No son días especialmente fáciles en Barcelona. El equipo tampoco despega con Xavi Hernández como demostró el empate ante Osasuna y muchos se acuerdan ahora de Ronald Koeman dándose cuenta de que el técnico holandés no era un problema. Sin embargo, Joan Laporta y toda su junta directiva tenían la necesidad de quitárselo de encima cuanto antes para ceder la dirección del club al clamor popular.
Ahora, con el entrenador catalán, la situación es igual de dramática o incluso de lo que lo era con el neerlandés. El Barça ya está oficialmente fuera de la Champions y tendrá que intentar pelear por un éxito en la Europa League, algo que no sucedía desde hace casi dos décadas. La derrota contra el Bayern de Múnich empezaba a abrir una semana que está siendo desastrosa.
Tras la debacle en Alemania llegaba la visita a El Sadar y allí se ha producido la explosión definitiva de Xavi. El Barça perdió dos puntos en los minutos finales y el técnico quedó muy disgustado con la imagen de su equipo y de algunos jugadores a los que consideraba intocables y que ahora mismo son una sombra de lo que fueron.
Por ello, tras el 2-2 en el Reino de Navarra, Xavi dejó una importante bronca a sus jugadores con la que intentar despertarles, aunque ya era demasiado tarde porque los puntos, que le hacen falta como el comer al equipo, ya habían volado. A 18 del Real Madrid y fuera de cualquier competición europea cuando estamos a mediados de diciembre y cuando ya se ha disputado casi una vuelta de La Liga.
La bronca de Xavi
Xavi dejó un mensaje contundente: "Menos mal que les tenemos a ellos". Dijo el entrenador del vestuario señalando a jugadores como Gavi, Nico o Abde, quienes están dando la cara por encima de jugadores mucho más veteranos. De momento, el técnico no ha mostrado la ira contra los capitanes Busquets, Jordi Alba o Gerard Piqué, pero sí contra otros jugadores con galones del vestuario y que le han decepcionado completamente.
Uno de esos jugadores, que ya falló de manera estrepitosa ante el Bayern, fue Marc-André Ter Stegen. El portero del Barça está en un nivel de forma bajísimo, muy lejos de lo que demostró en sus mejores momentos en el Camp Nou, cuando era uno de los mejores del mundo. El portero que mejor encajaba en la filosofía azulgrana ahora ya no da la talla. Ni su juego con los pies, ni sus reflejos ni ninguna de sus virtudes destacan ahora y se ha convertido en un guardameta vulnerable al que cualquier disparo le genera un problema.
En una situación parecida se encuentra Frenkie de Jong. El llamado a ser el líder del centro del campo del Barça cuando Busquets decida echarse a un lado está a años luz de su mejor nivel. Ni tiene presencia en ataque ni rinde en defensa. Tampoco marca la diferencia en la salida de balón, en la elaboración del fútbol ofensivo ni en las conducciones. Ninguna de sus puntos fuertes brillan y además está demostrando una falta de actitud constante.
Xavi está cargando toda la responsabilidad sobre los jóvenes y está señalando a las vacas sagradas de un vestuario que quisieron dejar a Koeman como el malo, pero a los que ahora están desenmascarando. Sus casos se unen a los de jugadores como Dest, Coutinho o Luuk de Jong en una plantilla que ni da el nivel ni parece con intención de intentarlo.
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