno de los protagonistas de los festejos por la victoria en Qatar. En su estado eufórico desmedido, dejó varios gestos obscenos y burlas hacia rivales. Uno de ellos fue Mbappé, llevando en el autobús descapotable por Buenos Aires un muñeco de un bebé con una careta del jugador galo.
A eso hay que sumar la tensión que hubo durante la final entre Mbappé y Messi, aunque tras el partido se dieron un amistoso abrazo. El '10' argentino salía en la foto del 'Dibu' con el muñeco de Kylian en el bus. Había mucho a lo que responder y ayer goleador con el PSG lo hizo de una manera que hay que aplaudir.
"Fui y hablé con él (Leo) después del partido y le felicité. Es lo que ha buscado toda su vida y yo también. Hay que ser buen jugador", dijo refiriéndose a la victoria de Messi con Argentina. Mbappé quiso zanjar cualquier rumor que aventura problemas entre ambas estrellas una vez el ex del Barça se reincorpore a la disciplina del club.
Seguidamente, Mbappé se refirió al 'Dibu' Martínez y su gesto. Le quitó importancia, pero dejando un dardo para el meta que juega en el Aston Villa: "La celebración no es mi problema. No hay que gastar energía en cosas inútiles. Lo importante ahora es dar lo mejor de mí para el club".
Mbappé tira del carro
Sin exprimirse, aún sin Messi y con Neymar expulsado a la hora de partido, Kylian Mbappé rescató la victoria para el PSG en el minuto 96, cuando sufrió un penalti que él mismo transformó en el definitivo 2-1 contra el Estrasburgo, el penúltimo de la clasificación, cuando el empate parecía inamovible.
Sobre la hora, en inferioridad numérica, de forma agónica, con una seria advertencia para el futuro, cumplió con la lógica el líder de la tabla. Al PSG no le bastó con el 1-0. Impulsado por Neymar, asistente por décima vez, Marquinhos marcó al cuarto de hora del partido, sin intuir que, al inicio del segundo tiempo, aún sentiría los apuros del 1-1 del Estrasburgo, también protagonizado por el central brasileño, pero en su propia portería, para avisar al PSG de que no era suficiente con tan poco.
Quizá desde el 1-0 con el que se conformó y sintió que todo estaba hecho. Entonces comprobó que no era así, incluso agravado por la expulsión sobrepasada la hora de partido de Neymar, con dos amarillas en tan solo dos minutos. Se amplificaron las dificultades del líder, que encaró la media hora final en inferioridad numérica y con empate.
Los de casa volverían a arrinconar al conjunto visitante, resistente en su campo frente al PSG hasta el minuto 96, hasta que Mbappé acudió al rescate, derribado en el área y goleador de penalti para enmendar a Neymar y al líder.