El VAR llegó al fútbol para hacer justicia. Al menos, eso es lo que dicen sus defensores a ultranza desde su instalación definitiva hace pocos años en todas las grandes competiciones. Hay aspectos incuestionables, como que en el fuera de juego la tecnología ayuda de una manera importante, pero hay otras situaciones mucho más grises del juego donde las repeticiones del vídeo arbitraje no solo ayudan sino que parecen ir en contra del juego.
Las tomas a cámara lenta y la imposibilidad de poder medir la intensidad de un contacto ponen en entredicho la utilización del VAR. En ocasiones adquiere demasiado protagonismo esta herramienta y sanciona situaciones que, en otros momentos, jamás se hubieran tenido en cuenta. El fútbol es un deporte con choques e impactos, y eso hace que si cada jugada es revisada al milímetro se puedan disparar exponencialmente el número de infracciones.
Esta teoría cobra especial relevancia al coger los datos del número de expulsiones acumuladas. Las cifras dicen que, o bien los árbitros tienen la piel más fina que en otras ocasiones, o la sobreactuación del VAR está empezando a alcanzar límites insospechados. Hay que recordar que todas las expulsiones son objetivo de revisión por parte de esta herramienta y que, por lo tanto, ninguna de ellas se produce sin que haya pasado previamente su filtro.
Son ya 54 las expulsiones que se acumulan en La Liga en apenas 13 jornadas de campeonato. Es un registro desorbitado, y de seguir este ritmo la cifra final podría alcanzar unos máximos escandalosos. Pero todo se hace más sangrante cuando los datos de España se comparan con el resto de las grandes ligas, y también las que no son tan grandes. La media, salvo en Francia donde suman ya 55 cartulinas rojas, se sitúa en torno a 20 expulsiones, por lo que La Liga está disparada por encima del doble.
Una jornada fatídica
La gota que ha colmado el vaso ha sido esta decimotercera jornada. El fin de semana arrojó un total de 8 expulsiones, y hubo partidos que se convirtieron en un verdadero festival de cartulinas rojas. Encuentros que quedan condicionados por completo en el momento en el que un equipo se queda con uno o varios jugadores menos, y amonestaciones que terminan repercutiendo en que el espectáculo del que disfrutan los aficionados sea menor.
Todo comenzó en el Coliseum Alfonso Pérez. En el tiempo añadido, Hernández Hernández se soltó y mostró hasta tres cartulinas rojas, dos para el Getafe y una más para el Cádiz. Tres tarjetas para engordar la cuenta ya completamente disparada de La Liga.
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Pero todavía quedaba mucho más. La Real Sociedad, con intriga tras la revisión del VAR, vio cómo expulsaban a Elustondo por un impacto con un rival a la hora de ejecutar el pase, y el Espanyol se quedó con diez en su partido ante el Atlético de Madrid por una falta de Cabrera cuando era el último jugador.
El fin de 'fiesta' llegó en el derbi sevillano. Los enfrentamientos entre Betis y Sevilla siempre son calientes pero las cartulinas rojas hicieron pronto su aparición. En todas y cada una de ellas tuvo que hacer acto de presencia el VAR para terminar corrigiendo las decisiones del árbitro principal, Sánchez Martínez. Otras tres más para llegar hasta las ocho expulsiones en esta jornada y las 54 en total.
Hasta el momento se han disputado 13 jornadas en La Liga y ya han sido expulsados más de medio centenar de futbolistas. Esto es, en la máxima categoría nacional cada jornada sale a unas cuatro expulsiones por semana, algo prácticamente inédito en Europa. No obstante, queda reflejado que es un problema del que debe ocuparse el fútbol español porque en Segunda División el número de sanciones de este tipo se sitúa en 51.
Solo Francia es peor
Los datos del resto de las grandes ligas europeas confirman que el caso de España es algo anómalo. Tan solo la Ligue 1 francesa alcanza los registros de La Liga al contar con 55 expulsiones hasta el momento, es decir, una más que la Primera División, si bien es cierto que en relación el promedio es menor ya que en Francia han llegado a disputar una jornada más.
La comparación es sangrante cuando entra en escena la Premier League. En una liga como la inglesa, donde siempre se destaca su intensidad, su continuidad en el juego y que apenas se señalen faltas por contactos leves, el nivel de expulsiones se sitúa en un escalón muy inferior. Tan solo 11 cartulinas rojas han llegado a mostrar los colegiados británicos hasta el momento, esto es, 43 menos que en España.
Es cierto que la liga inglesa es el ejemplo más exagerado, pero no deja de ser una de las grandes competiciones del mundo. Sin embargo, la comparación con otras grandes ligas sigue dejando en mal lugar al campeonato de Javier Tebas. La Bundesliga alemana es la segunda grande del continente con menos expulsiones y acumula hasta el momento un total de 22.
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En la Serie A, por su parte, los dígitos no son muy diferentes. La fama del campeonato italiano le persigue pero los números apuntan a que es una competición más limpia que La Liga, quizás a que los colegiados tienen otro criterio o incluso que el VAR es menos intervencionista.
Otras ligas menores, pero que también aportan equipos importantes a las competiciones continentales como la portuguesa o la holandesa, también tienen números que están lejos de los de La Liga. La Eredivisie apenas cuenta con 15 expulsados en su campeonato, mientras que el campeonato luso alcanza los 40.
En definitiva, los jugadores de La Liga tienen que andar con mucho más cuidado que los de otras competiciones ya que, estadísticamente, es más fácil que terminen fuera del césped antes de tiempo. Si el ritmo se mantiene, la progresión dice que el campeonato terminará con la friolera de 158 jugadores expulsados.