La ambición de Christian Eriksen por llegar a jugar el Mundial de fútbol 2022 es encomiable, pero no deja de ser arriesgada. Después haber visto cara a cara a la muerte hace solo siete meses y tener el ejemplo popular de la retirada de 'Kun' Agüero, quiere seguir en la élite del fútbol. Tras unos meses entrenando entre Dinamarca y Países Bajos, ha fichado por el Brentford inglés. Unas ganas irrefrenables de sentirse futbolista que recuerdan a las de Raphael Dwamena.
Eriksen estuvo muerto durante cinco minutos por parada cardiaca y fibrilación ventricular. Han pasado siete meses. Al jugador se le implantó un desfibrilador cardioversor implantable (DAI), cuestión que provocó la rescisión de contrato con el Inter de Milán porque en Italia no se admiten estos dispositivos para jugar al fútbol. Pero sí lo puede hacer en otras partes del mundo. En España Raphael podía hacerlo cuando jugaba en el Real Zaragoza.
Dwamena no sufrió esa escena que sucedió sobre el Parken de Copenhague, pero también tuvo que ser intervenido para recibir el mismo implante que Christian. En su caso, tras la intervención en 2020, los médicos no recomendaron su regreso a la práctica del fútbol. El ghanés, que estaba cedido por el Levante, terminó su vinculación con los dos equipos y se marchó precisamente a Dinamarca a intentar jugar. La normativa del país también se lo impidió, pero no fue así en Austria.
Los problemas de Raphael ya venían de hace tiempo. Se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Levante, pero unos años antes el Brighton & Hove Albion, club de Inglaterra, se retiró de la puja por él después de no superar sus exámenes médicos por los problemas cardíacos. El pasado 27 de octubre de 2021, ya con el DAI implantado, durante el partido entre el Blau-Weiss Linz y el TSV Hartberg, se desplomó.
El DAI le salvó
El futbolista cayó en el minuto 23 al lado de los banquillos mientras gritaba. "Su desfibrilador se activó y los médicos pudieron estabilizarle rápidamente", explicaba el entrenador del Linz, Stefan Reiter, tras el encuentro que fue suspendido inmediatamente. Dwamena estaba consciente mientras le trasladaban al hospital. El episodio vivido en la Eurocopa con Eriksen vino a la cabeza de todos los presentes en el estadio.
Tino Wawra, director deportivo de la entidad, volvía a poner en duda si debe seguir jugando profesionalmente después de confirmar que estaba en perfectas condiciones tras el susto. "Después de lo que ha sucedido, Raphael tendrá que valorar seriamente su futuro como jugador. Él ya se ha dado cuenta de todo esto", remarcaba el responsable. El jugador no ha vuelto a jugar desde ese día y lo normal es que no lo vaya a hacer.
Si tuvo que marcharse de España para continuar jugando es porque el doctor Antonio Asso, que dirigió su operación para implantar el DAI, le recomendó tanto a los médicos del Real Zaragoza, como a los del Levante, como al propio Dwamena que no volviera a jugar. Los médicos en el caso Eriksen tuvieron un enfoque similar, pero la legislación laxa de países como Inglaterra o España lo permite. También podría haberlo hecho en Países Bajos, donde estuvo probando.
Así funciona el DAI
No hay que confundir este dispositivo con un marcapasos. El doctor Juan Carlos González explicó a EL ESPAÑOL tras lo sucedido con Eriksen que el DAI tiene función de marcapasos (suple nuestro propio sistema eléctrico si no funciona) pero además, detecta si el corazón va más rápido (sufre taquicardia o arritmia rápida) y pueden llegar a producir muerte súbita. En ese momento puede detectarla y enviar estímulo para que acabe.
El desfibrilador se encarga de controlar el ritmo cardiaco y detectar una arritmia maligna. Cuando la percibe actúa automáticamente. Lo puede hacer de dos maneras: con una estimulación que aumente el ritmo con el que se ataje la arritmia, o en un caso más grave y extremo con una descarga eléctrica. Esta variante necesita de una visita posterior al médico, como le sucedió a Dwamena durante el partido en Austria. Eriksen vuelve al fútbol, pero no lo hace solo ya que este será su gran aliado.
A pesar de que los médicos le han augurado una larga carrera a Christian Eriksen y de que ha encontrado una liga que es permisiva con la utilización del DAI, pensar en una segunda tragedia es inevitable. El miedo a volver a revivir aquello o a presenciar de nuevo una muerte súbita en un partido o en un entrenamiento es real, como ya le sucedió a otros futbolistas. El ejemplo de Dwamena seguro que habrá aparecido varias veces en el entorno del danés. Ojalá no tenga que pasar ese mismo susto.
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