La UEFA vuelve a poner el foco sobre las cuentas del Paris Saint-Germain. Después de haber sido objeto de vigilancia por parte de la máxima organización del fútbol europeo debido a sus pérdidas, el club presidido por Nasser Al-Khelaifi se encuentra expuesto ahora a sanciones más directas.
Según cuenta L’Équipe, el organismo financiero de la Confederación Europea (ICFC) ha enviado un acuerdo de liquidación a ambos clubes. Estas sanciones son de carácter económico, pero podrían llegar a serlo a nivel deportivo si no cambian las cosas en las próximas temporadas.
El déficit del PSG supera los 30 millones de euros permitidos en los últimos tres ejercicios, y tanto el PSG como el Marsella están obligados a reajustar sus cuentas progresivamente si no quieren enfrentarse a sanciones más severas.
A la ICFC no le convencieron los expedientes que recibieron por parte del PSG ni del Marsella, a quienes decidió enviarles un acuerdo de conciliación -en otras palabras, una multa económica- a la que han hecho caso omiso.
Los dos clubes franceses tienen la potestad de negarse a hacer frente a estas sanciones y acudir al TAS si hace falta, pero si se demuestra finalmente que han infringido las normas financieras que establece la UEFA pueden incluso arriesgarse a quedar excluidos de competiciones europeas. En el pasado, el PSG ya estuvo obligado a firmar un acuerdo de conciliación por valor de 60 millones de euros en 2014 por sus malas prácticas en esta materia.
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En junio de 2018, tras meses de indagar en las cuentas parisinas para juzgar el valor real de sus contratos de patrocinio, la cámara de instrucción del ICFC archivó el caso "sin más trámite". Sin embargo, unas semanas más tarde, la sala de sentencias se desentendió de la investigación ordenando un "reexamen" del caso del PSG. Al final, el TAS cerró esta carpeta al considerar que se habían superado los plazos.
Problemas de vestuario
Un problema más en un club que ahora mismo también trata de solucionar los problemas de sus estrellas dentro y fuera del vestuario. En el Parque de los Príncipes se las prometían felices cuando en mayo consiguieron lo que parecía imposible: la renovación de Kylian Mbappé. Evitar que el delantero francés se fuera al Real Madrid se celebró como una victoria, pero la sintonía con el jugador se ha vuelto a torcer.
Han bastado dos jornadas -una en realidad, ya que Mbappé se perdió la primera- para que surjan las primeras tensiones. Y es que la dimensión que se ha querido dar a la figura de Kylian por su nuevo contrato no ha sentado bien en el vestuario. Unos no lo aceptan y él siente que no se está cumpliendo con lo que le prometieron.
El pasado fin de semana, en la victoria del PSG contra el Montpellier (5-2), estalló todo. Primero fueron los malos gestos de Mbappé hacia sus compañeros y luego su enfado después de que Neymar no le dejara tirar el segundo penalti del partido. Kylian falló antes otro. El brasileño, horas después, dio like a dos publicaciones en Twitter que señalaban al francés por el poder que le ha otorgado el club.