El mundo del fútbol ha perdido a una de las personas que lo cambió. Mino Raiola (Nocera Inferiore, Italia; 1967) ha fallecido después de luchar en los últimos meses contra una grave enfermedad pulmonar. El representante que salió con un año de Nápoles para crecer en Países Bajos y pasar de trabajar junto a su familia en una pizzería a convertirse en el representante más famoso del planeta moría en el centro sanitario San Raffaele, Milán. Lo hizo después de desmentir esta misma semana su propio fallecimiento que anunciaron medios italianos.
El hombre que acudía a negociar los contratos más importantes del fútbol en chándal, el agente que plantó cara a algunas federaciones por sus normas de transferencia, una máquina de amasar dinero mientras era capaz de pedir la misma cantidad de sushi que podría consumir una familia entera; ese era Mino Raiola. Los miles de millones que movió el italiano durante una carrera que le llevó por toda Europa durante 40 años marcaron un antes y un después en este deporte.
Tras poner en el mapa a entrenadores como Zdenek Zeman y futbolistas como Frank Rijkaard, Dennis Bergkamp, Pavel Nedved, Zlatan Ibrahimovic, Maxwell, Mario Balotelli y Marco Verratti, en los últimos años había cogido aún más relevancia con Erling Haaland, Romelu Lukaku, uno de los pocos que le dejó, Matthijs de Ligt, Gianluigi Donnarumma o Ryan Gravenberch. Su guerra con la FIFA, la organización a la que califica como mafia, por las comisiones fue su última batalla pública.
Pocos jugadores...
El pizzero labró su carácter pegándose primero con el humilde club de la ciudad de Haarlem y con la agencia de representación Intermezzo. Tras estudiar derecho y aprender idiomas, se enfrentó a la Asociación de Fútbol de Países Bajos por la ley que hacía que los futbolistas debían tasarse por parámetros como la edad y sus estadísticas. A partir de ahí se independizó y, tras tratar con jugadores de menor entidad, se lanzó a por los peces gordos.
Su amistad con el incombustible Zeman le permitió hacer sus primeros grandes negocios. Llevó a Bergkamp del Ajax al Inter en 1993. Pero el traspaso que le llevó a otro nivel fue el de Nedved de la Lazio a la Juventus. El checo se convertiría poco tiempo después en Balón de Oro. Estos dos traspasos marcarían su vida ya que siempre se caracterizó por trabajar muy bien entre Países Bajos e Italia.
Eso sí, siempre ha trabajado con muy pocos nombres. Se alejaba de las multinacionales que han creado Jonathan Barnett o Jorge Mendes, él quería ser quien negociase por sus jugadores personalmente. Era capaz de llegar al Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco en pantalón corto y camiseta para negociar con Luciano Moggi y de presentarse de la misma guisa en el Santiago Bernabéu para subastar a Paul Pogba.
Así conseguía poner a sus futbolistas carismáticos en el foco de muchos equipos. Si por algo se caracteriza Zlatan es por haber pasado por las ligas más grandes de Europa y cruzar el charco a Estados Unidos. Fue capaz de que volviera desde allí, cuando lo habitual es que este sea el último movimiento de la carrera de un futbolista. Esto le ha permitido a Raiola amasar una gran fortuna con la que también gestó su reputación.
... mucho movimiento
Una de sus últimas apariciones públicas ocurrió durante 2021, cuando comenzó una gira junto al padre de Haaland por España e Inglaterra. En el mismo día pasó por Barcelona, donde siempre presumió de una gran relación con Joan Laporta, y Madrid, con reuniones con los dos equipos más importantes de cada ciudad. Este era el gran verano que se esperaba para su último movimiento de piezas donde también prometía una gran comisión.
Cabe recordar que con la salida de Pogba de la Juventus al Manchester United, Der Spiegel informó que se embolsó 48 millones de euros en comisiones. Esta cifra superaba con creces la increíble cantidad que ingresó por llevar a Ibrahimovic al FC Barcelona: 11,5 millones de euros. Ha sido un as del mercado de fichajes y es indudable cuando convencía a los clubes para conseguir que le pagasen esas millonadas por llevar a su jugador al equipo interesado.
Al frente de su agencia de representación quedará Rafaela Pimienta, la abogada que estaba llevando todas las negociaciones que tenía abiertas Raiola durante este período en el que luchaba contra una larga enfermedad. Un problema de salud que se ha llevado por delante la vida de uno de los representantes que cambió la historia del fútbol, ya fuera para bien o para mal según algunos presidentes de clubes. Es más, estos no quisieron nunca negociar con él por sus peculiares formas.
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