La alianza de Aleksander Ceferin y Volodímir Zelenski contra Rusia ha provocado que la relación personal entre el presidente de la UEFA y el de Ucrania se fortalezca en los últimos meses. El intercambio de mensajes públicos ha sido constante desde que el máximo organismo continental sancionara a las selecciones y equipos rusos con la prohibición de su participación en cualquier campeonato. Además, rompió el acuerdo de patrocinio con Gazprom, la mayor empresa gasista, y quitó la sede de la final de la Champions 2021 a San Petersburgo para dársela a París.
El pasado 19 de septiembre, Ceferin y Zelenski mantuvieron una reunión para analizar la situación tras la invasión de Rusia. El presidente de la UEFA mostró todo su apoyo a Ucrania y celebró la reanudación de la Premier League ucraniana tras meses de suspensión por el conflicto bélico. Zelenski agradeció a Ceferin, a través de una carta pública, su labor al frente de la UEFA y su posición contra Rusia. También cargó contra la Superliga.
La carta de Zelenski fue muy celebrada en Nyon (Suiza), donde tiene su sede la UEFA, al creer que sus palabras sobre la Superliga reforzarían la imagen de Ceferin contra los equipos que han plantado cara al monopolio en el fútbol. Ceferin decidió entonces agradecer al presidente ucraniano sus palabras con una maniobra que afectó también a España y Portugal.
Ceferin propuso a Zelenski entonces que Ucrania se sumara a la candidatura ibérica para ser sede del Mundial 2030. El presidente de la UEFA quiso así asegurarse la elección, a la vez de generar una perfecta campaña de relaciones públicas en un momento en que su imagen está más que dañada y antes de que se anuncie el fallo del TSJUE sobre el 'caso Superliga'.
Fue el propio Ceferin el que comunicó a Luis Rubiales y a su homólogo portugués, Fernando Gomes, la decisión de que Ucrania acogiera uno de los grupos de la fase previa a las eliminatorias. El presidente de la RFEF y el de la FPF abrazaron la propuesta nada más conocerla, ya que reforzará la posición de la candidatura ibérica como máxima favorita para acoger el Mundial 2030.
Además de Rubiales y Gomes, los gobiernos de España y Portugal fueron informados. El ejecutivo de Sánchez también mostró desde el primer momento su máximo apoyo a la iniciativa de Ceferin, al igual que António Costa. En la UEFA se da por seguro que la FIFA acogerá con un apoyo masivo a la candidatura de España, Portugal y Ucrania para el Mundial de 2030.
Este miércoles 5 de octubre a las 14:00 se ofrecerá una rueda de prensa donde se hará oficial que Ucrania pasa a formar parte de la candidatura ibérica. El acto se realizará en la sede de la UEFA y estarán presentes Luis Rubiales y Fernando Gomes, mientras se mantiene la incógnita sobre la asistencia o no de Ceferin.
La candidatura de la paz
La adhesión de Ucrania a la candidatura es un llamamiento de "paz y esperanza" de la UEFA al mundo. Además, sería una sede simbólica, ya que el grueso de los partidos seguirían disputándose en Portugal y, especialmente, en España.
El 74º Congreso de la FIFA que se celebrará en 2024 decidirá la candidatura ganadora. El de 2026 se disputará en Estados Unidos, Canadá y México, por lo que en 2030 habrán pasado 12 años desde el último que acogió Europa, que casualmente fue el de Rusia 2018. Por tanto, España, Portugal y Ucrania tienen todas las papeletas para ganar una elección en la que tendrá como máximo rival a una candidatura sudamericana formada por Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile.
De momento, 15 estadios españoles de 13 ciudades diferentes optan a acoger los partidos del Mundial 2030: Santiago Bernabéu, Metropolitano (Madrid), Camp Nou, RCD Stadium (Barcelona), San Mamés (Bilbao), La Cartuja (Sevilla), Nuevo Mestalla (Valencia), La Romareda (Zaragoza), La Rosaleda (Málaga), Reale Arena (San Sebastián), Riazor (La Coruña), Balaídos (Vigo), La Nueva Condomina (Murcia), El Molinón (Gijón) y Estadio Gran Canaria (Las Palmas).
El Santiago Bernabéu sería el estadio elegido para acoger la gran final del Mundial. El nuevo estadio del Real Madrid, una vez concluyan las obras, celebraría el partido más grande del fútbol 48 años después del Mundial de 1982.