Con la resaca de la eliminación de España de la Eurocopa y la posterior victoria de Inglaterra todavía recientes, el fútbol femenino ha vuelto a ser protagonista en nuestro país. Y de nuevo por una situación que está siendo muy poco agradable. Lo que debería ser una fiesta para el impulso del deporte está siendo un absoluto y completo caos.
Se trata del estreno de la primera liga profesional de fútbol femenino, condición que estrena este curso la Primera División. Sin embargo, ahora mismo es un terreno de batalla entre diferentes entes y organismos que luchan por hacerse con el control de una competición que amenaza con sufrir un bloqueo total antes de su arranque.
El balón debería empezar a rodar el fin de semana del 10 y el 11 de septiembre. Sin embargo, resta poco más de un mes para esa fecha y hay muchos asuntos que todavía no están resueltos y que son indispensables para que la competición pueda ver la luz. El campeonato deberá prolongarse durante 30 jornadas y finalizar entre el 20 y el 21 de mayo.
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Guerra LPFF - RFEF
El fútbol femenino en España está marcado en estos momentos por una gran guerra que tiene paralizada la celebración de la que debería ser la primera edición del campeonato como profesional. El Consejo Superior de Deportes apoyó e impulsó esta medida que se terminó de hacer realidad en el año 2020. Sin embargo, desde entonces han sido muchas las trabas que han ido apareciendo por el camino.
El primero de los cambios fundamentales era que, al dejar de ser un evento amateur, este dejaba de estar bajo el control de la Real Federación Española de Fútbol. Es decir, de Luis Rubiales. Sin embargo, esto también ha creado una especie de vacío de poder y de desgobierno ya que se debía firmar un convenio en el que se debían regular los puntos que ahora mismo generan enfrentamientos. Estos van desde los calendarios hasta el control de ascensos y descensos.
En caso de no haber acuerdo, quien debía poner paz y orden tendría que ser el Consejo Superior de Deportes. El debate entre los clubes generó un año de retrasos y discrepancias a la hora de crear los nuevos estatutos. Y en ese tiempo se creó la Liga Profesional de Fútbol Femenino, la institución que actuaría de patronal para poder organizar la nueva competición.
Al frente de esta nueva organización se sitúa Beatriz Álvarez, una exjugadora profesional que se pasó a los banquillos y después a la política para ser Directora General de Deportes de Asturias. Desde ahí decidió dar el salto a la presidencia de esta nueva patronal que pretendía ponerse al frente de la Primera y la Segunda División del fútbol femenino. Sin embargo, su llegada no estuvo exenta de polémica.
La suya fue la única candidatura que consiguió los avales necesarios de los 16 equipos que formaban la Primera División para llevar hacia delante su programa. El problema es que esta LPFF, que pretende hacerse con el control de la competición, en realidad nace de la herencia de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino. Esta organización siempre estuvo bajo la lupa por las buenas relaciones que mantenía con LaLiga y en especial con su presidente, Javier Tebas.
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Era este hecho principalmente el que más suspicacias había generado, ya que suponía llevar al fútbol femenino la guerra permanente que siempre han tenido Tebas y Luis Rubiales. El choque de intereses de los dos grandes protagonistas del fútbol español amenaza con extender su sombra también al balompié femenino.
Un bloqueo general
Este difícil ecosistema gubernamental que rige ahora mismo el fútbol femenino hace que la LPFF y la RFEF tengan que llegar a acuerdos constantes para poder avanzar. Y si no llegan a un punto en común, es el Consejo Superior de Deportes quien debe ejercer de elemento decisivo para encontrar una solución. De momento, esta situación ya ha provocado, por ejemplo, que haya dos sorteos del calendario paralizados.
Ese desenlace se ha producido, precisamente, porque RFEF y LPFF no han llegado a un acuerdo sobre quién tiene que realizar el sorteo del calendario. Primero fue la nueva patronal quien convocó el suyo el pasado 26 de julio en la sede del CSD. Sin embargo, cuando Luis Rubiales se enteró de esto, decidió ponerse en contacto con Beatriz Álvarez para detuviera este proceso. Y por si fuera poco, convocó su propio sorteo de calendario para un día más tarde en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. El Consejo Superior de Deportes, ante este caos, se vio obligado a poner freno a ambos sorteos.
Ahora, es el ente deportivo estatal quien tendrá que tomar una decisión al respecto sobre lo sucedido. Sin embargo, tendrá que ser cuanto antes ya que queda poco más de un mes para que en teoría arranque la temporada y es necesario poner en marcha otras cuestiones como la comercialización de los derechos televisivos de la competición. Y eso, para una competición que pretende ser una de las mejores de Europa, supone un atraso considerable.
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Consideran que, a poco más de un mes de que arranque la temporada, no pueden obligar a todos los equipos a reestructurar todas sus plantillas de forma apresurada. Antes, al ser una competición amateur, no había limitación. Una situación un tanto contradictoria ya que cuando dependía de la RFEF no había límite y ahora el estamento de Luis Rubiales defiende que debe establecerse el tope en dos.
Muchos equipos de la Primera División llegan a tener hasta una decena de jugadoras en esta condición y reclaman que es necesario mantener un alto cupo de extracomunitarias para sostener el nivel de las plantillas. Además, consideran que es una buena manera de aumentar el número de licencias con las que cuenta el fútbol femenino si hay una liga atractiva y competitiva. Una cantidad que, por otro lado, crece año a año.
El calendario y el límite de extracomunitarias no son los únicos problemas por resolver. También lo son, por ejemplo, el coste de los arbitrajes o la normativa de ascensos y descensos. En el primero, existe una sustancial diferencia también entre el criterio de la RFEF y de la LPFF. Mientras la Federación fija la cantidad en los 21.000 euros por encuentro, el estamento de Beatriz Álvarez considera que es una cifra excesiva teniendo en cuenta que el curso pasado se pagaban 2.000 euros por choque. Sin embargo, el estamento arbitral depende directamente de la RFEF. Así se encuentra la liga profesional de fútbol femenino, pendiente de un milagro para su desbloqueo general.
"Rectificación requerida por D. Javier Tebas Medrano sobre el artículo 'La Liga de fútbol femenina profesional explota antes de empezar: bloqueada por otra guerra de poder'.
En relación con lo indicado en el citado artículo, publicado el día 4 de agosto del 2022 en este medio, y cuya autoría corresponde a D. Borja Sánchez, D. Javier Tebas Medrano manifiesta que, ni personalmente, ni en su condición de Presidente de LaLiga, tiene responsabilidad alguna en los problemas organizativos de los campeonatos que competen a La Liga de Fútbol Femenina profesional (LPFF). Asimismo, las insinuaciones relativas a supuestas injerencias por mi parte resultan completamente infundadas.
Finalmente, resulta preceptivo indicar que la LPFF es una institución con personalidad propia, independiente y plenamente capaz de tomar sus propias decisiones de forma autónoma".