El Real Madrid se proclamó campeón de La Liga tras golear al Espanyol. Un alirón que le permitió, al menos en un primer momento, asegurarse el pasillo en el Wanda Metropolitano. Sin embargo, lo que parecía un gesto esperable se ha convertido en tema de polémica. La afición del Atlético se niega tajantemente a ver ese detalle de deportividad y desde la plantilla se esperan órdenes del club para no entrar en conflicto con la masa social colchonera.
El Atlético de Madrid no se ha pronunciado todavía sobre el título merengue. De hecho, es uno de los dos clubes de La Liga que no ha enviado ningún mensaje público al Real Madrid tras proclamarse campeón. Un ambiente que sirve para contextualizar su negativa al pasillo. Los aficionados no quieren. Y, según ha advertido un peso pesado del vestuario rojiblanco como Giménez, respetan "mucho" a su hinchada como para llevarles la contraria con varios partidos aún por disputar.
Esta, en caso de que la plantilla acabe rechazando hacer el pasillo, no será la primera ni la última vez que cumplen las peticiones de sus aficionados. Ya durante el año pasado, cuando nació oficialmente la Superliga Europea, se llevaron a cabo encuentros entre plantilla y grupos ultras como el Frente Atlético para reforzar la negativa al proyecto y aumentar la presión sobre la directiva.
Una relación entre grada y club que en muchas ocasiones beneficia al equipo, pero que en otras ha dado excesiva libertad a los aficionados. El hecho más reciente se vio en la eliminatoria de Champions League ante el Manchester City en la que varios radicales rojiblancos provocaron una sanción por mostrar simbología nazi. El Atlético, lejos de atajar el problema y desprenderse de sus ultras, pidió la cautelar al TAS para suspender el castigo en la vuelta de cuartos de final. Les dieron la razón, pero también supuso un triunfo para tal facción de la afición.
Presión por el pasillo
La posición actual en el Atlético de Madrid es que no se realizará el pasillo al Real Madrid. Así lo ha dejado entrever José María Giménez, uno de los pesos pesados del vestuario rojiblanco. Preguntado sobre si tendrían ese gesto, el uruguayo fue tajante: "Felicitar al Madrid por el título. Realmente se lo merecen, pero nosotros respetamos mucho a nuestra afición". Las palabras del central dieron todo el poder a la hinchada.
Por el contrario, mucho más cauteloso fue Jan Oblak. El guardameta es otro de los grandes respetados en el Atlético de Madrid. Y no solo entre los jugadores, sino también en una grada que tiene muy bien marcados quiénes son los líderes del equipo. Oblak, a diferencia de Giménez, le dio el poder de decisión al club y no a los aficionados. Según él, "el club decidirá" y ellos harán "lo necesario". Pese a rechazar los pasillos a favor y en contra, Oblak cedió la decisión a la cúpula.
Todavía falta por pronunciarse Diego Pablo Simeone. El entrenador será quien tenga la última palabra en lo que respecta a la plantilla. Y si el club está decidido a realizar el pasillo, será fundamental que el técnico venda esa versión de la mejor manera posible al público. Sus palabras llegarán próximamente y habrá que ver si opta por la vía de Giménez, por la de Oblak o por una propia.
Lo que es un hecho es que la afición no está de acuerdo con realizar el pasillo. Es más, no se descartaría alguna campaña de los hinchas antes del partido. Por ejemplo, entrar más tarde al estadio o cambiar el foco de atención en el momento del pasillo. Todo queda en el aire a la espera de que el Atlético confirme su gesto.
Tras la rumorología, fuentes de la entidad rojiblanca han indicado a Efe que no habrá pasillo. "Bajo ningún concepto el Atlético de Madrid va a colaborar en este intento de escarnio", han llegado a deslizar desde el conjunto rojiblanco en relación al pasillo al Real Madrid.
El conflicto Superliga
El poder de la afición suele ser clave en el mundo del fútbol. En las últimas etapas, con un mercado cada vez más grande y donde el peso económico determina cómo tomar las decisiones, puede que esa relevancia haya caído. Sin embargo, en el caso del Atlético de Madrid se ha mantenido con cierta estabilidad. La masa social sigue siendo fundamental y el hecho de no haber acabado con los grupos ultras ha reforzado ese vínculo entre grada y vestuario.
El caso del pasillo es incluso baladí con respecto a otras ocasiones. Concretamente a la de hace un año, cuando el grupo radical se reunió con la plantilla del Atlético de Madrid para imponer su rechazo a la Superliga. El cuadro rojiblanco fue uno de los 12 clubes fundadores. Y, tal y como publicaron EL ESPAÑÓL y EL BERNABÉU, sigue como uno de los creadores de la nueva competición. Pese a ello, Cerezo sacó a la entidad del proyecto con un comunicado y mucha presión detrás.
Simeone, en aquella ocasión, se mostró muy cauto hasta esperar la decisión de la directiva. Y, por ahora, sigue esa misma estrategia. En apenas unos días se comprobará si el peso de la cúpula es mayor que el de una afición que ha dejado clara su negativa a realizar el pasillo al Real Madrid como campeón de La Liga. El club, de momento, no está por la labor de realizarlo.
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